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Pagar la orquesta

«Ha sido uno de mis desengaños», nos chatea Odette García, vecina de Amón, refiriéndose a asesores y consultores del gobierno. «Yo creí que lo hacían por convicción ideológica, pero no, era por dinero y buenos negocios». Agrega que su primer desencanto lo tuvo al enterarse que existían relaciones carnales entre una inmadura organización política y los casinos, o sea el lavado, la droga y la prostitución. «Pero eso fue venial», escribe, «hoy todo mundo está en eso». «En cambio lo de los asesores y negociadores y que se oculten nombres de los que reciben el chorreo, como si fuera legal que funcionarios públicos recibiesen paga secreta por sus tareas, me parece inaudito». «No me explico cómo Abel tolera esta sinvergüenzada».

«Ha sido uno de mis desengaños», nos chatea Odette García, vecina de Amón, refiriéndose a asesores y consultores del gobierno. «Yo creí que lo hacían por convicción ideológica, pero no, era por dinero y buenos negocios». Agrega que su primer desencanto lo tuvo al enterarse que existían relaciones carnales entre una inmadura organización política y los casinos, o sea el lavado, la droga y la prostitución. «Pero eso fue venial», escribe, «hoy todo mundo está en eso». «En cambio lo de los asesores y negociadores y que se oculten nombres de los que reciben el chorreo, como si fuera legal que funcionarios públicos recibiesen paga secreta por sus tareas, me parece inaudito». «No me explico cómo Abel tolera esta sinvergüenzada».
Contesto que ya ejecutivos del FUCE explicaron que las normas de empleo del sector público están obsoletas y fueron siempre disfuncionales. Además la plata no es pública porque no está en el presupuesto nacional. «Las públicas son los funcionarios» murmura ella. «Son centavos», le insisto, citando a Figueres Jr. «Quizás unos 1.300 millones. Nada». Como no se convence, agrego que el dinero que ella maljuzga viene del gobierno de Estados Unidos, garantía de pureza y, sobre todo, de su empleo para beneficio mundial. «Si no fuera así» remato «La Nación S.A. le habría dado primeras planas y editoriales. Y el Ministerio Público habría iniciado una investigación de oficio». Doña Odette duda y termina hablándome de la coloreada presentación del semanario. «Usted ya ni escribe», salta. No sé si lo dice quejosa o contenta.
Horas después del chateo se levanta el verdadero escándalo. Funcionarios de las embajadas de EUA y Hungría filtran a la prensa independiente (La Nación y Canal 7) una bomba: el gobierno cubano viene desde hace 39 años financiando al Comité Olímpico costarricense. Los periodistas husmean y acceden a las donaciones que el departamento Brinco Ágil de la dictadura ha concedido al deporte local. Tres editoriales de La Nación S.A. señalan eufóricos que solo el engaño y el delito podían explicar 72 oros, 42 platas y 39 cobres obtenidos por los cubanos en Santo Domingo contra un casual bronce tico. El editorialista emplea seis veces la expresión «terroristas», trece «satánicos» y dos inesperados «hijuep…» para referirse a los isleños. Exige a la autoridad indagar la conexión local de los mafiosos y sugiere comenzar por los sindicatos del ICE. El canciller Tovar enfático declara que Brinco Ágil no donó nada para la campaña de Pacheco. Al rato me contacta otra vez doña Odette: «Tenía usted razón», me dice. «Que les paguen a los neoliberales causa tristeza, es cierto». «Pero estos comunistas sí son perversos comprando deportistas y matando las ilusiones de nuestra juventud». «El único comunista bueno…», la aliento yo… «es el que recibe fondos del FUCE», chatea ella, dejándome perplejo.

  • Helio Gallardo
  • Opinión
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