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Los riesgos de enfermedad y muerte son mayores para la madre adolescente y su hijo o hija.
Una buena proporción de los embarazos en adolescentes se debe a la falta de a la información adecuada desde temprana edad.
Esto propicia la práctica de falsas creencias que no tienen nada que ver con la planificación familiar.
Entre ellas el uso del agua de pipa o el jarabe de esencia de coronada como sustancias anticonceptivas, tener relaciones sexuales de pie, hacer ejercicio después del coito y evitar dormir después de las relaciones sexuales para que los espermatozoides mueran.
Estas prácticas erróneas abundan entre las personas menores y más de una adulta también las comparte.
La ignorancia en este campo la podemos atribuir a la carencia de educación sexual que existe en escuelas, colegios y el hogar.
Esto se da por cuanto en muchas regiones persiste el mito de que proporcionar a las personas jóvenes información acerca de la sexualidad, incentivará las relaciones sexuales a edad temprana y la promiscuidad.
En un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas se determinó que entre 270 madres adolescentes el 50% no conocía las implicaciones de las relaciones sexuales, el 43% no tenía conocimiento sobre la menstruación, el 42% no sabía como se nace y el 68% dijo no tener a quién recurrir para buscar información sobre estos aspectos.
OTROS FACTORES
La adolescencia por sí misma es una etapa difícil y riesgosa en cuanto al manejo de la sexualidad, debido a que los cambios en la pubertad producen un aumento normal de los impulsos sexuales.
Esto empeora cuando existen problemas de autoestima, inseguridad o carencia de compromisos religiosos.
Otros factores desencadenantes de relaciones sexuales en adolescentes es la falta de comunicación familiar, así como ser hijo o hija de madre adolescente, pertenecer a la zona rural y tener un bajo nivel socioeconómico (ver recuadro).
Esto último se plantea en un estudio sobre la distribución espacial de la fecundidad adolescente en el Gran Área Metropolitana (G.A.M.), realizada por Andrea Collado Chávez, investigadora del Centro Centroamericano de Población (CCP) y profesora de la Universidad de Costa Rica.
Los resultados demuestran una posible asociación entre la pobreza extrema y la alta fecundidad en adolescentes, ya que ningún barrio de baja fecundidad muestra pobreza extrema.
La investigadora explicó que entre los barrios de alta y baja fecundidad hay diferencias en el acceso a diferentes servicios, mejores niveles socioeconómicos y relaciones sociales.
Por ejemplo, las familias de los barrios de alta fecundidad suelen ser monoparentales, o sea que viven solo con la madre o el padre y su nueva pareja.
Además tienen un promedio de seis integrantes por familia, en las cuales un 57% de las personas responsables del adolescente no conoce a las amistades de sus hijos e hijas, lo que refleja una baja interacción social.
Por otro lado, los lugares que presentan baja fecundidad tienen un promedio de cinco personas por familia y muestran mayor cohesión social.
En este estudio se demuestra que el 12.5% de los partos del gran área metropolitana corresponde a jóvenes entre 15 y 19 años, lo cual no ha bajado significativamente desde 1984, siendo las madres solteras la gran mayoría.
Entre los barrios del GAM con baja fecundidad en grupos de mujeres entre 15 y 19 años están: San Antonio, Heredia, barrios del Este, Desamparados, Damas, Alajuela y San José centro.
Presentan alta fecundidad: Tuetal Sur, La Milpa-Guararí, Los Guido, León XIII, los barrios del Sur, Río Azul- Tirrases y La Carpio-Pavas.
ENFERMEDAD Y MUERTE
Los problemas que acarrea un embarazo temprano tienen consecuencias dolorosas en la población adolescente y su descendencia directa.
Los hijos e hijas de madres adolescentes presentan mayor concentración de enfermedad, desnutrición, retraso en el desarrollo y probabilidad de muerte tanto en su edad lactante como en la preescolar.
En un plazo mayor, el infante sufre del abandono en sus diferentes manifestaciones, lo que pasa a ser el signo más importante de aquel embarazo no deseado.
Por otra parte, el riesgo de muerte durante el embarazo y el parto, entre mujeres menores de 20 años, es el doble con respecto a las mayores.
Un embarazo temprano también conlleva problemas sociales a la joven madre, porque disminuye considerablemente las oportunidades para realizarse como persona.
Por ello es fundamental para su adecuado desarrollo evitar el embarazo adolescente facilitando a las jóvenes actividades de desarrollo físico, intelectual, artístico y espiritual para ocupar su tiempo libre.
Así mismo, propiciar una buena y adecuada autoestima en la adolescencia, mantener esta población dentro del sistema educativo y estimularla a definir sus planes futuros.
También es importante que padres y madres cuenten con mayores conocimientos sobre la sexualidad y la problemática del embarazo adolescente, así como la necesidad y urgencia de una adecuada comunicación con su progenie.
Relaciones sexuales tempranas
Las siguiente son algunas de las situaciones que contribuyen a tener relaciones sexuales tempranas:
• Ser hijo o hija de madre adolescente
• Pertenecer a zonas rurales
• Presenciar problemas entre progenitores
• Tener influencia de grupos de amigos y amigas.
• Falta de información sobre reproducción y sexualidad humana, tanto de madres y padres como de adolescentes
• Mala o deficiente comunicación con progenitores
• Bajo nivel socioeconómico
• Influencia de la televisión, radio, periódicos o revistas.
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