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La reelección de Bush dependerá del adversario que deba enfrentar en las elecciones de noviembre de 2004.
El exgobernador de Vermont, Howard Dean es uno de los que aspiran a postularse por el Partido Demócrata de EE.UU.
Aunque Estados Unidos se encuentra aún sumergido por la ola ultra conservadora que impuso el presidente George W. Bush, y sus halcones, — el vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld –, el inicio de la campaña hacia la nominación presidencial del opositor Partido Demócrata, ha demostrado que ya se rompió el consenso generado hace dos años con los atentados del 11 de septiembre, y que existen serios cuestionamientos a la política económica, tributaria y, sobre todo, exterior de la administración republicana.
La cercanía del segundo aniversario de las masacres de las torres gemelas y el Pentágono, hace que aún las críticas se hagan de forma velada, de modo que no parezcan manifestaciones poco patrióticas y contrarias al renacimiento del sentimiento nacionalista que ocurrió tras aquellos oscuros episodios.
No obstante, los cuestionamientos a la labor de Bush son de fondo y, poco a poco, parecen estar despertando el interés de un público para el que, mayoritariamente, el inquilino de la Casa Blanca hace las cosas bien.
De hecho, el ataque contra el mandatario fue la tónica del segundo debate de los precandidatos demócratas, realizado el pasado 5 de septiembre, en la Universidad del Estado de Nuevo México, ubicada en la ciudad de Albuquerque.
Este encuentro tuvo un matiz claramente hispano, debido a la gran cantidad de ciudadanos de ese origen que viven en Nuevo México y a que su gobernador, el también demócrata Bill Richardson, también tiene a sus antepasados al sur del Río Grande.
Los aspirantes a la candidatura presidencia recibieron preguntas en español e hicieron gala de algunas frases en ese idioma. La razón de este coqueteo demócrata con los hispanos, es que se han convertido en la minoría más importante en el censo electoral estadounidense y, por lo tanto, están en capacidad de decidir una elección.
En este debate, el legislador de Missouri, Richard Gephardt; el ex gobernador de Vermont, Howard Dean; el senador de Massachussets, John Kerry; el senador de Connecticut, Joseph Lieberman; y el senador de Carolina del Norte, John Edwards, arremetieron contra las reducciones de impuestos, el aumento del gasto que ha generado un peligroso déficit, la inexistencia de políticas sociales y el papel de prepotencia que asumió Washington en el concierto internacional, el cual ha generado mucho resentimiento y situaciones tan complejas como la de la post guerra iraquí.
En el primer intercambio de ideas televisivo que tuvieron estos precandidatos, realizado en Carolina del Sur, se habían evidenciado más las diferencias de sus respectivas propuestas.
El aspirante de más rápido ascenso en las encuestas es Dean, quien tiene una posición contraria a todo lo que su país ha hecho en Irak y en el Medio Oriente. Asimismo, manifiesta su preocupación por el enorme déficit de la administración, y que, hasta ahora, alcanza el 4,7 % del Producto Interno Bruto.
CRÍTICAS
En mayor o menor medida, los otros precandidatos demócratas también critican la manera en la que la Casa Blanca ha manejado la situación en Irak después del conflicto bélico que desalojó del poder a Saddam Husein.
La tesis es que Bush planeó la guerra; pero no tenía ni la menor idea de qué podría suceder una vez concluidas las hostilidades. El terrorismo y el constante goteo de soldados estadounidenses muertos, podría ser un argumento de peso contra el actual presidente.
Otro punto en común es que Estados Unidos no debió lanzarse a una invasión de estas características sin el pleno e incondicional apoyo de todos sus aliados. Los aspirantes consideran que Washington está obligado a reconstruir sus relaciones con sus socios europeos y con los países árabes moderados, que se sintieron indignados ante la prepotencia de Bush a la hora de decidir la guerra.
Aunque la política exterior es uno de los temas más importantes de cara a la campaña, la economía parece ser el talón de Aquiles de Bush.
Según la posición de muchos en el Partido Demócrata, parece que la historia se repite: en 1991, Bush padre ganó la guerra del Golfo Pérsico y gozaba de una gran popularidad; no obstante, un año después perdió los comicios con Bill Clinton debido al deteriorado estado de las finanzas federales.
Perseguido por este fantasma, Bush hijo ha intentado recalentar la economía y parece que, por ahora, tiene un éxito relativo. No obstante, los analistas financieros consideran que las medidas de la Casa Blanca podrían haber sido muy apresuradas, y que, en noviembre de 2004, el país podría caer de nuevo en un estancamiento económico.
Además, señalan que las políticas adoptadas por Bush, como la rebaja de impuestos, sólo contribuyen a incrementar el déficit, lo que dejaría comprometido el futuro crecimiento económico y la estabilidad.
MÁS ASPIRANTES
El otro precandidato que se ubica bien en las encuestas es Kerry. Menos crítico que Dean, este político tiene a su haber el mérito de ser un reconocido excombatiente de Vietnam.
Por su parte, Joseph Lieberman, ex candidato a la vicepresidencia con Al Gore en 2000, parece ser el aspirante situado más cerca del manejo que actualmente da a la economía el Partido Republicano. De origen judío, no es el interlocutor más indicado cuando se habla del conflicto árabe israelí, a pesar de que mantiene sus distancias con Bush y su discurso hacia el Medio Oriente.
Sea cual sea el precandidato que finalmente logre la nominación por el Partido Demócrata, lo cierto es que tendrá el camino hacia la Casa Blanca muy complicado, debido a la estruendosa popularidad de un mandatario que recogió el relevo de Reagan como el carismático patricio republicano que trasmite seguridad al país en los momentos más difíciles.
Tal vez por esta razón, figuras como la exprimera dama Hillary Rodham Clinton, senadora por el Estado de Nueva York, prefieren esperar hasta 2008 para hacer públicas sus pretensiones presidenciales.
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