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Universidad para quien pueda pagar

El acceso a la educación superior muestra una elitización según un estudio del ICE.

El acceso a la educación superior muestra una elitización según un estudio del ICE.
«El acceso a la educación superior en Costa Rica es elitista y siempre lo ha sido», así resumió Juan Diego Trejos del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) la investigación «La educación en Costa Rica: ¿Un sólo sistema?» .
Las cifras son contundentes: el 71% de estudiantes que asiste a la educación superior pertenece al 40% más rico, mientras que sólo el 13% proviene del 40% más pobre. Estos números se basan en la Encuesta de Hogares 2002 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Según Trejos, el principal obstáculo para que las clases económicamente desfavorecidas accedan a la educación superior es que la mayoría no termina la secundaria.  Del 90% que no asiste a la universidad, 95% tiene la secundaria inconclusa.
Esta aseveración se confirma si se toma en cuenta que la población que la termina asiste en su mayoría a la universidad, y la diferencia por estrato económico en este rubro es mínima.
«La mayoría de estudiantes que terminan primaria matriculan en secundaria pero el sistema los expulsa desde el primer año, la versión oficial es que la gente deserta pero en realidad el sistema no logra retenerlos, sólo un tercio de los que ingresan termina el colegio,» afirmó Trejos.
Para el investigador si se quiere lograr la equidad en la educación superior se debe mejorar la secundaria, pues nuestro país está rezagado en cobertura respecto al resto de Latinoamérica. «Este ciclo es un colador que excluye a la gente más pobre», puntualizó.

EL NEGOCIO DE LAS PRIVADAS

El crecimiento de la educación superior privada en los últimos 20 años ha sido vertiginoso, pues mientras representaba en 1987 el 22% de la matrícula universitaria total, hoy capta el 66% de quienes ingresan a estos centros de enseñanza, con lo que deja al sistema estatal en un 34%.
Mientras tanto las universidades estatales mantienen congelada su matrícula desde los años 80, ante la contracción en el gasto y del cual se están recuperando hasta ahora.
Para Trejos, el estancamiento de las estatales ha favorecido el negocio de las entidades privadas, pues además de dejarles una gran cantidad de estudiantes como clientes, también les dan profesores calificados.
La forma de selección de estudiantes en las universidades estatales (notas y examen de admisión), favorece a quienes provienen de colegios privados y por tanto dificulta el ingreso de las personas más pobres.
Sin embargo, el investigador maneja la hipótesis de que las proliferación de universidades privadas ha facilitado el acceso de los estratos medios a la educación superior, pues si bien los costos son altos, muchos trabajan para financiar sus estudios.
Pablo Brenes, director ejecutivo del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (CONESUP) la educación privada y la estatal son complementarias pues el Estado no tiene la capacidad para recibir a toda la población estudiantil; «las privadas le han quitado presión al Estado.»
Añadió que la educación estatal debe contribuir al acceso de las clases más pobres a la educación superior pues considera que la educación es la principal arma contra la pobreza. «Es injusto que se consuman en la pobreza mientras el Estado debe buscar su promoción hacia la educación superior,» comentó.
Respecto al acceso de los más desposeídos a la educación superior privada, indicó que si bien para estas universidades le educación es un negocio, existen «instituciones muy altruistas» que brindan facilidades a las personas de escasos recursos.
Sobre la calidad de los profesionales graduadas en  las privadas, Brenes afirmó que no se puede evaluar si son buenos o malos pues no hay estudios que así lo indiquen.

UN SISTEMA EXCLUYENTE

Ante las cifras del estudio, el viceministro de educación, Wilfrido Blanco manifestó que el sistema educativo es excluyente, tanto en secundaria como en el nivel superior, pues privilegia a quien puede pagar.
En su criterio uno de los principales obstáculos que tienen los más pobres para ingresar a la educación superior estatal son los procesos de admisión, pues privilegian a quienes pagan por una mejor educación.
«Resulta que quienes pueden pagar ingresan a la universidad pública, e irónicamente los más pobres, por quedar fuera en los procesos de admisión, deben financiar sus estudios en una privada.»
Sobre la secundaria reconoció que hace falta una mayor cobertura y equidad en la distribución de los recursos destinados a la ayuda social. «El estancamiento de nuestro país en la educación secundaria es muy serio», sentenció.
El estudio del IICE señala indica que sólo la tercera parte de las personas que ingresan a secundaria, logran terminar. Para el viceministro la gente no se va por gusto, sino que el sistema obliga a irse.
«No hablemos de deserción sino de exclusión, porque desertar es irse por voluntad propia. No es lo mismo querer irse que tener que hacerlo por diferentes factores.»
Añadió que algunos proyectos buscan aumentar la oferta en la educación superior, como la creación de la Universidad del Trabajo, muy similar en sus funciones al Instituto Nacional de Aprendizaje.
Eugenio Trejos, director del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), coincidió en que el sistema educativo hacia la educación superior es excluyente, y quienes ingresan a las universidades estatales pertenecen a los estratos económicos altos.
«En CONARE estamos en la búsqueda de mecanismos que permitan tener procesos de admisión que den cuenta de poblaciones excluidas, y garantizar no solo su ingreso, sino también su permanencia en la educación superior.»
Para Trejos hay tres factores que dificultan el acceso a la educación superior estatal: la restricción presupuestaria para ampliar la matrícula; la mala calidad de la educación básica que deja muy malas bases de conocimiento, por lo que repiten cursos en primer año; y la infraestructura.
Respecto a la elitización de la educación superior indicó: «A pesar  de los esfuerzos que hacemos, la tendencia marca una universidad para las élites; la sociedad está estancada en el combate de la pobreza, y si hay una privatización de la educación superior es por culpa de los programas de ajuste estructural y las políticas de apertura que buscan el negocio.»

  • Javier Córdoba 
  • Universitarias
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