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El nuevo dueño del Deportivo Saprissa, Jorge Vergara, puede manejar al equipo con el bolsillo o el corazón y ahí vendrá la disyuntiva.
Jorge Vergara, empresario mexicano de 49 años de edad, nuevo dueño del Deportivo Saprissa Sociedad Anónima.
Parece que los activos del club, salvaron al Deportivo Saprissa.
A pocos días de sellar con candados los portones de su estadio y dispuestos varios socios románticos a que la institución, repleta de deudas, desapareciera, porque no querían ver al equipo jugando en segunda o tercera división, el novel gerente deportivo del club, su vieja gloria futbolística Hernán Medford, se conectó con México y saltó la solución.
Al magnate de productos naturales Jorge Vergara, residente en Guadalajara y que el pasado mes de noviembre incursionó en el mundo del fútbol adquiriendo al club más querido de los mexicanos, las «Chivas» de Guadalajara, le sonó el negocio que le propusieron desde Costa Rica.
Invertir $8 millones en un club de fútbol que recientemente se había convertido en sociedad anónima, que tenía acciones disponibles en venta, del que podía apoderarse del 51% de esas acciones que lo convertían en presidente y dueño del club y además, lo más atractivo, una institución ahogada en deudas pero con tres patrimonios muy fuertes:
– El estadio Ricardo Saprissa
– La ciudad deportiva.
– La casa club.
Además, la mitad del país como seguidora del equipo.
«Póngale la firma», le dijo Vergara a su representante, Jorge Alarcón, una persona de su total confianza, gerente deportivo de «Las Chivas» y quien paradójicamente, hace pocos años no duró muchos meses en ese mismo puesto en Costa Rica. ¿Saben en cuál club?, en el Deportivo Saprissa.
Por ahí se dio la conexión: Medford-Alarcón-Vergara y empezaron a caer los cheques.
Uno grande por $110.000 para cancelar tres meses de salario atrasados e impuestos.
Completaron $1 millón para mejoras en el estadio.
Otros $110.000 que entraron la última semana para gastos administrativos.
El 20 de marzo se celebrará la Asamblea de accionistas del Deportivo Saprissa y ese día Vergara asumirá la presidencia.
Se comenta que al día siguiente y ya investido como jerarca, se le cancelará a la Caja Costarricense del Seguro Social la deuda que tiene el Saprissa por un monto de ¢220 millones y al Banco Popular, otra por ¢780 millones, las que lo tenían estrangulado.
Con el paisaje financiero despejado, el nuevo propietario del Saprissa puede tomar dos caminos diferentes: actuar con el corazón y provocar una casi segura inflación en el fútbol nacional o ver su inversión como un negocio más de los muchos que conduce y manejar su millonario aporte con mucha cautela.
AMOR O NEGOCIO
El sábado 15 de marzo se juega una nueva edición del clásico del fútbol nacional entre Alajuelense y Saprissa. El señor Vergara asistirá al estadio Alejandro Morera Soto.
¿Qué puede pasar, por ejemplo, si la Liga gana con goles de Steven Bryce y Rolando Fonseca?
Los asesores de Vergara le dirán al oído que ese par de jugadores son de cantera morada y que se fueron a la Liga por dinero.
Si los quiere de regreso al club, les enviará a un agente y les ofrecerá a los ahora manudos Fonseca y Bryce un suculento contrato con el Saprissa, una vez terminen su vínculo con Alajuelense. La inflación estará lista.
Si se da una inflación en el fútbol nacional, no vamos a cargarle la culpa al magnate de Jalisco; eso será cosa de los fanáticos; en frío, él puede defender su inversión en la sociedad anónima que es el Saprissa, como mejor le convenga a sus intereses,
Si se da un acaparamiento de los mejores jugadores en un solo equipo, en este caso el morado, que ninguno de los dirigentes de los otros clubes lance la primera piedra, pues existen muchos tejados de vidrio.
Hoy es Liga Deportiva Alajuelense la que está prácticamente sola en el mercado; tres títulos en fila, los mejores jugadores en su nómina y el deseo interno de cada futbolista de convertirse en rojinegro, para contar con fichaje, salarios y premios altos al día.
Antes fue el mismo Saprissa; igual en el Club Sport Herediano, otro empresario, de Mozambique, Aquil Alí, propietario de una cadena de pizzas, aportó millones a la causa de su club que es su propia causa y un exitoso ingeniero cartaginés, comerciante de la televisión por cable, Thelvin Cabezas, llegó a la presidencia del Club Sport Cartaginés con la meta de hacer campeón a su equipo en tres años.
Si Jorge Vergara suelta el billete y monta sobre su «chiva» corazón, otro de color morado; si al magnate de Guadalajara se le trepa el ego y empieza a vivir y a sentir la tremenda rivalidad que se da en Costa Rica entre los dirigentes y seguidores del Saprissa y la Liga, querrá a «su» Saprissa campeón y los sentimientos puede que al final lo traicionen y el «nuevo» afecto lo aparte del «viejo» negocio.
A Vergara negociante, con el paso de los años no le sirve un Saprissa sin competencia, un equipo plagado de estrellas y sin rival al frente, porque igual, después de acaparar jugadores y títulos, más temprano que tarde vendrá el caos financiero.
La directiva del Alajuelense estaba temerosa de que el Saprissa fuera a la quiebra; para nada le convenía; la misma historia pero a la inversa, se podría escribir en 2010. Eso lo sabe Vergara el empresario, no Vergara el saprissista, de ahí la posibilidad de que con su millonaria inversión, busque otro camino que no sea el acaparamiento de figuras y la inflación.
SAPRISSA COMO NEGOCIO
Por lo que ha manifestado hasta hoy, por lo hecho en las «Chivas» desde noviembre cuando que asumió la presidencia, por sus propósitos y sus proyectos, es viable que el empresario mexicano busque usar la imagen del Saprissa como promoción de sus productos «Omnilife».
Ya sus agentes en Costa Rica abrieron una buena exposición de sus mercaderías en un lujoso local a menos de un kilómetro del estadio Ricardo Saprissa, en el corazón de Tibás.
Miles de costarricenses hacen uso de esta marca en sus diferentes modalidades y no sabían de dónde prevenían estos productos, ni menos, quién era el empresario detrás de la marca. Ya lo conocen (al empresario) y ya la conocen (a la marca).
Vergara-Omnilife y Saprissa es una tripleta que se puede disparar económicamente y eso lo sabe el magnate.
En principio, no hay intención de devaluar el precio de las acciones que portan otros accionistas del equipo; todo lo contrario, van a valer más; hay proyectos fijos y determinados para la ciudad deportiva y la casa club; se remodela el estadio y se proyecta uno nuevo; se van a respetar puestos administrativos y en la nómina; ha sido nombrado un supervisor holandés, Han Westerhof como Director Deportivo, quien será el brazo derecho de Vergara en el club.
Pareciera, dada la transparencia que mostró Vergara, que el Saprissa se va a enrumbar por la segunda ruta, que será cauto en su nueva aventura, que no busca elevar al Saprissa sobre los cadáveres de sus oponentes, porque no le sirve, no hay peligro de inflación, de acaparamiento de figuras, pues no es esa la intención.
El magnate quiere reforzar las ligas menores e ir formando a sus mismos jugadores para que que una vez dejen el fútbol y con estudios superiores que el mismo club les costeará, se conviertan en mejores ciudadanos.
Esto apenas se calienta; en México, Jorge Vergara solo transcurre una corta aventura de cinco meses al frente de las «Chivas» de Guadalajara; en el Saprissa, un par de semanas. Todos están a la expectativa; eso sí, desde que compró el club y puso al día los salarios, el equipo le correspondió con dos goleadas, 3-0 a Herediano y 3-0 a Liberia, señal de que todo cambió.
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