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El nuevo titular del Teatro Nacional quiere convertir las salas de teatro en un circuito para mantener por más tiempo las presentaciones de calidad.
A partir del 1 de octubre, el reconocido dramaturgo nacional Samuel Rovinsky asumió la dirección general del Teatro Nacional; función que le plantea una serie de retos tendientes a mejorar el medio artístico nacional.
Darle un espacio a la danza emergente, consolidar las bases de un buen teatro, buscar nuevas fuentes de financiamiento y coordinar con otras instancias de cultura, son los principales objetivos de Rovinsky.
Sobre su oficio de escritor, manifestó que tiene trabajos listos para publicar, pero por ahora desea dedicarle tiempo a la dirección del Teatro.
En este sentido, fue enfático al afirmar que el teatro en Costa Rica necesita de nuevos aires, por lo que es necesario traer a directores latinoamericanos que hagan un aporte de formación y búsqueda de nuevos talentos.
Rovinsky habló con UNIVERSIDAD sobre estos y otros proyectos para el Teatro Nacional(TN).
¿Cuáles son los planes ahora que toma las riendas del Teatro?
– Tengo planes que serán discutidos con el Consejo Directivo, presidido por don Guido Sáenz. Las propuestas también están limitadas por el presupuesto del año entrante que fue elaborado y aprobado por la administración que funciona desde setiembre. De manera que debo estudiarlo muy bien y examinar los programas comprometidos con el TN, para saber cómo se pueden acomodar y si el Consejo Directivo está de acuerdo en incluir algunos de los espectáculos que he pensado que podrían darse.
¿Quiere decir que este presupuesto podría limitar algunos proyectos?
– Tengo que basarme en ese presupuesto para hacerlo. No quiere decir que con sólo este plan tenga que llevar a cabo los proyectos. Hay que buscar fondos para actividades o espectáculos que nos parezcan notables.
Usted sabe que la sede de la Sinfónica Nacional es el Teatro Nacional. De manera que ésta tiene prioridad sobre todos los otros espectáculos. Ellos tienen un calendario definido y nosotros debemos ajustarlo junto con la otra programación.
¿Las decisiones sobre el uso del Teatro se tomarán en conjunto con el Consejo Directivo?
– Se supone que tendré autoridad sobre ciertos espectáculos y lo que puedo recibir es la crítica del Consejo Directivo. Pero mi forma de trabajar es compartir con el Consejo estas decisiones.
¿Cuáles son los planes que piensa plantearle al Consejo?
– En los últimos tiempos, aparte de la labor destacada en el campo internacional de la Sinfónica Nacional, la danza es la que está emergiendo con gente muy talentosa, muchos jóvenes entusiastas y una buena dirección de nuevos maestros como Carlos Ovares, Jimmy Ortiz y otros. La danza será prioridad para darle el campo que se merece en el Nacional, con espectáculos de buena calidad. Es un buen momento para darle un espaldarazo a la danza.
Pasa un fenómeno muy curioso con la danza. El teatro nació hace 2500 años en las fiestas dionisiacas alimentándose de la poesía, la danza y la música. Hoy se ve un acercamiento a través de la danza de los géneros que se separaron. La idea es reunirlos para hacer algo diferente.
¿Le dará ese impulso también al teatro?
– Claro. Como dramaturgo, de todos los géneros, el teatro es mi preferido. Pero tengo que basarme en la realidad, pues dicha actividad es muy irregular aunque hay muy buenos elementos. Mi proyecto será en colaboración con la Compañía Nacional de Teatro, el Teatro Universitario, el Taller Nacional de Teatro, y buscar un socio como el Melico Salazar, para establecer un programa de descubrimiento de actores y presentar obras de relevancia, si fuera posible de dramaturgos nacionales.
¿Su objetivo es destacar de nuevo el teatro?
– Sí, hacerlo destacar como lo fue en los años 70; pero para esto hace falta traer a un par de directores latinoamericanos de renombre que al mismo tiempo sean maestros y que, entre montaje y montaje de una obra, puedan dar cursos de actuación, donde se incluya a los actores profesionales. Estamos en una etapa donde es indispensable traer estas personas de afuera.
¿La idea es que estos directores estén en forma permanente?
– Por lo menos un año. Para esto haremos una especie de terna para elegir lo que más le convenga al medio teatral. Esta exploración hay que hacerla por medio de gente como Alfredo Catania, quien ahora se va para Argentina por tres meses, pero no descartamos que venga gente de otros países, como México, que tiene muy buenos directores.
¿Le abrirá las puertas a los grupos independientes?
– Eso tengo que estudiarlo. Por ahora me parece que la primera obligación es con la Compañía Nacional de Danza (CND); pero, por supuesto, como en años anteriores se le dará la oportunidad a los grupos independientes. La CND debe ser el máximo exponente de la danza en Costa Rica.
¿Cómo será la coordinación con las otras entidades de cultura?
– Para cada plan voy a hacer una convocatoria de estas entidades. No será difícil convencerlos de la necesidad de aunar esfuerzos, ya que ellos tienen muchas ideas que aportar.
¿En lo que se refiere a música, cuáles son sus proyectos?
– Está la Compañía Lírica Nacional que presenta dos óperas. Quiero proponerles que hagamos una concertación con la Sinfónica Nacional, para encargar una ópera con alguno de los más destacados compositores nacionales. La idea sería reunirlos a través de un concurso, en contratación directa o alguien que se seleccione previamente. Queremos provocar un reto a los compositores jóvenes que han demostrado su talento con obras complejas.
¿Se ha pensado en traer nuevos espectáculos internacionales?
– El Teatro ya tiene una aventura que viene desde la administración anterior, que es convertirse en una especie de agente de espectáculos. El primer intento o lo que se está tratando de hacer es traer de Inglaterra al Royal Ballet. La idea es muy buena, aunque hay que ver en qué condiciones se van a dar este tipo de espectáculos.
¿Qué tipo de espectáculos se pueden presentar y bajo qué condiciones?
– En primer lugar, hay libertad en cuanto a la escogencia de montajes y no hay previa censura, solamente tomar en cuenta la planta física del Teatro, porque es algo que limita el tipo de espectáculos. Lo otro es que es un monumento y un símbolo que merece respeto en los espectáculos que se presentan. Otra característica es que no se utiliza exclusivamente para teatro, sino para otras disciplinas como la danza, la lírica y diversidad de eventos.
Un espectáculo que está pocos días debe atraer mucho público y para eso tiene que ser de excelente calidad.
Usted hablaba de coordinar con el Melico Salazar. ¿En qué consistiría?
– La idea es que hay que darle más oportunidad a más público de ver un espectáculo que ha tenido éxito. Para esto, se pueden convertir las salas en un circuito. Si usted tiene un montaje de teatro, se llena y si va a durar sólo una semana es algo injusto, porque lo ve muy poca gente. Hay que trasladarlo al Melico Salazar o viceversa. Todo eso hay que hacerlo en conjunto.
Sin duda, un aspecto por considerar es el mantenimiento de la planta física del Teatro.
– El mantenimiento es indispensable. Quiero convencer al Consejo Directivo de eliminar la cocina que se ubica en la cafetería, puesto que dañó todo el espacio de paredes y cielorraso que ahora están en reparación. Después hay que restaurar otras partes que están deteriorándose.
Sobre el entorno del inmueble, se busca convocar a una reunión a la Municipalidad de San José, ejecutivos del ICE y del Banco Central, para empezar a modificar el entorno del TN y que en la noche sea un lugar más seguro. Eso significa más iluminación, más vigilancia, ofertas de estacionamiento para vehículos, movilización de la avenida segunda con un tipo de transporte colectivo que no dañe la pared sur del Nacional. Queremos transmitir estas ideas a los especialistas en urbanismo de la Municipalidad.
Es un proyecto a largo plazo. El primer paso es convencer a la gente de que hay que empezar ya, si no el Teatro se va a quedar sin público. Los turistas no se van a acercar al museo, ni a los teatros, aunque ofrezcamos espectáculos de gran calidad y el costo de la entrada sea atractivo. Al fin y el cabo, el Teatro tiene una configuración democrática.
¿Hubo una época en que el TN tuvo una connotación de elitista?
– Eso fue un error muy grave tanto para los que lo manejaron originalmente desde principios de siglo como para los que lo criticaron, porque esa división arbitraria entre cultura elitista y cultura popular no existe: toda la cultura es popular.
El Teatro también ha sido centro de importantes conferencias…
– Continuaremos con la iniciativa de la administración anterior, de trabajar en conjunto con el Colegio de Costa Rica para traer a personalidades que ofrezcan conferencias gratuitas en el campo de la cultura y de la ciencia.
¿Por cuánto tiempo estará en el TN?
– No sé por cuánto tiempo, pero sí pondré todos mis conocimientos, entusiasmo y esfuerzo necesarios para lograr estos objetivos. Pienso tener buena relación con el personal administrativo y velar porque cada persona cumpla con sus obligaciones puesto que trabajar en el TN es un privilegio que tenemos todos.
¿Cuál obra le gustaría ver representada en el TN?
– Quisiera ver algunas obras, pero no creo que sea el momento de detallar. Probablemente tenemos que hacer esto en 2004, para que el nivel de actuación sea tal que puedan montarse obras que atraigan al público, y mejorar el estado actual del recinto. En eso soy realista; no se trata de ver una gran obra y se acabó el asunto. La idea es mantener y ayudar a establecer las bases para un buen teatro en Costa Rica.
En ese momento me gustaría ver «La Comandante Bárbara» de Bernard Shaw, que es una obra que tiene casi 80 años, pero que es de gran actualidad por el tema de la guerra. Esa pieza me gustaría verla montada, pero primero tenemos que darle nuevos aires al teatro.
Prolífico autor
Samuel Rovinsky, nacido en 1932, se ha destacado como un prolífico dramaturgo y escritor de obras de temas sociales que mantienen vigencia en la sociedad costarricense, entre estas destaca «Las Fisgonas de Paso Ancho».
Desde su época de colegio, Rovinsky se dio a conocer con una producción de cuentos publicados en los periódicos La Hora y el Diario de Costa Rica.
Al finalizar esta etapa, viajó a México a estudiar ingeniería civil en la UNAM. Fue allí donde creció su afición por el teatro. A su regreso al país, con su título bajo el brazo, encontró en Costa Rica un teatro incipiente, pero de su agrado.
Grupos como el Arlequín, La Máscara y el Teatro Universitario eran los principales sitios del género.
Rovinsky ha escrito más 15 obras de teatro, novelas y cuentos; además ha ganado premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Nacional de Cuento Aquileo Echeverría.
Designación bien recibida
Vinicio Chacón
[email protected]
Diferentes personalidades ligadas al Ministerio de Cultura y la vida cultural del país manifestaron beneplácito por la designación de Samuel Rovinsky como nuevo director del Teatro Nacional.
El Ministro de Cultura, Juventud y Deportes, Guido Sáenz, señaló sentirse complacido por nombrar a «una persona de la jerarquía, capacidad y señorío de Samuel Rovinsky», para ocupar la dirección del Teatro Nacional.
Sáenz lo describió como un «estupendo intelectual y dramaturgo, quien quiere mucho al teatro.
Por su parte Carmen Naranjo, Ministra de Cultura durante la administración Carazo, calificó la decisión de excelente y describió a Rovinsky como «un hombre muy activo e inteligente, quien tiene una excelente relación con los artistas y un criterio muy amplio».
La escritora recordó el hecho de que Rovinsky es ingeniero civil, ya que sus conocimientos le servirán para continuar la restauración del Teatro Nacional.
Por su lado Arnoldo Mora, quien ocupó el cargo durante la administración Figueres, señaló sin miramientos que Rovinsky es la persona indicada para el puesto, al tiempo que enfatizó que «luego de más de un cuarto de siglo es importante la renovación en la dirección del teatro».
Agregó que al designarlo, Guido Sáenz no sólo convoca a un hombre de confianza, «ya que fue su mano derecha en el Sistema Nacional de Radio y Televisión», sino que escogió «a una persona madura de gran imagen en el mundo del arte y la cultura».
El exministro coincidió con Naranjo en destacar la profesión de Rovinsky: «es muy importante para la renovación permanente de un edificio muy complejo y castigado».
«Todo el mundo cultural debe apoyar a Rovinsky y a Sáenz, ya que el Teatro Nacional es un patrimonio y todos nos beneficiamos de la buena cara que tenga», concluyó.
El también extitular y escritor Alberto Cañas destacó «la gran honorabilidad y capacidad intelectual» de Rovinsky.
Calificó al autor de «Las fisgonas de Paso Ancho» como un hombre culto y excelente administrador.
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