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Declarado de interés patrimonial, el inmueble está ubicado en San Gabriel de Aserrí y data de 1901.
El Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural reconstruirá, con una inversión de ¢10 millones, la única casa de bahareque de dos pisos de que se tiene registro en Costa Rica y que está ubicada en el centro de San Gabriel de Aserrí.
La vivienda, declarada de interés patrimonial, data de 1901 y requiere de un proceso de consolidación, que incluye la renovación de dos paredes y el afinamiento de detalles en el techo, ventanas y piso, explicó la arquitecta Gabriela Sáenz, encargada de supervisar los trabajos de reconstrucción, que comenzarán a mediados del presente año.
De acuerdo con Sáenz, la casa, con una construcción en bahareque y adobe de 85 metros cuadrados, conserva estructuras de madera que se encuentran «muy dañadas», por lo que resulta imprescindible sustituirlas para evitar que aumente el deterioro del inmueble, levantado a principios del siglo pasado por Juan de Dios Abarca Ureña, quien emigró de Aserrí a San Gabriel. La vivienda pertenece en la actualidad a Flor María, Noemí y Luis Fernando Abarca.
Ileana Vives, arquitecta del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, aseguró que esta es la única casa de bahareque de dos pisos que existe en Costa Rica, lo que la convierte en «un inmueble excepcional».
Según un estudio del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, la casa, al ser de dos pisos y tener un fino acabado, constituyó una verdadera innovación para la época, en un lugar en el que predominaban los «ranchos» y existía una marcada dispersión de las viviendas.
La construcción cuenta con siete aposentos, cuatro en el primer piso y tres en el segundo, y en su momento todo el techo fue de teja. En los primeros años del siglo XX el corredor interno fue utilizado para moler café y para el ordeño de las vacas. El corredor daba a un patio de labranza en el que estaban los galerones, la troja y una huerta.
La casa tiene, además, un balcón, que permitía observar con comodidad las actividades que se efectuaban en el centro de San Gabriel, distrito cuarto de Aserrí y que en un principio se llamó Monte Redondo.
Actualmente la casa no está habitada, pero tras el proceso de reconstrucción, que deberá estar concluido en noviembre, la familia Abarca podrá utilizarla de nuevo.
A la par del inmueble se creará un «módulo de servicio» con cocina, baños y un cuarto de pilas.
En un paisaje en el que aún existe un predominio del monocultivo del café, la casa ha despertado entre los habitantes de San Gabriel un enorme interés y algunos pobladores propugnan porque en un futuro se convierta en un centro histórico de la localidad.
BAHAREQUE Y ADOBE
Vives resaltó que la casa de San Gabriel responde a una construcción ecléctica, porque combina, entre otros elementos, el adobe y el bahareque.
La calidad de la vivienda deja entrever que la familia Abarca- conformada por don Juan de Dios y su esposa Eduviges, con quien procreó a Manuel, Ismael, Elías, Julio, Rosa y Ezequiel- tenía una posición socioeconómica solvente.
El bahareque es una técnica constructiva que se basa «en una estructura de madera y caña brava, con relleno, repellos de barro y estiércol de ganado vacuno», precisó en su estudio sobre el tema la investigadora Mayela Solano Quirós.
Los indígenas de América conocían, desde antes de la llegada de Cristóbal Colón, la técnica del bahareque, que en Costa Rica se utilizó sobre todo en Guanacaste a partir del siglo XVIII; luego su uso se extendió al Valle Central en la segunda mitad del XIX.
Para la reconstrucción de la casa de San Gabriel se empleará la técnica del bahareque, con el fin de devolverle al inmueble su condición original, puntualizó Sáenz.
Agregó que esta técnica, al emplear elementos de amarre, brindaba una mayor seguridad a las familias, en contraposición con las viviendas estructuradas a partir del adobe.
Para la construcción en adobe la materia prima es el barro, sometido a un proceso mediante el cual se crean una especie de bloques, secados al sol, que luego darán forma a las paredes.
En su estudio «análisis del bahareque como material de construcción y su posible reutilización», las investigadoras Marta Bolaños, Karla Chacón y Patricia Naranjo, destacan cómo después de 1910, tras el terremoto de Cartago, las construcciones de adobe fueron prohibidas, lo que dio paso al auge del bahareque en el país.
La casa de San Gabriel, además de ser especial por su antigüedad y por los materiales de construcción empleados en ella, está cargada de historias como aquella que dice que en el sótano de la vivienda se guardaban tinajas de barro llenas de oro y plata.
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