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Los cambios políticos en América del Sur, las relaciones con Centroamérica y el nuevo enfoque en los vínculos con Nicaragua, fueron los temas tratados en una entrevista con el canciller Roberto Tovar.
Sin perder nuestra identidad y objetivos estamos empeñados en consolidar una relación con Centroamérica unida, dijo el canciller Roberto Tovar.
«Teníamos dos caminos para resolver nuestros diferendos con Nicaragua: el de los enfrentamientos o el de la armonía, afirmó a UNIVERSIDAD el canciller Roberto Tovar, al analizar las perspectivas de las relaciones con ese país.
En una entrevista con la prensa extranjera en San José, el canciller además descartó la posibilidad de que los cambios políticos en América del Sur, en particular la reciente elección de Luis Ignácio Lula da Silva como presidente de Brasil, signifique una división de América Latina en dos bloques, separados en torno a su
punto de vista sobre la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Lula no escondió, en campaña, su punto de vista crítico en torno al ALCA, lo que podría favorecer la creación de un bloque centroamericano y caribeño, integrado al mercado común de Norteamérica mediante la negociación de tratados de libre comercio con Estados Unidos, México y Canadá, y una América del Sur que mantendría una posición más distante de ese proceso.
El canciller no lo percibe así. «Uno de los anuncios más importantes en Brasil es el de que sí quieren participar en el ALCA», afirmó. Eso no está en contradicción con el fortalecimiento de las subregiones, como el Mercosur, por ejemplo, integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
«No esperamos muchos cambios en la política exterior brasileña, y la situación económica impondrá un manejo muy cuidadoso, mediante alianzas con el sector privado, para tratar de resolver los problemas del país», añadió.
Tovar destacó también el interés de Colombia en participar en el Plan Puebla-Panamá,una iniciativa que pretende integrar los estados del sur de México con los países centroamericanos. Esa participación permitiría también vincular los países de la región con América del Sur.
CON NICARAGUA
Pocos días antes de abandonar el cargo, su antecesor en la cancillería, Roberto Rojas, había recomendado al presidente Miguel Angel Rodríguez llevar el caso de la navegación en el río San Juan a la Corte Internacional de la Haya. Rodríguez había anunciado, después de diversos intentos para solucionar el conflicto, que lo dejaría resuelto antes de dejar el cargo. Pero intervino el entonces presidente electo, Abel Pacheco, para pedirle que no tomara ninguna medida en torno al caso. Ya era evidente un cambio de estrategia para manejar las relaciones con Nicaragua, siempre complejas, como solo lo pueden ser las relaciones con países vecinos.
El paso tiene sus riesgos, pues nada asegura que, por esa nueva vía, se puedan resolver todas las diferencias entre ambos países.
La más irritante, de mayor repercusión en la opinión pública, es la que separa a ambos sobre el derecho de libre tránsito de los policías armados costarricenses por el San Juan.
Un problema aparentemente menor oculta, en realidad, algo más profundo, relacionado con la soberanía que ningún país está dispuesto a minimizar.
«Presentar un juicio en La Haya, teniendo alternativas para resolver el conflicto, no era recomendable», aseveró Tovar. Desde su punto de vista, las relaciones podrían haberse roto, y con ello se afectarían las exportaciones que por unos $250 millones anuales hace Costa Rica a Nicaragua, así como las próximas negociaciones de un tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos, a las que el gobierno atribuye la máxima importancia.
«Por convicción y por necesidad queremos ser parte de Centroamérica; el mundo ya no negocia con cada país centroamericano por separado. Sin perder nuestra identidad y objetivos estamos empeñados en consolidar esta relación con Centroamérica», aseguró.
«Motivados por la necesidad de trabajar juntos, ambos gobiernos llegaron a la conclusión de que era necesario un arreglo», añadió. El cambio de gobierno en Nicaragua, con la salida de Arnoldo Alemán, facilitó las cosas, lo que vino a complementarse con el relevo en Costa Rica, en mayo pasado.
En la cumbre centroamericana realizada en octubre pasado en Costa Rica, los dos países firmaron un documento de entendimiento. «Ahí se señaló que ninguno pierde derechos; el objetivo es darnos tiempo para trabajar juntos», explicó el canciller.
Añadió que solo hay dos diferencias: si los policías pueden transitar armados; y si el turismo está incluido en la frase sobre los derechos de comercio que mencionan los tratados de límites con Nicaragua.
Para poner el conflicto de la navegación de los policías armados por el río en la nueva dimensión que le atribuye la cancillería, Tovar afirmó que se trata de seis policías, instalados en tres puestos fronterizos.
«El punto central de nuestras relaciones con Nicaragua es fortalecerlas y mejorarlas», enfatizó.
La cancillería atribuye particular importancia a la creación de un fondo de desarrollo fronterizo que permitiría financiar proyectos de integración en la región limítrofe. Tovar aseguró que España podría financiar parte de esos proyectos, lo mismo que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Además, se inició este mes la negociación de un tratado de límites marítimos con Nicaragua, bastante complejo.
El otro tema permanente de la agenda entre ambos es el de las migraciones. A cambio de no cobrar la visa para el ingreso de nicaragüenses al país, Nicaragua tampoco cobraría por servicios migratorios a los costarricenses y se podría suspender el cobro a los turistas que empresas nacionales llevan por el río San Juan.
Tovar insistió en que el no cobro de visas tampoco significa un cambio de política migratoria, ni que se suspenda la necesidad de visa para que los nicaragüenses puedan entrar al país. La visa se seguirá exigiendo, aunque no se cobre por otorgarla.
PARLACEN Y CARIBE
Este cambio en el tratamiento de las relaciones con el vecino del norte y el mayor énfasis en el acercamiento a Centroamérica se manifiesta también en la visión sobre el Parlamento Centroamericano.
Pacheco visitó la sede del Parlacen en septiembre y propuso una serie de condiciones para una eventual integración de Costa Rica a ese organismo. El mes pasado el canciller asistió al cambio de directiva del Parlacen y volvió a insistir en el interés de Costa Rica en ese organismo y en la necesidad de introducirle modificaciones.
«Hay empeño de Costa Rica de estar en el Parlacen y en la Corte Centroamericana de Justicia, siempre y cuando se den los cambios necesarios para que el país se sienta a gusto», afirmó. Esos cambios están relacionados con su forma de funcionamiento y los gastos que representa.
Pero Tovar aseguró que las demandas costarricenses «no son radicales», sino que se pueden discutir. «Les propuse crear una comisión para reformar el convenio constitutivo. No se ha avanzado en la propuesta de reformas hechas por el presidente Pacheco, pero creo que, a raíz de mi visita, se va a crear una instancia para negociar». Estando en su sede, en Guatemala, «se ve que es una institución muy importante para la integración Centroamericana,» agregó.
La cancillería está también interesada en ampliar sus relaciones con el Caribe y está prevista una reunión, este mes, para establecer una agenda común con esos países.
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