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Los invitados de las universidades españolas expusieron los avances durante el Simposio. Moderó Rosa I. Lira Valdivia, del ITCR (con el micrófono).
¿Qué le parecería a usted tomar o dar cursos universitarios sin asistir a ninguna clase magistral, utilizando básicamente la computadora e interactuando con personas que están a kilómetros de distancia?
Actualmente esto es una realidad, según se demostró en el I Simposio Iberoamericano de Virtualización del Aprendizaje y la Enseñanza: «Redefiniendo formas, enfoques y políticas de la educación en la era digital», organizado por el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), y realizado del 23 al 25 de setiembre en el Centro Nacional de Alta Tecnología (CENAT),
Según el profesor Jesús Salinas Ibáñez de la Universidad española de las Islas Baleares, las principales contribuciones de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) al campo educativo son ofrecer una formación superior flexible, o sea, con grados de libertad en cuanto a tiempo, lugar y métodos de enseñanza-aprendizaje, al desarrollarse en un entorno de red.
Sin embargo, por ello mismo se necesita considerar que quien aprende desde la casa no tiene las mismas necesidades de formación, motivaciones o situación profesional, que quien está en el trabajo o en un centro educativo convencional, añadió.
La incorporación de estas tecnologías a la formación universitaria no consiste entonces, solamente en su presencia física en el campus, sino que se necesita una transformación en la forma de abordar la enseñanza y el aprendizaje, así como repensar el significado universitario, señaló la profesora Rosa I. Lira Valdivia, del ITCR.
La calidad de los entornos virtuales dependerá, entonces, del modelo pedagógico del cual se apoye, de la interactividad entre usuarios, diseñadores, tutores y docentes, de la calidad de materiales usados y de la formación del profesorado para su utilización.
NUEVOS ROLES
Los perfiles estudiantiles y docentes deben modificarse para desarrollar los entornos virtuales de aprendizaje en las universidades, sobre todo porque falta una cultura informática en general.
A propósito, funcionarios académicos de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica hablaron sobre su proyecto interno «Comunidad: aprendizaje y cultura tecnológica en línea». Recalcaron que su fin es formar a quienes diseñan y ponen en práctica los currículos (los docentes), para que construyan ambientes de aprendizaje que optimicen las posibilidades de las nuevas herramientas y ofrezcan al alumno un aprendizaje autónomo, crítico, creativo, interactivo y permanente.
Julio Cabero Almenara, de la Universidad de Sevilla, España, enfatizó en que los profesores deben transformar su papel tradicional de transmisores de información y capacitar a los estudiantes no sólo para buscar y localizar información, sino para evaluarla y analizarla.
Las TIC harán que estudiantes y profesorado realicen actividades formativas e interactúen de forma distinta a la actual. Además, el uso progresivo del «chat» (cuarto de conversación en Internet), el correo electrónico o la videoconferencia en los entornos universitarios exigirá que adquieran nuevas competencias para su utilización didáctica, añadió.
Al respecto, el Coordinador de Investigación y Desarrollo del Campus Virtual de la Universidad Interamericana de Costa Rica (ITCR), Álvaro Camacho Soto, habló sobre dos talleres de formación para docentes, cuyo fin último es implementar un plan piloto de cursos «semipresenciales» dentro de su Maestría en Administración de Empresas.
Con el taller «Administración efectiva del aula virtual «, por ejemplo, formarán a los académicos sobre la importancia del uso del aula virtual. Asimismo, el curso «Formación para la Pedagogía Virtual» capacitará al profesorado en técnicas y materiales didácticos para entornos no presenciales de aprendizaje.
En cuanto a los estudiantes, el profesor Cabero resaltó que deben adquirir habilidades para el liderazgo, trabajo en equipo, gestión del cambio y de proyectos, identificación de problemas, autoaprendizaje, desarrollo personal y comunicación, que les permitan aprender, desaprender y reaprender por sí mismos.
Se ha pasado, así, de un modelo de formación centrado en el docente a uno centrado en el alumnado, añadió.
RETOS EN LATINOAMÉRICA
En países con grandes deficiencias económicas como los de América Latina, el primer obstáculo en la modernización del proceso educativo es la carencia de equipo tecnológico adecuado. Además, falta la formación profesional necesaria al respecto.
Sin embargo, como evidenciaron los expositores de las cuatro universidades públicas de Costa Rica, de la de Iberoamérica, de la Fundación Omar Dengo, el Instituto de Investigaciones para el Mejoramiento de la Educación Costarricense y el Instituto de Alajuela, junto con otras de Honduras, Nicaragua, El Salvador, Colombia, Panamá, México y Cuba, se está trabajando para generar un cambio progresivo en la educación superior.
La Universidad Autónoma de Colombia, por ejemplo, impulsa un prototipo de tele-educación para formar a maestros rurales en la elaboración de material didáctico computarizado, según informaron Napoleón Ramírez Gutiérrez, Jorge Ramírez Escobar y Edward Morales Roa.
En Cuba, por su parte, el Centro de Gestión Empresarial, Superación Técnica y Administrativa (GESTA), del Ministerio de la Industria Sidero-Mecánica (SIME), inició la educación en línea para dar formación continua a los trabajadores de esa cartera, con el fin de aumentar la competitividad de sus empresas y mejorar el nivel técnico y la gestión empresarial de ejecutivos y especialistas, según lo expusieron la Directora de Educación a Distancia e Informatización, Dania Morgado García, y la profesora Lourdes Sainz Leyva.
De esta forma, se concluyó que, aunque las TIC son medios y recursos didácticos muy útiles en el proceso educativo, no son el centro de la enseñanza-aprendizaje. Su eficacia dependerá de la mediación pedagógica, el contexto de aplicación, la estructura organizativa que las gobierne, el diseño y la orientación de los contenidos y, sobre todo, de los usuarios y académicos que enfrenten el reto de abordarlas.
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