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Los sueños se esculpen con sacrificio

Jiménez Deredia: «Si uno lleva el arte tiene que luchar contra el mundo entero».

Jiménez Deredia: «Si uno lleva el arte tiene que luchar contra el mundo entero».
Jorge Jiménez Deredia: El arte y la vida no se pueden separar.
El escultor costarricense Jorge Jiménez Deredia acaba de inaugurar el Jardín de Esculturas en el Museo de Arte Costarricense, en el cual se incluyó su obra «Imágenes Cósmicas»
Habitualmente vestido de negro y con proceder sencillo, Jiménez atendió a UNIVERSIDAD en medio de un estrecho itinerario de citas con amigos, entrevistas periodísticas y los preparativos de su viaje a Perú, donde inaugurará «una exhibición importante», según dijo.
Su mirada es profunda y penetrante como las palabras que brotan de una boca que no puede ocultar su sonrisa de niño, enmarcada por la barba canosa y los cabellos sobre la frente.
A mediados de los años 70 llegó a Italia con una beca por siete meses. Sin embargo, tomó la determinación de romper el pasaje aéreo de regreso a Costa Rica y establecerse de manera definitiva en ese país.

Siguieron los diez años más duros de su carrera, los cuales superó junto a su esposa y su hijo, radicado cerca de donde debía estar: las canteras de mármol blanco en Carrara.
El sacrificio valió la pena. En 1989 se coloca una escultura monumental suya en los Jardines de América Latina en la Porte de Champerret, en París.  Luego fue  invitado a las Bienales de Venecia en 1988, 1993 y 1999.
En 2000, Jiménez Deredia se convirtió en el primer artista no europeo presente en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano,  al colocar una escultura de San Marcelino Champagnat.
En la actualidad sus obras se exponen en diferentes países del mundo. En nuestro país sus esculturas están presentes en museos y edificios públicos. La «Imagen Cósmica» con que inauguró el Jardín de Esculturas está esculpida en mármol blanco de Carrara y pesa setenta toneladas.
En esta agitada visita a Costa Rica, tuvo tiempo de conversar con los redactores Vinicio Chacón y Jeymer Gamboa, en la cual habló sobre los sacrificios de la vida del artista, su visión del mundo y la filosofía detrás de sus creaciones.
¿En qué momento inició su inquietud por el arte?

– Cuando estudiaba en el Liceo de Heredia. El profesor Ólger Villegas tenía un taller que podíamos frecuentar los estudiantes con interés en hacer arte, allí hice mi primera escultura en madera.

¿Cómo pasó al Conservatorio Castella?

– Por esa época hubo un concurso artístico entre colegios, en el que el Liceo de Heredia ganó todos los premios. El director Arnoldo Herrera se enojó mucho porque el Castella no ganó ninguno, así que  Ólger le dijo: -«Muy fácil, déles beca a todos y así se los lleva para el Castella». Éramos diez de diferentes disciplinas los que recibimos beca. Por entonces yo tenía 14 años.
En esa época no había buses que nos llevaran cerca del Castella, por eso nos levantábamos a las 5 a.m. para tomar un bus que hacía todo el recorrido por San José. Llegábamos al Castella antes de las 8 a.m.

¿Cuál fue el siguiente paso en su carrera?

-Estudié escultura tres años en la Universidad de Costa Rica, luego el gobierno italiano me otorgó una beca para estudiar la técnica del mármol durante siete meses en la Academia de Bellas Artes. Me fui para Italia en 1976 con mi esposa, allá nació mi hijo. Posteriormente pasé a la Universidad de Florencia, donde estudié arquitectura.

La esfericidad es un elemento muy presente  en su trabajo, ¿ la esfera es el punto de partida o de llegada en sus obras?

-Es tanto punto de partida como de llegada. La idea es la siguiente: la esfera precolombina es una representación del universo, de una visión del mundo. Uno de mis esfuerzos ha sido tratar de decodificar esa representación.
La esfera es un libro escrito con un lenguaje que es el alquimístico, un lenguaje especial. Entonces, hay que valerse de los instrumentos adecuados para entender el mensaje de la esfera, que es de sincretismo, de unión de contrarios, de armonía con el universo, de participación cósmica. Una vez comprendido ese mensaje se necesitaba, a través de la escultura que es mi lenguaje, traducirlo a la sociedad contemporánea y de ahí nace la idea de las Génesis y de las Imágenes Cósmicas, que son un desarrollo del pensamiento que contiene la realización de la esfera precolombina.

¿En qué momento nace la idea de trabajar la esfera?

-En 1985, cuando llego a entender que lo que soy yo dentro de mi espiritualidad tiene características muy especiales, que dependen de un lenguaje que ya está escrito en la esfera. Entiendo que debo utilizarla para poder comprenderme mejor.

¿No hubo algún acontecimiento que marcara ese instante?

– Llegué a esa conclusión cuando terminaba el estudio en la facultad de arquitectura. Probablemente toda mi formación como arquitecto y como escultor me ayudaron a sentir que ahí hay una verdad por investigar, en este caso, utilizar la belleza para llegar a la verdad, valiéndome de la esfera en todo el desarrollo de la génesis con sentidos estéticos, y así llegar a una verdad más allá de la representación misma. La belleza nunca es verdad, es siempre un puente para llegar a ella, puede vivir por sí sola sin ser verdadera. Lo importante es ir a buscar la verdad y a veces, no siempre, es la belleza un instrumento para llegar a esa verdad.

¿Hay alguna razón en especial para su preferencia por el mármol blanco?

– Es el que existe en Carrara, donde vivo, no hay otro motivo especial. Si fuera negro haría esculturas negras. Es un material que se ha trabajado durante toda la historia del arte y se consigue a buen precio.

A finales de enero usted pasó de manera muy breve por la reserva indígena de Rey Curré, donde se celebraba la Fiesta de los Diablitos. Ahí muchos jóvenes trabajan la madera de balsa de manera destacable, quienes tienen aspiraciones artísticas pero pocas oportunidades de estudiar. A parte de la contribución de dejar piezas monumentales en el país, ¿en qué puede colaborar Jorge Jiménez para propiciar un desarrollo más intenso de la escultura y del arte en general?

-Creo que lo más importante que se está dando en el país es ese sentido de identidad cultural, que pasa un poco por la representación de la esfera precolombina. El arte debe pasar por valores espirituales verdaderos, y no por una moda, el arte no es moda. Oscar Wilde decía que no hay que estar demasiado de moda, porque cuando pasa, uno pasa con ella.  Creo que estos muchachos que quieren hacer arte, deberían entender que todo está dentro de ellos, que lo importante es armonizarse espiritualmente para expresar lo que uno es y no lo que el mundo o a sociedad quieren que uno sea.
Si puedo dejar un ejemplo en ellos, puede ser esta idea de que para hacer arte no hay que ir afuera, tampoco tener mucho dinero; sólo saber entrar dentro de uno mismo, a así descubrir lo que uno quiere. En Curré tienen el río lleno de piedras, yo inicié así, yendo a los ríos con un cincel y muchos sueños y luego esculpiendo. Iba al Reventazón y traía las piedras, no tenía dinero pues vengo de una familia muy pobre; gracias a Dios tuve la beca de Arnoldo Herrera. Las dificultades económicas no son un límite para hacer arte.  Estos jóvenes deben entender que no tienen que tener todo para hacer arte, ni buscarlo afuera, está dentro de ellos. Lo importante es luchar y no perder la fuerza que da la fe en lo que uno hace. Si uno tiene fe puede lograr las cosas.
Quizás este mensaje pueda tener mucha fuerza en ellos. Después vendrán las condiciones, los eventos históricos. Aquí el Museo de Arte Costarricense espera 26 piezas de escultores importantes, ¿qué sabemos si uno de esos jóvenes será luego uno de los que coloque una escultura aquí? En fin, depende mucho de la actitud hacia el mundo. Uno no le puede enseñar a nadie cómo hacer las cosas, sino transmitir la fe  para que las personas la tomen y puedan hacerlas.

¿Cómo fue la relación con su familia durante todo el proceso de su desarrollo artístico?

– Fue difícil, porque ellos nunca lograron entender lo que yo hacía. Creo que todavía hoy no lo entienden en profundidad, ya que ellos tenían otros problemas, otros sueños y otros ideales. Desde el inicio les fue muy difícil pensar que un hijo pudiera vivir del arte.

Precisamente, poder vivir del arte es una inquietud constante para muchos artistas jóvenes…

-Vivir del arte es un sacrificio. Antes de poder vivir bien deben de pasar diez años de sacrificio. Si antes de eso uno llega a vivir bien, no está haciendo arte, sino algo comercial. Se necesita mucho tiempo para madurar, para convencer, realizar todo lo que uno siente adentro. Yo pasé diez años muy difíciles en Italia, nos estábamos muriendo de hambre, pero es el precio que hay que pagar. Quien quiere el éxito rápidamente, está buscando el éxito, no el arte.

¿Qué valoración hace del desarrollo de las artes plásticas en el país?
-Lo veo bastante bien. En Costa Rica ha crecido mucho el arte, hay muchos artistas que trabajan bien . Éste es un país interesante.

¿Hay algún artista emergente que llame su atención?

-No. No porque no me interese, si no porque cada uno tiene su historia. Hay gente haciendo trabajos interesantes, pero ver su desarrollo se necesita una vida. Hay gente interesante que durante el camino se pierde. El arte es la vida. Decía Oscar Wilde: «Si puedes pasar sin escribir es mejor que no escribas». Si uno hace arte, lo hace porque es como respirar o comer, no puede hacer otra cosa. Si es de vez en cuando mejor ni hacerlo. El arte y la vida no se pueden separar.

¿Cómo es un día normal suyo?

-Me levanto a las 5 o 6 de la mañana, bajo al estudio y trabajo hasta la 1 p.m. Luego del almuerzo descanso media hora y regreso al estudio donde esculpo hasta las 8 p.m.

¿Cómo es ese trabajo diario del escultor?

-Es bien interesante. Tanto la parte intelectual como la física son muy fuertes, y eso nos salva. En general los poetas mueren jóvenes y muchos se suicidan, mientras que es difícil que un escultor se suicide, porque entre la idea y su realización pasa mucho tiempo. El escultor puede tener el instante de iluminación y luego trabajar un bloque tres meses. El poeta no, en un segundo  puede resumir el universo entero, después el vacío, y eso produce mucha angustia.

¿Le sugiere el mármol lo que va a esculpir?

-Esa era la idea de Miguel Ángel. Para mí el material no es más que un instrumento para plasmar una idea que existe antes. Yo hago un modelo en arcilla, después busco el material y con todo el irrespeto realizo la idea. Existe un concepto, una visión global del mundo, después la plasmo en el material, bronce, madera o mármol.

¿De qué manera se puede inculcar la sensibilidad artística en personas que a lo largo de su vida, en su formación, no han tenido mayor contacto con el arte?

-Es muy difícil. Si uno lleva el arte debe luchar contra el mundo entero para lograr que lo acepten como es. El arte es tan fuerte que te envuelve y por eso pagás todos los precios, no existen otros compromisos. Quien tiene fe, puede crear fe, quien cree puede hacer que los demás crean en uno.

  • Alonso Chaves 
  • Cultura
Italy
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