Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Luego de 30 años de operar el relleno sanitario de Río Azul, especialistas de la Universidad de Costa Rica confirmaron que existe un foco de contaminación en la microcuenca de la quebrada Azul, debido a la presencia de zinc en concentraciones peligrosas para la salud humana.
Aunque hay sectores del relleno que se han recultivado e incluso ahí se ubicó un parque infantil, se debe analizar el contenido de metales pesados en los suelos para constatar si son seguros
Aunque la mayoría de los metales pesados que se estudiaron todavía no presentan niveles excesivos, se encontró que la contaminación por zinc es muy seria.
Allí se han botado indiscriminadamente todo tipo de desechos electrónicos como pilas, baterías, fluorescentes, televisores, etc., sin ninguna selección ni tratamiento.
Junto a la materia orgánica, con el correr del tiempo, los metales se han lixiviado o disuelto, y han sido arrastrados por las aguas de lluvia, depositándose en los ríos y quebradas aledañas.
«Contenido de metales pesados en los sedimentos de los ríos y quebradas adyacentes al relleno de río Azul, La Unión, Cartago», se denomina el estudio que emprendieron el M.Sc. Rolando Mora Chinchilla y el geólogo Raúl Mora Amador, de la Escuela Centroamericana de Geología, con la colaboración del Dr. Alfonso Salazar y del Lic. Guillermo Loría, del Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (CICANUM).
El proyecto es patrocinado por la Vicerrectoría de Investigación de la UCR, y ha contado con el apoyo de Álvaro Burgos, de la Municipalidad de San José.
A pesar de que se tomaron muestras de varios puntos estratégicos, los expertos concentraron su trabajo en la quebrada Azul, que drena directamente el relleno, preocupados por la concentración de metales pesados en los sedimentos, que pueden ser tóxicos o perjudiciales para la salud.
De acuerdo con el M.Sc. Rolando Mora, dicha quebrada tiene un tramo que se desborda durante la temporada lluviosa e inunda varias casas y entonces deposita sedimentos por todo el barrio que podrían traer problemas de salud. Igual suerte podría correr los cultivos de algunos terrenos que eventualmente utilizan aguas para riego.
La investigación también es parte de la tesis de licenciatura que desarrolla Raúl Mora Amador, quien además realiza un análisis hidrogeológico sobre el posible impacto de este foco de contaminación en las aguas subterráneas de la región, pues podría esperarse que haya infiltración hacia capas más profundas donde se estén arrastrando estos metales pesados.
COMPORTAMIENTO
En primera instancia, los investigadores reunieron información acerca de cómo se comportan los metales en las aguas naturales y en los suelos, se seleccionó el área de estudio, se buscaron los puntos dónde hacer muestreos en sedimentos, y se recopiló una reseña histórica del relleno desde 1970 hasta el 2002, y la manipulación política que ha tenido.
Para detectar los metales, en el CICANUM se analizaron las muestras de sedimentos por medio de fluorescencia de rayos X. Antes de esto se estimó la masa de metales depositada luego de 30 años de funcionamiento, y se concluyó que puede oscilar entre 70 mil y 100 mil toneladas métricas.
Los muestreos se distribuyeron de manera que pudieran captarse los lugares que drenan directamente el relleno sanitario, otros sitios aguas abajo, un punto en el río Damas para controlar los valores de fondo, y luego en el río Tiribí y en las principales formaciones geológicas, con el fin de controlar si se trataba de una contaminación natural por el depósito de los diferentes metales.
En la muestra de la salida de la microcuenca de la quebrada Azul aparece un contenido de zinc extremadamente alto, de casi 1.000 ppm (partes por millón), cuando el máximo es de 315 ppm, según normas internacionales que se tomaron de ejemplo de Canadá.
Excepto dos puntos de muestreo, el resto están por encima de los valores de fondo de la concentración media de la corteza terrestre y arriba de las normas que miden el efecto probable sobre la salud. En este sentido, al zinc se le achacan problemas neurológicos, desarrollo anormal del feto, y la eliminación de la vida acuática, o sea que puede tener efectos muy severos.
Su presencia se asocia con el depósito de pilas o baterías, y de acuerdo con las normas canadienses, los sedimentos de las quebradas afectadas no se pueden utilizar ni siquiera para uso recreativo. Actualmente, hay sectores del relleno que ya se han recultivado; incluso ahí se edificó el estadio y un parque infantil.
OTROS RESULTADOS
El Máster Rolando Mora enfatizó que los niveles de contaminación de la quebrada Azul indican que no existe contaminación por cobre, rubidio y estroncio, mientras que hay una afección moderada por vanadio y manganeso. Por otra parte, se requiere realizar otro tipo de análisis para determinar la situación correspondiente al cromo y al itrio.
Explicó que el plomo, cadmio y mercurio se hallan principalmente en aparatos electrónicos, pilas, televisores, radios, vidrios, cerámica, bronce, plástico, aceite quemado, y bombillos. El cadmio se manifiesta en pilas, aparatos electrónicos, electrodomésticos, pigmentos, vidrio, cerámica, hule y aceite quemado, y el mercurio en pilas, bombillos, lámparas fluorescentes, pinturas, termómetros, tintas y plásticos.
Añadió que el vanadio es un metal cuya concentración media en la corteza terrestre es de 160 ppm, y el valor de fondo es de 185 ppm, pero en el lugar de estudio encontraron 243 ppm, lo que refleja una contaminación moderada.
Los investigadores analizaron el cromo y por el momento detectaron que no hay problema, aunque recomiendan hacer otros análisis para establecer su concentración, que debe ser inferior a 124 ppm, y de 136 ppm sus valores de fondo.
El manganeso obtuvo unos resultados interesantes, ya que su concentración media es de 950 ppm en la corteza terrestre y su valor de fondo 460 ppm, y en el área de estudio se determinó 464 ppm, lo que significa una concentración natural y contaminación moderada en varios puntos. Con cobre no hay ningún nivel de contaminación, al igual que con el estroncio.
Mora destacó que el trabajo se hizo en los alrededores del relleno, pero habría que ver qué pasa dentro de él, porque se espera que asociado con los depósitos de pilas y baterías, empiece a aparecer cadmio, plomo y mercurio.
Afirmó que el cadmio es muy móvil y podría encontrarse aguas bajo de la quebrada en concentraciones muy altas, a la vez que es muy peligroso para la salud. Por el contrario, el plomo y el mercurio no son muy móviles, por lo cual es probable que se estén siendo absorbidos por los terrenos del relleno, formando complejos químicos con materia orgánica.
El profesional manifestó que existen soluciones para el tratamiento natural de aguas contaminadas por estos casos, como es la siembra de ciertas plantas cuyas raíces son capaces de captar o absorber los metales; esto se conoce como biodepuración de aguas.
Aseguró que hay preocupación por cómo manejar los desechos caseros potencialmente peligrosos que contienen metales pesados, y por lo tanto debería crearse una infraestructura nacional para desarrollar una herramienta educativa, de forma que los usuarios sepan cómo tratarlos y reciclarlos, pero es imprescindible que en nuestro país se establezca un lugar dónde depositar desechos peligrosos, en cuenta los hospitalarios.
Este documento no posee notas.