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Cuba en pantalla

Daisy Granados en «Las profecías de Amanda».

Daisy Granados en «Las profecías de Amanda».
Recuerdo mi aprensión de chiquillo cuando volamos, en un viejo cuatrimotor de LACSA, sobre Cuba. Con los años supimos que a los desgarradores conflictos internos se añadió la geopolítica de guerra fría, que nos arrebató una enorme riqueza cultural, atisbada en Costa Rica mediante aislados y tímidos contactos.
Enhorabuena que el otrora impensable consulado cubano en San José ya nos vincula diplomáticamente con ese país. Y con alegría recibimos estos días su generosa jornada cultural: conferencias; música, danza, plástica; y hasta comida criolla. ¡Qué rico! Y por supuesto, cine. Ese que, grosso modo, ha sido el más consistente de América Latina durante las últimas cuatro décadas.
El lunes 21 se inauguró el ciclo en la Sala Garbo, atestada de público. Allí, María Lourdes Cortés subrayó la importancia de esta filmografía vista a pedacitos en nuestro país, con obras como «El retrato de Teresa» de Pastor Vega. Éste último, invitado especial, elogió la tradición alternativa de la Garbo y la de cineastas nacionales como Óscar Castillo. Veterano de mil batallas, Pastor ha combinado los cargos con las realizaciones. Fue grato verlo allí, junto a su esposa Daisy Granados, luego de varios esfuerzos por traerlos a Costa Rica.
Los espectadores disfrutaron de «Las profecías de Amanda»; Daisy hace un formidable tour de force en ese alegre e inocente relato sobre una mujer diferente e incomprendida, con facultades de clarividencia y premonición, y sueños infantiles de artista. Como bien señaló el filósofo Arnoldo Mora, los cubanos, casi sin dinero, saben sacarle partido a sus pocos recursos, como la capacidad de los intérpretes.
Ya a la experta Daisy la habíamos visto recoger, con su señorío habitual, la India Catalina como Mejor Actriz en el Festival de Cartagena. Desde 1963, el cine, el teatro y la comedia musical se han nutrido de su enérgico y versátil talento.
Ella también protagoniza «Plaf: Demasiado miedo a la vida», de Juan Carlos Tabío (autor, asimismo, de «Lista de espera», en cartelera), y «Cecilia», la hermosa película sobre los esclavos, realizada por el esmerado creador Humberto Solás (capaz de adaptar, incluso, el barroco «El recurso del método» de Alejo Carpentier). De éste, el festival muestra «Miel para Oshun», que se enfrenta a temas álgidos de la diáspora cubana.
También actúa en «Un paraíso bajo las estrellas», de Gerardo Chijona, diversión sobre los artistas y sus enredos. Y exhibe una mordaz comedia de costumbres, «Hacerse el sueco», de Daniel Díaz Torres, ganadora en el Festival de La Habana del Premio del Público. En ésta  el adusto Enrique Molina hace con acierto el papel de un policía intolerante y gruñón, aunque en la vida real lo conocemos como un tipo humilde y simpático. Tan buena como «La estrategia del caracol»  del colombiano Sergio Cabrera.

  • Gabriel González Vega 
  • Cultura
Cold War
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