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Las huelgas de los últimos días en el sector público surgieron al calor de las circunstancias y abonadas por las deficiencias del equipo de gobierno del presidente Abel Pacheco.
La efervescencia social que ha vivido el país en las últimas semanas responde poco a una articulación planificada por los grupos descontentos, y más bien es producto de las circunstancias y de la incapacidad gubernamental para impulsar un proyecto de desarrollo nacional consensuado.
Por eso no extraña que las huelgas en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el Magisterio Nacional, Compañía Nacional de Fuerza y Luz, y otras del sector público, se hayan encadenado al calor de los acontecimientos.
En esto coincidieron analistas como el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) -Carlos Sojo-, y el docente de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (UCR) -Fernando Zeledón-.
Por su parte, el director de la Escuela de Antropología y Sociología de la UCR -Sergio Reuben-, cree que los sectores sociales buscan tener ahora una mayor participación en la toma de decisiones importantes para la comunidad nacional.
Para el director de FLACSO -Sojo-, las protestas sociales son normales en el sistema político costarricense y de ninguna manera son sinónimo de ingobernabilidad. Si bien sirven en muchos casos para que el gobierno de turno reacomode su gabinete, sí le llama la atención que en la actual administración los cambios sean tan tempraneros y en número considerable.
Al buscarle una explicación a la situación sociopolítica, comentó que hay una especie de tradición de las organizaciones sociales, de darle un año o un poco más de tiempo al gobierno para que plantee su plan de trabajo. En este lapso, cada gobierno expone la situación crítica del país, la necesidad de «socarse la faja», reducir gastos y aumentar los ingresos.
Todo esto -puntualizó el sociólogo- provoca resistencia social y a la vez genera una modalidad muy particular de reforma económica, gradual, sin los cambios drásticos que se han aplicado en otras naciones latinoamericanas.
En este contexto -puntualizó Sojo-, las protestas sociales siempre han sido de carácter «corporativo» (grupos institucionales) y no de enfrentamientos generalizados de los trabajadores contra el Estado.
Cuestionó eso sí, que la discusión sobre el modelo de desarrollo nacional gire solo en torno al ICE. Urge discutir más a fondo acerca de la participación del Estado en el campo social y económico del país.
PROTESTAS
Encuentra saludable que haya protestas sociales, pues «la sociedad necesita de válvulas de escape», y «es parte de la vida cotidiana de una democracia, por lo que no creo que esto sea una prueba de fuego para la sociedad. Tanto quienes adversan las protestas, como quienes las promueven, exageran sus connotaciones y sus implicaciones potenciales».
Según Sojo, la composición fraccionada del Poder Legislativo contribuye de alguna manera a incrementar la sensación de malestar social que se experimenta.
Sin embargo, aseguró que aparte de que no registra índices sociales y económicos graves, el país cuenta con suficientes mecanismos en las instituciones, entre los grupos sociales y políticos, que le permiten enfrentar estos desafíos.
Criticó el hecho de que los sectores sociales y los partidos políticos se han debilitado por su incapacidad para generar demandas integrales en materia de estrategias de desarrollo. Por eso es que las protestas son sectoriales y no articulan a los distintos grupos de la sociedad.
Mientras tanto, para el politólogo Fernando Zeledón, es preocupante el largo periodo de crisis que tiene más de diez años, con manifestaciones en contra de políticas y leyes promovidas por los gobiernos de turno, las cuales lesionan los intereses de diversos sectores y que ante las protestas son echadas atrás.
En su opinión cada vez es más difícil gobernar y los márgenes de maniobra que tienen los gobiernos para hacerlo con recursos escasos, son muy reducidos. A ello se suman factores como una Asamblea Legislativa fraccionada, y una visión de desarrollo de corto plazo.
Para Zeledón, en lugar de analizar la eventual venta de activos del Estado, es impostergable discutir acerca de cómo reformar el Estado sin tocar el capital. La reforma integral al sistema tributario lleva en espera más de 20 años, y solo se le han efectuado cambios cosméticos, aseveró.
En este sentido, si el país quiere un buen desarrollo debe tributar adecuadamente, ya que la democracia para todos es muy cara.
«Todos los gobiernos nos dicen que el apocalipsis está a la vuelta de la esquina y no llegar al abismo significa tomar decisiones que afectan intereses gremiales; pero, no hacerlo también afecta a cámaras, y sectores productivos. ¿Qué es lo que ha predominado en los últimos años? Creo que una sensible afectación al sector social del país», agregó.
Dado lo anterior, el docente afirmó que existe un «círculo vicioso de carácter perverso que es difícil romper y por eso la sensación de incertidumbre ante el futuro cada vez es más grande».
PROTESTAS JUSTIFICADAS
En criterio del sociólogo Sergio Reuben, las protestas de los grupos sociales -especialmente las del ICE- tienen plena justificación, al considerar los trabajadores que las políticas del gobierno limitan el desarrollo de la institución, en una coyuntura en que se sabe del interés de ciertos grupos privados por comprarla y prestar ellos esos rentables servicios.
Aquí -añadió- tiene lugar un pulso muy importante para el país, pues podría definir el desarrollo institucional de Costa Rica, con la participación de los sectores interesados en la toma de esas decisiones y no tanto de los desprestigiados partidos políticos.
En cuanto a los problemas en el magisterio y la justificación de la huelga, señaló la ineficiencia de funcionarios del Ministerio de Educación Pública a la hora de pagarle los salarios al sector docente.
Al igual que Sojo y Zeledón, Reuben coincidió en que el estilo de gobernar del mandatario Abel Pacheco, ha favorecido la efervescencia social de las últimas semanas.
«Lamentablemente don Abel no ha hablado claro en algunos momentos, ha puesto oídos a mucha gente, y al final no ha sabido resolver con prontitud y oportunidad. Creo que eso ha contribuido a este desorden», acotó.
De acuerdo con Reuben, el presidente Pacheco debe tener muy claro que él no está jugando en el mismo escenario de los últimos gobiernos. Ahora hay muchos actores sociales que luchan por tener una participación creciente en la toma de decisiones importantes para el país y por eso le recomienda ser asesorado en el campo social y no solo en el económico.
Con esta percepción sobre el mayor accionar de los sectores sociales, Reuben tiene fe dicha participación será mayor, aunque advirtió que habrá que esperar cómo reaccionan los grupos de poder ante esta tendencia.
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