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Homosexualidad y matrimonio

La noticia de los últimos días ha sido la acción de inconstitucionalidad interpuesta por el abogado Yashin Castrillo, en contra de los artículos del Código de Familia y del Código Penal, que imposibilitan el matrimonio entre homosexuales.  Las opiniones sobre el tema han sido divididas, si consideramos las encuestas hechas por los medios informativos:  algunas personas -algo indignadas- han manifestado su repulsión por la idea y otras han salvado el derecho que toda persona debe tener de casarse con quien ame, sin importar su sexo.

La noticia de los últimos días ha sido la acción de inconstitucionalidad interpuesta por el abogado Yashin Castrillo, en contra de los artículos del Código de Familia y del Código Penal, que imposibilitan el matrimonio entre homosexuales.  Las opiniones sobre el tema han sido divididas, si consideramos las encuestas hechas por los medios informativos:  algunas personas -algo indignadas- han manifestado su repulsión por la idea y otras han salvado el derecho que toda persona debe tener de casarse con quien ame, sin importar su sexo.
Por supuesto, la Iglesia Católica ha sido tajante al respecto:  el matrimonio entre homosexuales es imposible (quizás hasta abominable), por contrariar los designios divinos.
No la tienen nada fácil los Magistrados de la Sala Constitucional, al enfrentar los razonamientos del abogado Castrillo, que pretenden rescatar el principio de igualdad y de no discriminación (en este caso, en razón de las preferencias sexuales), y los de la Iglesia Católica (que no por irrazonables dejan de tener un alto grado de resonancia en un pueblo tan tradicional como el costarricense).
Será difícil para ellos desligarse de la reiterada jurisprudencia que sobre el principio de igualdad, esa Sala ha generado en los últimos años, y enfrentar el poder de la Iglesia Católica que se manifiesta en los prejuicios que los propios Magistrados, como individuos, pudieran tener sobre este tema.
Haciendo a un lado la salida por la que opten los Magistrados de la Sala, lo que sí es verdaderamente interesante es la polémica que se pueda generar a partir de la puesta en escena de esta acción.  Ya se oyen muchas voces -algunas a favor, otras en contra-, aunque todavía no las suficientes; supongo que en muchos casos resulta difícil asumir abiertamente una posición al respecto, pues en principio exige el enfrentamiento de nuestra formación moral (dentro del ámbito de la religión católica en la que la mayoría hemos crecido) con nuestra ideas de vanguardia (a partir del desarrollo de nuestro pensamiento crítico).  Luego de enfrentar los discursos contrapuestos que bullen en nuestro interior, debemos escuchar las críticas de nuestros interlocutores, ya sea por retrógrados o por vanguardistas (en el mejor de los casos).
Aun así, nosotros no tenemos sobre nuestros hombros la gran responsabilidad que sí tienen los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al dictar un voto que podría significar un cambio radical en la forma como  tradicionalmente se ha concebido a la familia, lo cual no es algo nuevo si consideramos el alto grado de familias monoparentales que hay en nuestro país.  (Sobre este tema, hay un interesante artículo en la dirección de la internet http://ns.fcs.ucr.ac.cr/˜historia/mod-his/reinv-familia.htm).  No obstante, sí tenemos la responsabilidad de asumir una posición al respecto y referirnos al asunto, pues no solo de nuestras acciones, sino también de nuestras ideas, depende la Costa Rica que heredaremos a nuestros hijos.

  • Rebeca Ramírez H.
  • Opinión
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