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«Estos muchachos y muchachas nos han ayudado muchísimo a nivel comunal, a organizarnos, a conocer las leyes y a enseñarnos cómo hacer las cosas para mejorar nuestra vida».
Situaciones de violencia doméstica, drogadicción y deserción escolar, son parte de la problemática detectada en el barrio La Cruz, de San Carlos.
Así explica la señora Xinia Arce, de la comunidad de La Abundancia, en San Carlos, el aporte que en diferentes campos les ha brindado la Escuela de Trabajo Social (ETS), de la Universidad de Costa Rica.
LABOR CONJUNTA
Esta ayuda comunal, iniciada en 1999, se enmarca dentro del proyecto «La democratización de la vida cotidiana como alternativa de acción para la atención de la violencia social» , el cual integra la investigación, la docencia y la acción social, bajo la coordinación de las docentes Ivette Campos y Norma Méndez, de la ETS.
La participación de esta unidad académica en el cantón de San Carlos, ubicado en la Región Huetar Norte, se creó gracias a que la Red Regional contra la Violencia Intrafamiliar, de esa zona, acoge a la ETS para trabajar de forma conjunta en la búsqueda de alternativas institucionales y comunales para la atención y prevención de la violencia.
En este sentido, a través del tema de la violencia, pueden incursionar en diferentes poblaciones, como niños, niñas, jóvenes, mujeres, campesinas y compesinos, así como en temáticas tales como pobreza, deterioro de la salud, desempleo, educación y problemática en el agro y el medio ambiente.
PRINCIPALES APORTES
Para Campos y Méndez, son varios los logros que ha tenido el proceso que se lleva a cabo con los y las profesionales de diferentes instituciones que conforman la Red, con los pobladores de las comunidades, y con los y las estudiantes universitarias y profesores de la ETS.
Entre estos mencionan la sensibilización de pobladores y personal de instituciones ante los problemas de la violencia en las poblaciones de San Pablo, La Abundancia y Barrio La Cruz.
Otros aportes de los estudiantes universitarios han sido la realización de estudios sobre las manifestaciones perceptibles de la violencia en las comunidades San Martín y Sucre, así como la ejecución de proyectos socioeducativos en diversas poblaciones y con la participación de padres y madres usuarias de los programas del Patronato Nacional de la Infancia, la Oficina de la Mujer y la Escuela de Enseñanza Especial.
La Licda. Yamileth Ulate, quien laboraba en el Patronato Nacional de la Infancia, en Ciudad Quesada, asegura que los y las estudiantes de la ETS realizaron una excelente labor al elaborar un diagnóstico situacional sobre violencia doméstica en el sector del Barrio La Cruz, uno de los sitios más marginales de la zona.
SENSIBILIZACIÓN Y PREVENCIÓN
La Licda. Ulate también resalta el hecho de que los estudiantes, después de concluir el diagnóstico, le dieron continuidad al proceso de investigación.
«En este sentido plantearon un campamento con 120 niños y niñas de la comunidad del Barrio La Cruz, para trabajar espacios preventivos con esa población, así como con adolescentes. Trataron temas como la deserción escolar, que es parte de la violencia, trabajo infantil, abuso sexual, violencia en la televisión y conservación del medio ambiente, con miras a la democratización de la vida cotidiana».
Otro de los aspectos que resalta Ulate, es «el excelente trabajo de los y las estudiantes de Trabajo Social que elaboraron una propuesta sobre cómo debían funcionar los hogares de acogimiento familiar en la zona. Además sistematizaron toda la investigación, elaboraron una campaña de promoción y divulgación de los hogares de acogimiento familiar, y definieron el perfil de la familia acogedora de la población meta».
La profesional añade que todo este proceso fue realizado científicamente y a la vez con amor, empeño e identificación con la comunidad.
CRITERIO PROPIO
La líder comunal Xinia Arce, de La Abundancia, asegura que la experiencia con la Red Interinstitucional contra la Violencia Intrafamiliar, se vio enriquecida con el apoyo de las y los estudiantes.
«La experiencia anterior a la llegada de las y los muchachos aquí no era tan rica. Nos han ayudado muchísimo en los niveles comunal, escolar y personal, porque yo no estaba enterada de muchísimas leyes», afirmó Arce.
Esta dirigente resalta que los universitarios han aportado conocimientos a nivel organizacional en la comunidad y también han enseñado a que las mujeres no teman expresar su criterio. «Ya las mujeres decimos no! cuando realmente tenemos la razón. No nos conformamos con decir sí aunque en nuestros adentros sepamos que no es cierto. Las mujeres ahora pensamos y hablamos con criterio propio», recalcó doña Xinia.
Ella manifiesta que «estoy demasiado agradecida con la Universidad de Costa Rica y con todos esos jóvenes, muchos de los cuales he recibido en mi casa con muchísimo gusto». Sin embargo, está conciente que aún queda mucho por hacer, reto que está dispuesta a enfrentar junto con su comunidad y con el apoyo de la Escuela de Trabajo Social.
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