Según la evolución de las especies, éstas desarrollan diferentes y extrañas estrategias de adaptación, tanto como las observadas el pasado 19 de junio frente al consulado cubano en Rohmorser, cuando tramitaba la venida a vacaciones de un estudiante costarricense residente en Cuba. Vale mencionar que cientos de estudiantes nacionales de escasos recursos económicos, tienen la dicha de cursar estudios en universidades cubanas; especialmente en medicina. Todos ellos becados al igual que miles más inclusive norteamericanos, es decir beneficiarios de la solidaridad, humanidad y heroísmo de la Revolución Cubana; empeñada sin cesar en su más grandiosa obra humana allende fronteras: ser el pueblo más culto, saludable y solidario de esta Tierra; aún en tiempos de barbarie y cobardía gubernamentales.
Con fines similares, en ese lugar coincidíamos varias personas cuando presenciamos hechos como la llegada de muchos guardias civiles comunicando que en momentos habría allí una manifestación de protesta que requería algunas previsiones. Luego, el encargado de la oficina procedió a cerrarla dándonos las disculpas de rigor pero sin poder evitar reacciones como la de un caballero que disgustado expresó: «pues que se los lleven al carajo y no vengan a atrasarme, sólo gestiono la visa para estar en mi patria cuanto antes». Otros se retiraron renegando contra los manifestantes que ya se veían venir; también hubo quienes preferimos esperar sin negar la curiosidad, máximo que como educador había estado viviendo la lucha patriótica de los educadores contra el gobierno.
Así observé lo que parecía ser otra protesta, pero ahora de los movimientos que en diferentes corrillos se dice son financiados e instruidos en curiosas conductas como las que fue fácil distinguir; ya que no era una marcha de trabajadores, tampoco de costarricenses y menos aún patriótica -en parte según los signos externos-. Además, bloqueaban calles de un sector capitalino privilegiado cubiertos por muchos medios comunicantes (escritos, radiales y televisivos) aunque bien parecían «más de los mismos». Por ejemplo, entre ellos oscilaba «sin reloj» el señor de editoriales por radio -tan vehementes y cínicos como los de esos días contra el magisterio-. También agitaban una bandera de muchas estrellas a la vez que gritaban y gesticulaban sonidos al vibrar sus mandíbulas como diciendo bbbbbbbuchchchch, y avanzaban retorciendo sus cuerpos zigzagueantemente, haciéndose arrastrar al estilo de ciertos animalillos invertebrados muy conocidos y detestables pues siempre donde están  «huele feo».
Tampoco fue difícil identificar los líderes de tan singular población protestante, pues algunos se retorcían con menor «movimiento libertario», quizás consecuencia de la edad, características del nicho, obesidad, patologías políticas, etc. Observaciones que unidas a otras referencias como La Prensa Libre (20/6/03), permiten recordar que dos de ellos gobernaron el país. Uno  entre los años 1958 – 1962 y que en los 80  a la cabeza de un tal movimiento nacional asistido de muchos dólares tuvo un «diputado de oro». El otro de 1982 a 1986 pese a que desde antes ya pretendía «volver a la tierra» aunque fuera arrastrándose. De un tercero, en las páginas amarillentas de la gran prensa nacional se cuenta que fue el diputado más «apestecido» del periodo 1998 – 2002 cuando atiborró de recurrencias la Sala Cuarta y hoy se desempeña «por todos los costales» como relacionista público de casinos en conjunto con la fracción parlamentaria de ese sector comercial. Algo más, con la gente vinculada a tales sitios, ha bloqueado otras calles capitalinas y, sin embargo, como diputado aprobó la ley que penaliza los bloqueos de calles cuando es el pueblo quien demanda justicia; a la postre un singular instrumento represivo heredado del gobierno anterior y sus secuaces. En fin, con escepticismo observé lo que ahora vale contar como: una especie de mutación y mimetismo de especímenes nacionales autodenominados demócratas y libertarios.