Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El antiguo Teatro Raventós, conserva hoy su vocación hacia el arte popular.
El antiguo Teatro Raventós abrió sus puertas un 13 de octubre de 1928. Hoy, 75 años después, el Teatro Popular Melico Salazar (TPMS) lo celebra con un programa que combina producciones estatales y de grupos independientes.
Además, da inicio a una nueva política de incluir espectáculos internacionales con la presentación el viernes 10 de octubre del grupo francés de rock Astonvilla.
El sábado 11 habrá noche de tradiciones costarricenses y el escenario será del Círculo de Narradores Orales, del grupo de danza Aires Costarricenses acompañado por la música de Tsukür y de Dancestra y Afro-Caribe.
El acto oficial será transmitido en vivo el domingo 12, por Canal 13 desde las 5 p.m. Incluirá la proyección de un vídeo histórico sobre el teatro, la presentación de la cantante lírica Raquel Ramírez, y la del Instituto Nacional de Música, del Taller Nacional de Danza y de la actriz Marcia Saborío.
El Director del Melico Salazar, Giancarlo Protti, habló con UNIVERSIDAD sobre las políticas culturales aplicadas en el teatro.
Cuando el Teatro Raventós abrió sus puertas en 1928, era un teatro enfocado hacia el arte popular. ¿Considera que 75 años después, el Teatro Melico Salazar continua en esta línea?
– Sí. Algo que ha conservado este Teatro ha sido la diversidad artística y también ha contribuido al reconocimiento de la diversidad cultural.
Hay que recordar que popular no es igual que populachero; no significa mediocridad ni mala calidad artística. Es arte popular porque está hecho por el pueblo, no necesariamente por la academia. Pero también ligo el término a una de nuestras políticas culturales: la creación de audiencias o acercamiento de nuevos públicos al arte. Por eso ofrecemos producciones de calidad a precios accesibles, a pesar de que los gastos de operación son elevados.
¿Qué mecanismos utilizan para lograr poner en práctica esa política?
– Es difícil, pero encontramos varias fórmulas. Este año por ejemplo, con producciones como el Festival de teatro infantil y la celebración de los 75 años, impulsamos las cooperaciones interinstitucionales. Estas alianzas estratégicas son lo que permiten popularizar el precio, al mismo tiempo que la programación.
Samuel Rovinsky asumió la dirección del Teatro Nacional y habló de trabajar con el Melico y convertir ambas salas en un circuito. ¿Contemplan las alianzas estratégicas que mencionó, la unión de esfuerzos con otras entidades públicas?
– Desde que comencé mi gestión impulsé la cooperación con el Teatro Nacional, con la Dirección General de Cultura y con el Centro de Cine.
Este año, el Melico Salazar se sumará a la producción del Festival de Coreógrafos que se llevará a cabo en el Teatro Nacional en diciembre y en el futuro queremos también trabajar con museos.
La coproducción entre instituciones me parece un deber, no se puede trabajar como en una isla. Hay tareas importantes y obstáculos muy fuertes que superar.
Debemos demostrar a las autoridades que el arte genera desarrollo y eso no lo puede hacer un teatro solito. Tiene que ser un esfuerzo colectivo y no solo de las instituciones públicas, sino también de los artistas profesionales independientes.
Uno de los programas del Melico es el Plan de Estímulo al Arte Profesional Costarricense.¿Cuáles son sus alcances?
– Es un programa que se refleja en todas las actividades del teatro. En «Cultura al aire libre» hubo grupos profesionales: Los Brillanticos, Kadeho, Diquis-Tiquis y cineastas independientes.
Hemos hecho producciones conjuntas este año con Rubén Pagura, Cantoamérica, César Meléndez e hicimos el IV Festival de Teatro Infantil EducArte con grupos de teatro independientes. La celebración del 75 aniversario incluye a Malpaís, a Raquel Ramírez y a otros espectáculos autónomos.
El Plan responde a otra política cultural que dice que el Estado estimula al artista profesional. No se trata de resolverles la situación, hay tantos artistas buenos que no alcanzaría el presupuesto. Se trata de que traigan el espectáculo armado y el Melico les de un trato muy favorable: no pagan alquiler y les ayuda con la publicidad.
¿Pasa el arte por un mal momento?
– El presupuesto es el más bajo desde hace unos años, y es una pena porque Costa Rica otorgaba un 1% de su presupuesto a la cultura. Claro, eso era porque nuestros dirigentes dieron una lucha formidable en los años 70 y porque había una visión desde la Presidencia de la Republica de fortalecer la cultura, y aunque eso se mantiene va en detrimento. Ya hemos reducido más de la mitad del monto, cuando debería ser al revés.
Tenemos músicos excelentes. Muchos de ellos, pop, rock, populares o clásicos están listos para tocar en cualquier escenario del mundo. Tenemos una Sinfónica Infantil y un Instituto de la Música consolidados y es lógico que cinco años después de aprovechar oportunidades así surjan buenos músicos.
Por otro lado el cine quiere repuntar, y contamos con escultores y pintores de altísima calidad.
En el área del arte escénico la danza está muy bien. Fue una agradable sorpresa descubrir que los grupos folclóricos llenan el Melico Salazar, y la danza contemporánea tiene bailarines del máximo nivel.
En teatro, creo que se está restableciendo y se dan propuestas que consolidan a nuevos directores.
El Festival Nacional de las Artes es otro programa a cargo del Melico. ¿Cómo lo recibió el público?
– La experiencia de Limón fue un fenómeno social que nos sorprendió a todos. No esperábamos que todo fuera tan multitudinario. Todas las funciones fueron a teatro lleno y con «El Nica» tuvimos que dar una función extra.
Este documento no posee notas.