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El Corredor Biológico Binacional San Juan-La Selva, entre Costa Rica y Nicaragua, es uno de los últimos ecosistemas donde vive la lapa verde.
Al amanecer el río San Juan se cubre con una neblina mezclada con el humo de los incendios de las zonas cercanas.
Con un modo amable y barba pelirroja, Claudio Arce contó que viajó desde Boca Tapada de San Carlos, Costa Rica, con su esposa Gaudelia Fallas y su pequeña de año y cuatro meses, para asistir al II Festival Binacional de la Lapa Verde, donde recibió un reconocimiento como cuidador de nidos de esta ave.
Arce posee 70 hectáreas de tierra, donde siembra yuca y ñame, ahí también crecen cuatro almendros (Dipteryx panamensis), gigantescos árboles en el que anidan las lapas, especie en peligro de extinción.
Él es uno de las 22 personas cuidadoras de nidos que participaron en el Festival realizado del 25 al 27 de abril en El Castillo, en la orilla del Río San Juan, Nicaragua (Ver recuadro), organizado por la Fundación del Río (Nicaragua), en conjunto con el Proyecto de Investigación de la Lapa Verde del Centro Científico Tropical-CCT (Costa Rica).
«Conocí a la gente del Proyecto Lapa Verde hace cinco años porque los llevaba a caminar en el bosque, les decía cuántas lapas había y así surgió la amistad. Cuido el árbol, para que nadie lo corte ni llegue gente a robar los pichones», señaló Arce.
Aprovechando la coyuntura del festival, el Ministro del Ambiente de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez, firmó un decreto que establece las condiciones para la futura creación del Parque Nacional Maquenque, que busca asegurar la conservación de la lapa verde y abarcaría 45.000 hectáreas en la zona fronteriza entre las desembocaduras de los ríos San Carlos y Sarapiquí.
En estos bosques de la bajura atlántica hay gran cantidad de almendros y es una zona que no está protegida dentro de ningún parque nacional de Costa Rica. La idea es proteger no sólo a la lapa, sino también a otras especies como el momoto pico quilla (Electron carinatum), la danta (Tapirus bairdii), el jaguar (Felis onca) y los manatíes (Trichechus manatus) que viven en los extensos humedales. El 75% del área es bosque natural y formaría parte del Corredor Biológico San Juan-La Selva, que es una continuidad del Corredor Biológico Mesoamericano.
PARQUE MAQUENQUE
Según el decreto firmado por el Ministro de Ambiente, «mediante este documento se suspende la aprobación de solicitudes de permisos de aprovechamiento forestal bajo cualquier modalidad, permisos o condiciones mineras, concesiones hídricas y permisos de perforación de pozos con fines comerciales y actividades que impliquen cambio de uso del suelo o modificación drástica del paisaje, así como permisos de caza y pesca en el área.»
El Ministro agregó que también harán un estudio profundo de tenencia de la tierra e iniciarán una campaña internacional del parque que se asocie con la de la lapa verde.
Por otro lado, la Comisión Nacional de la Lapa Verde trabaja en la zona de San Carlos y es un órgano asesor del MINAE en la protección de esta ave y del almendro. Está integrada por 13 organizaciones y una de ellas es el CCT. También existe la Comisión de Recursos Naturales de Sarapiquí, integrada por 11 grupos.
Giselle Monge codirige el Proyecto de Investigación de la Lapa Verde-CCT. Junto a Olivier Chassot explicaron cómo las lapas viven más allá de las dos fronteras y así como del lado nicaragüense está la Reserva Biológica Indio Maíz, el objetivo de la creación del Parque Maquenque es recuperar las regiones donde vive la lapa verde en territorio costarricense.
NO CONOCE FRONTERAS
Existe un menor número de estas aves en el lado costarricense y Monge indicó que esto se debe en parte a que del lado nicaragüense hay más selva.
Es poco frecuente ver una pareja de lapas volando, dada la escasez de almendros. «Ahora muchas anidan en árboles de otras especies como botarama, guanacaste blanco y caobilla», señaló.
Aunque existen lapas en cautiverio, no hay suficientes bosques de almendros donde liberarlas. «Si hay demasiadas, ellas van a pelear por los almendros para anidar y vivir allí, entonces se debe recuperar primero su hábitat y luego impulsar la repoblación en dichos bosques.»
El Proyecto del CCT empezó en 1994 a trabajar con propietarios de fincas y con el programa de los cuidadores de nidos ya se identificaron 50 en el lado costarricense.
Asimismo, en junio se realizará un acto en Pital de San Carlos, en el que se les otorgará un pequeño incentivo de $100 a los cuidadores. Además se empezará a trabajar en la recuperación forestal de la margen nicaragüense del Río San Juan.
Por su lado, el viceministro de Ambiente y Recursos Naturales de Nicaragua (MARENA), Eduardo Marín, informó que en está en marcha el Proyecto Procuenca del Río San Juan, en su parte estratégica operativa.
Unión de dos pueblos
Con el lema «La lapa verde: orgullo de la cuenca del río San Juan» se organizó el II Festival Binacional de la Lapa Verde en El Castillo y hasta allá viajamos un grupo de periodistas, invitados por la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna Silvestre (APREFLOFAS).
Además de actividades recreativas, se buscaba «continuar con la sensibilización sobre la conservación de la cuenca, la firma del convenio para la conservación ambiental de la zona y estrechar los vínculos entre las comunidades locales», según expresó Antonio Ruiz, de la Fundación del Río, Nicaragua.
El III Festival Binacional será en mayo de 2004 en Sarapiquí, Costa Rica.
Así, a pesar de una molesta plaga de mosquitos llamados «chayules» que agobian a la población nicaragüense desde hace un mes, y del intenso calor producido en parte por los incendios en ambos lados del río, se llevaron a cabo diversas actividades.
El viernes 25 se alegró con la Noche Cultural con sabor a Pinol, en la que se presentaron los nicaragüenses del Grupo de Baile Folklórico Flor de Amapola, el dúo de niños Guardabarranco, Justo Pastor, artista de Las Colinas; y el Trío La Victoria (Costa Rica).
Al día siguiente el viceministro de Ambiente y Recursos Naturales de Nicaragua (MARENA), Eduardo Marín, y el Ministro del Ambiente de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez, firmaron una Declaratoria en la que se acordó ratificar la voluntad de ambas instituciones de redoblar esfuerzos por la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas compartidos, en conjunto con instituciones municipales y grupos sociales.
Después los Ministros y algunos niños sembraron algunos ejemplares de almendros.
«La lapa verde es un simbolismo de un esfuerzo más grande y profundo; pero detrás está la resolución de los problemas de la población, tenemos que concentrarnos en los problemas de pobreza, de necesidades de vivienda, de servicios básicos, de otra forma el esfuerzo de conservación no tendría ningún éxito», enfatizó el Ministro costarricense.
Y esa es precisamente la realidad de El Castillo: la falta de agua, pues únicamente llega el líquido una hora al día; tampoco existe un sistema de aguas negras.
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