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Usan ropa XXL, camisas con dibujos japoneses, argollas en las orejas y cadenas gruesas de oro o plata , tenis de marca y, por supuesto, el du-rag (una especie de pañuelo) en la cabeza y por toda esa indumentaria son criticados por los Skate/Bikers para quienes el reggae panameño que escuchan los Raggas induce a la violencia.
Antes se peleaban en cuanto se veían, ahora no tanto, sin embargo, todavía a la salida de la disco Raggas y Skate/Bikers arman broncas por una mirada, por una gorra o una cadena. En realidad, pareciera que los Raggas persiguen a los Skate/Bikers y estos corren a más no poder.
Los Skate/Bikers, con sus pantalones a la rodilla, su gorra hacia atrás, sus piercing, tatuajes, su cuerpo lastimado y su patineta o bicicleta, parecieran tener vocación para el golpe, incluso en sus fiestas bailan Mosh en donde se empujan y patean al ritmo del rock.
La rivalidad entre Skate/Bikers y Raggas pareciera tener su orígen no solo en la diferencia estética y de las prácticas que se evidencian en los atuendos y en la forma en que manejan el cuerpo, o en la disputa por algún objeto. En realidad, el conflicto pareciera originarse en la necesidad de legitimarse como sujetos masculinos con una identidad étnica y racial determinada, la cual tratan de hacer prevalecer sobre cualquier otra.
La disputa entre negros y «blancos» está originada en la historia económica y cultural particular de Limón, vinculada al neocolonialismo impuesto por el enclave bananero de la United Fruit Company y la forma en que en la bananera el color de la piel determinaba el lugar que ocupaban los trabajadores en el proceso de producción, el salario que recibían, la casa en donde vivían, los servicios a que accedían,etc. Esto fue creando rivalidad entre trabajadores negros y blancos-mestizos, rivalidad que en tiempos de escasez como el que ahora se vive, parece incrementarse.
Así, vemos como Raggas y Skate/Bikers, en este proceso de imponerse como hombres negros o «blancos», luchan por el espacio reducido de Puerto Limón en donde la posibilidad de trabajar y con ello ascender en la escala social es como un sueño imposible. Esto porque Limón es una zona destinada a la producción agrícola para la exportación y a las actividades relacionadas con el puerto (transporte, estiba, almacenaje). De ahí que los trabajos que ofrece la zona son poco calificados, inestables y mal pagados, especialmente ahora que con la imposición de políticas neoliberales las garantías para los trabajadores se han eliminado.
En estas condiciones, los muchachos que como la mayoría de los Raggas y Skate/Bikers entrevistados, cursan o han terminado la secundaria, lógicamente no desean trabajar, y los escasos trabajos más solicitados ya están tomados aparentemente, por «una argolla» que, según los Skate/Bikers, corresponde fundamentalmente a personas negras.
Lo que queda entonces es irse de Limón pués, como dice Gina, una estudiante de quinto año: «Cuál es el sueño de todo limonense después de quinto año? Irse para San José a estudiar, irse para los Estados Unidos, irse para Nueva York…».
En Nueva York, en Miami, o en un barco crucero es donde familiares de muchas personas negras ya se encuentran trabajando pues el ahogo económico de la población limonense ha hecho que muchos hayan tenido que migrar anteriormente.
Con un alto costo afectivo, las migraciones han producido cambios en las estructuras familiares como explica Donna, una estudiante cuya mamá se encuentra «embarcada»: «Ella trabaja en un barco de pasajeros… para darnos un mejor futuro, aunque mi mamá no haya estado muchas veces cuando más la necesitaba. Incluso este año yo tuve que presionarla. Tenía tiempos sin hablar con mi mamá, tenía muchos problemas… Entonces me hizo mucha falta. Pero la última vez que yo hablé con ella, que fue hace como 15 días, ella me dijo a mí que ella está ahí afuera por mí y por mi hijo. Entonces, aunque no esté ahí, en otra parte sí está ahí por uno. No está como uno desearía, no todo siempre es como uno quiere, y nadie es perfecto también».
Estas migraciones han creado redes de apoyo, de envío de dinero y objetos, de conexiones con ideas y prácticas que en alguna medida representan el afecto de aquellos/as que se encuentran lejos.
La música y la moda conectan directamente con las culturas de la diáspora africana en las Américas en su resistencia frente a la discriminación. Por ejemplo, el hip hop, el rap, el reggae de orígen negro, así como las ideologías del poder negro, «black is beautiful», de los movimientos civiles norteamericanos, y las modas urbanas de ciudades como Nueva York, alimentan el «estilo Ragga», que termina de asentarse alrededor de las experiencias particulares y colectivas de los muchachos negros en Limón y en Panamá con situaciones de discriminación, de ahí el gusto por el Reggae Panameño. En el «estilo Ragga» sobresale el desafío a todo aquel que quiera imponérseles o humillarlos/as pues la idea es no permitir que «los blancos» vuelvan a irrespetarlos.
Por eso, la sola mirada puede significar problemas pues, como dice Harrington, un estudiante: «…se empiezan a ver el uno al otro, y apenas haga una mirada toda rara, entonces se ponen a discutir, de ¿’a quién está viendo?’… ahí empiezan los pleitos».
Y cómo no pelearse con los Skate/Bikers que tienen fama de racistas y de usar su lengua para burlarse y despreciar a los negros? Además, a los Skate/Bikers mucha gente no los quiere pues se dice de ellos que son vagabundos, satánicos, marihuanos… Será por eso que en el colegio había graffitties que decían: «Sk8 Cagados pura mierda piensen en otra cosa» o «Sk8 Me cago en todos ustedes». E incluso, se cuestiona su masculinidad: «Skatos Playos»
Y es que los Skate y Bikers se empeñan en ocupar un espacio (generalmente en el Parque Vargas), en hacerse visibles mediante sus saltos, sus caídas aparatosas, sus graffitties con referencias a la marihuana, el satanismo, o simplemente su identidad SK8 o BMX.
También provocan enojo en los adultos que tratan de evangelizarlos pues algunos de ellos cuestionan y critican a los grupos religiosos, bastante numerosos y heterogéneos en la zona, por considerar que la espiritualidad es un asunto individual para el cual no hay que asistir a alguna iglesia. Por todo esto y porque en Limón no hay trabajo para ellos, los Skate/Bikers desean irse a San José u otra provincia.
El asunto es que su visibilidad pareciera molestar y se dice de ellos que son «hijos de papi», a pesar de que la mayoría no cuenta con dinero para continuar sus estudios o para irse de Limón. Será que los objetos con que cuentan son símbolos de poder económico, o que su actitud realmente es muy amenazante, el caso es que a más de uno lo han asaltado e incluso a Riky le dispararon en las piernas.
Los conflictos entre muchachos se incrementan alrededor del dinero, las joyas, las gorras y, por eso, según Marlon, un estudiante: «…estamos viendo cualquier cantidad de amigos que ahora están en la cárcel, que pusieron uno en el tabo, y amigos que están robando actualmente y están en las calles, qué pasa? Desean un trabajo y no tienen porque no hay, no pueden ir a una empresa porque no les van a dar trabajo».
Y es que en Limón, en vez de ofrecer alternativas de estudio o laborales, el Estado responde con la policía, con medios de control que, si bien permiten detener a quienes cometen delitos, no dan soluciones reales a la violencia estructural de la pobreza impuesta sobre la provincia. A esta respuesta ayuda la prensa amarillista que presenta a «los jóvenes» como delincuentes y drogadictos y, en general, a la provincia como un sitio violento. Esto facilita la intervención policial cuando hay movimientos sociales en Limón.
Sin embargo, es allí, en las huelgas, que Raggas y Skate/Bikers se olvidan de sus diferencias y luchan contra un enemigo común: la policía antimotines que viene de San José. Al menos, hasta que no le disparen a nadie, como sucede comúnmente: «En la última huelga que hubo, a un muchacho que le dispararon ahí, ese era el mejor amigo de mi hermano y se murió…».
Lo anterior forma parte de los resultados de investigación realizada en Puerto Limón entre enero de 2000 y agosto de 2001 desde el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica y con financiamiento también de una beca Rockefeller otorgada por medio del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA). La síntesis que he presentado corresponde a un intento de responder la pregunta: ¿Cuál es el lugar de los/las jóvenes en Puerto Limón?. El trabajo de campo se basó en entrevistas individuales y grupales, observación, y aplicación de cuestionarios a jóvenes en tres colegios de Puerto Limón, dos públicos y uno privado, así como a jóvenes autodefinidos como Skate o Bikers que practicaban en el Parque Vargas, a madres afrocostarricenses, maestras de escuela primaria, y profesores/as de secundaria.
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