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El camino del TLC va cuesta arriba

El inicio de negociaciones para alcanzar un Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y Estados Unidos, genera gran polémica entre sectores productivos y grupos ciudadanos. El camino para lograr su aprobación va cuesta arriba y estará lleno de oposición. A continuación se ofrecen algunos criterios sobre el tema.

El inicio de negociaciones para alcanzar un Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y Estados Unidos, genera gran polémica entre sectores productivos y grupos ciudadanos. El camino para lograr su aprobación va cuesta arriba y estará lleno de oposición. A continuación se ofrecen algunos criterios sobre el tema.
Los tratados de libre comercio son para los países pobres una ficción de desarrollo comercial.

Si el Tratado de Libre Comercio (TLC) que Centroamérica negocia con Estados Unidos se hace dentro del esquema seguido hasta ahora, el futuro  económico para los productores costarricenses no pinta nada halagüeño, aseguró a este Semanario Ronald Solís, directivo de la Cámara de Exportadores de Exportadores de Costa Rica(CADEXCO).
Solís -quien además es productor agrícola- dijo estar de acuerdo con que se negocie este tratado, siempre y cuando se haga bien, pues de lo contrario sería muy perjudicial para la economía nacional, en especial para los pequeños y medianos sectores productivos.

Por otro lado, durante la mesa redonda «Implicaciones del TLC con Estados Unidos para el sector agrícola de Costa Rica» celebrada el pasado 4 de febrero en la Universidad de Costa Rica (UCR), el ministro de Comercio Exterior -Alberto Trejos- se comprometió a defender los intereses nacionales y a que haya transparencia en las negociaciones.
Pese a esta promesa de Trejos, el exmandatario Rodrigo Carazo Odio -participante en el debate- fustigó el «secretismo» con que se maneja la información  relacionada con esas negociaciones.
El diputado del Partido Acción Ciudadana (PAC) y además agricultor, Gerardo Vargas, sostuvo por su lado que no hay condiciones para que se materialice el TLC con Estados Unidos.
La mesa redonda fue organizada por la Escuela de Agronomía, en donde también participó como panelista Walter Ruiz -viceministro de Agricultura y Ganadería-; moderó el debate Luis Felipe Arauz, director de la unidad académica organizadora.
Con más peros que esperanzas positivas entre diversos sectores, arrancó a finales de enero pasado la discusión de un eventual acuerdo comercial entre Costa Rica y Estados Unidos. El pesimismo se convierte en una carga inevitable ante lo que parece una irremediable obligación de negociar, a sabiendas de que se va a salir como perdedor.
Son numerosas las voces que han salido a expresar su desacuerdo por este tratado. Una de ellas es la del Sindicato de Empleados de la UCR (SINDEU), el cual en una carta con fecha del pasado 5 de febrero, así se lo hizo ver al presidente Abel Pacheco.
Dicho sindicato se opone al desmantelamiento del sector productivo nacional y a la eventual venta de los activos del Estado.

SÍ PERO…NO

Si bien considera que es necesario negociar un TLC con Estados Unidos, el directivo de la CADEXCO -Ronald Solís- no está del todo convencido de ello y por eso expuso algunas de sus dudas.
«Estamos acogidos a la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, que es un programa unilateral: Estados Unidos nos da una serie de ventajas comerciales sin exigir nada a cambio. Aun así, la balanza comercial entre ambos países es desfavorable para Costa Rica, es decir, importamos más de lo que vendemos», recordó.
Sumado a esto -dijo- alrededor del 60% de las exportaciones costarricenses que van a ese país son de compañías estadounidenses instaladas en nuestro territorio.
A Solís también le preocupa el hecho de que «nos han puesto bajo una lógica de negociar producto contra producto. Costa Rica no puede competir con los productores de Estados Unidos, ya que ellos tienen enormes subsidios y los nuestros no. El año pasado los otorgados al sector agrícola estadounidense sumaron $180.000 millones».
Ellos disfrutan además de otros tipos de protección, como los aranceles, las cuotas de importación y la compra de excedentes por parte del gobierno para donaciones, puntualizó.
Al referirse a las etapas de desgravación arancelaria que pudieran acordarse en el tratado, calificó la eventual medida como de «mentirillas», y puso como ejemplo el caso de México, en donde después de ocho años de TLC con Estados Unidos y Canadá, han pedido una suspensión del acuerdo por tres años, debido a la crítica situación en que se encuentra el sector productivo de esa nación.
Una visión más pesimista tiene el diputado del PAC -Gerardo Vargas-, quien alegó que si el TLC de Costa Rica con México y Chile no ha funcionado positivamente para nuestro país, no se debería estar negociando otro con Estados Unidos.
«El pueblo debe conocer la verdad para poder enfrentar a la nación más poderosa», enfatizó el legislador al referirse al carácter confidencial con que manejan los equipos negociadores ciertas informaciones.
Vargas instó a no reducir los estándares ambientales de producción, en menoscabo del derecho a un ambiente de calidad. En este sentido, el ministro de Comercio Exterior -Alberto Trejos-, estuvo de acuerdo en respaldar esa posición.
Añadió este último que la privatización de entidades estatales no forma parte de las negociaciones y eso la administración del presidente  Pacheco lo planteó como una promesa de campaña.
De igual manera, Trejos defendió la transparencia en las negociaciones y puso como ejemplo de este compromiso, las consultas que el gobierno realiza con los sectores productivos.

SÍ AL TLC

«No es correcto desaprovechar la oportunidad que tiene el país de firmar un TLC con Estados Unidos, sobre todo con la experiencia acumulada en otras negociaciones comerciales», sentenció el ministro Trejos.
Al justificar por qué se debe concretar el TLC, aseveró que «si bien tenemos algunas ventajas arancelarias  en el comercio con Estados Unidos, hay una serie de barreras no arancelarias que enfrentamos para entrar a ese país, las cuales consideramos injustas y no forman parte de los esfuerzos que ya existen».
En su opinión, el contexto de una negociación bilateral como esta, permite negociar reglas sanitarias y fitosanitarias, para que estos factores no se constituyan en barreras a las exportaciones. Además hay barreras aduaneras, de procedimiento y otras, que tenemos que solventar, acotó.
El funcionario estima –al igual que Solís–, que el tratado debe ir acompañado de una agenda integral de cooperación que sea amplia. «La inversión que EE.UU. no hizo en Centroamérica después de la guerra, que la haga ahora», dijo.
En una posible apertura de monopolios estatales, Solís pidió respeto a la institucionalidad costarricense, para que no planteen sugerencias o cambios al respecto; «es derecho de cada país decidir qué tipo de sociedad, economía o Estado quiere», reclamó.
Para él, a pesar de que aún no hay nada definido y de que se estima en ocho o diez años el tiempo de nivelación para que los productores, muchos sectores agrícolas podrían desaparecer, dado que no podrán competir ni con el tamaño de las empresas norteamericanas, ni con los subsidios que reciben.
Ante ello, exhortó a proteger el mercado interno, que es el de la pequeña y mediana empresa costarricense, en particular el de los granos básicos y leche.
En vista de los errores cometidos, Solís abogó por cambiar los esquemas de negociación; » no es conveniente apegarse a los tratados como si fueran la santa constitución, porque mucha gente va hacia la ruina».
Una sentencia parecida expresó el exmandatario Carazo: «Hay que tener cuidado con este tratado, pues el matrimonio será para siempre. Allí tenemos a los mexicanos después de ocho años de TLC pidiendo una moratoria de tres años, como si pudieran recuperar en ese lapso lo que no pudieron hacer en ocho».

  • Eduardo Ramírez 
  • País
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