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Los sectores dedicados a la producción agropecuaria se organizan nacional y regionalmente para resistir el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Los agricultores pidieron mayor participación en las negociaciones de libre comercio, en una marcha realizada el lunes 28.
Mientras se iniciaba el 26 de abril, en Honduras, la reunión preparatoria de la cuarta ronda de apuradas negociaciones de un Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (TLC), organizaciones dedicadas a la producción agrícola nacional y regional batían sus tambores anunciando la resistencia: se trata de UPANACIONAL y de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (CACIA). Esta última pasó a formar parte de una organización regional que exige excluir el sector azucarero de las negociaciones.
Ese mismo lunes, cerca de 3.000 costarricenses de la Unión Nacional de Productores (UPANACIONAL), marcharon desde el Parque de La Merced, en el centro de la capital, hasta la Casa Presidencial, donde entregaron un pliego de demandas a la ministra de la Presidencia, Rina Contreras.
Éstas incluyen revisar los textos que el Gobierno está llevando a las negociaciones y que son desconocidos por la opinión pública. Anteriormente UPANACIONAL se retiró de reuniones en las que los grupos afectados por el TLC reciben información oficial sobre el curso de éstas, por considerar que no se tomaban en cuenta sus planteamientos.
Igual que otros sectores dedicados a la actividad agropecuaria, UPANACIONAL considera que el TLC pone en desventaja a la producción local, pues por medio de ella Estados Unidos quiere imponer una apertura que implicará, para Centroamérica, permitir la importación sin aranceles de productos altamente subsidiados en ese país.
Por otra parte, CACIA informó que las distintas asociaciones gremiales de la industria procesadora de alimentos, en Centroamérica, «afilan posiciones» tanto ante las negociaciones del TLC como de la Unión Aduanera.
Agregó que el 25 de abril «materializó sus esfuerzos por unir a las industrias regionales, mediante la conformación, en El Salvador, de la Cámara Centroamericana de Industrias Convertidoras de Azúcar (CAINCA).»
Luego de analizar la problemática del sector, esa nueva federación de cámaras acordó mantener su posición de excluir a la industria azucarera del programa de desgravación del TLC.
Igualmente, en el marco de la Unión Aduanera, acordó solicitar a los gobiernos centroamericanos excluir al sector del Anexo A. de Integración Económica Centroamericana y eliminar los aranceles de todos los productos sustitutos del azúcar.
CACIA explica que esta medida tiene como propósito «contrarrestar los efectos de las distorsiones históricas creadas mediante un proceso que ha propiciado que en las cadenas agroalimentarias, los productos primarios como el azúcar no estén sujetos a la apertura comercial, mientras que el producto terminado como confites, chocolates, refrescos en polvo, gelatinas, bebidas envasadas, galletas, salsas, entre otros, sí están sujetos a las reglas de juego de la competencia y la apertura internacional.»
¿TODO SE VALE?
Durante la tercera ronda de negociaciones del TLC, realizada en El Salvador (ver edición Nº 1521), Estados Unidos hizo saber que quiere incluir en el tratado una amplia gama de productos agropecuarios: pollo, carne bovina, cerdo, aves, lácteos, miel, huevos, despojos de origen animal, papa, cebolla, tomate, vegetales procesados, arroz, maíz, trigo, harina de maíz, harina de trigo, soya, aceite y grasas vegetales, productos de confitería, alimentos para infantes, conservas de maíz dulce, productos de panadería, jugos de frutas, papas prefritas, cereales de desayuno, cerveza y algodón entre otros. Y, en el campo industrial, todo lo relacionado con tecnología de la información, sector químico, fertilizantes, plásticos, maquinaria agrícola e industrial.
Además, ese país expresó su voluntad de que el plazo de desgravación arancelaria para el TLC sea de apenas 10 años, mientras que los países centroamericanos buscan plazos más flexibles, de hasta 15 años.
Esto ha causado alarma principalmente entre quienes se dedican a la pequeña y mediana empresa -incluido el sector cooperativo- que se verían seriamente perjudicados por negociaciones entre economías de tamaños tan disímiles.
En este contexto, una «Asociación de Consumidores Libres» también comenzó a hacer campaña pública, pero a favor de la apertura, argumentando defender a «los consumidores» costarricenses. (Ver campo pagado en La Nación 27/04/03),
Este grupo, cuya representatividad es desconocida, apeló al Presidente de la República, para que en las negociaciones no se atienda la demanda de los sectores agropecuarios que piden ser excluidos del TLC, en lo que podría constituir un esfuerzo por crear opinión pública favorable al TLC, de aparentes organizaciones sociales, realmente inexistentes.
Así, en la antesala de la cuarta ronda de negociaciones, por realizarse en Guatemala a mediados de mayo, la disputa por «las mentes y los corazones de la gente», como diría un parte de guerra estadounidense, parece intensificarse.
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