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Un Islam con voz de mujer

Primera mujer musulmana recibe Premio Nobel de la Paz

Primera mujer musulmana recibe Premio Nobel de la Paz
Shirin Ebadi es la undécima mujer que recibe el Nobel de la Paz desde su creación en 1901
Shirin Ebadi, una abogada y escritora iraní de 56 años que ha dedicado su vida a luchar por los derechos humanos en su país y en el mundo islámico, se convirtió, el pasado 10 de octubre, en la primera mujer de religión musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz.
Aunque se mostró muy sorprendida y negó saber que estaba nominada para este importante galardón, que concede la Academia Noruega, Ebadi estuvo en liza con personalidades de la talla del Papa Juan Pablo II.
El Nobel de la Paz para esta defensora de los derechos de mujeres y niños, es una señal de apoyo a la moderación dentro del mundo musulmán, que en los últimos meses ha sido ligado, de forma interesada, con expresiones radicales que poco tienen que ver con el verdadero espíritu del Islam.
Graduada en la Universidad de Teherán, esta especialista en derechos humanos tuvo el honor de ser la primera mujer en ocupar el cargo de jueza en Irán.  No obstante, con el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, fue obligada a dejar este puesto.
Según la interpretación radical que hacen los clérigos fundamentalistas islámicos de la «Sharia», la ley del Corán, las mujeres son demasiado emocionales e irracionales para cumplir funciones de responsabilidad en tribunales de justicia.
Desplazada por la corriente ultra conservadora del Ayatolá Khomeini, Ebadi se dedicó a defender a presos políticos y opositores, en casos en los cuales ningún otro abogado se hubiera atrevido a participar.
Para la abogada, quien también es profesora en la Universidad de Teherán y ha escrito varios libros sobre derechos humanos, en Irán aquellos que están a favor de la libertad nacen con miedo, viven con miedo y, finalmente, mueren con miedo.
No obstante, ella confiesa que ha logrado dominar el temor para luchar por aquellos sectores de la población cuyos derechos han quedado más limitados por el régimen ortodoxo chiita iraní, en otras palabras los niños y las mujeres.
Su valentía le ha valido el reconocimiento de todos los líderes moderados iraníes; pero también la persecución y condena de parte del régimen de los ayatolás.

EMANCIPACIÓN

Ebadi ha estado varias veces en las cárceles más terribles de Teherán; sin embargo, ha logrado salir bien librada y se ha convertido en todo un símbolo de emancipación para las mujeres iraníes y para el resto de las féminas que viven en el mundo musulmán.
La activista siempre ha dicho que las interpretaciones de la «Sharia» que ponen a la mujer en un segundo plano, no corresponden al espíritu del libro sagrado del Islam y son sólo el resultado de intereses políticos y económicos, que siguen asentándose sobre la marginación, exclusión y explotación de las mujeres.
Por esta razón, la abogada mantiene serios cuestionamientos al régimen clerical iraní y otros movimientos, como el de losTalibán en Afganistán, que convirtieron a las féminas en posesiones.
De este modo, para Ebadi, el problema trasciende la religión y es común en todo el Tercer Mundo, donde las principales víctimas de la opresión y la pobreza son las mujeres.
Debido a estas circunstancias, sus mensajes a favor de la protección de los derechos humanos han rebasado las fronteras de Irán y del Islam, para convertirse en un mensaje universal.
Una de las acciones que más repercusión ha tenido en occidente, fue su defensa, en 1999, de los estudiantes iraníes que se lanzaron a la calle en demanda de mayores libertades cívicas, religiosas y políticas.
Ebadi es la undécima mujer que recibe el Nobel de la Paz desde su creación en 1901.
Además de su compromiso contra las violaciones de los derechos humanos en su país y su defensa de la mujer y de la niñez, la abogada mantiene una posición muy crítica sobre las desigualdades que dividen el planeta y que son la causa de muchos males e injusticias.
De este modo, la abogada ha criticado abiertamente la ocupación norteamericana de Irak y la ofensiva del ejército israelí en contra de objetivos palestinos.
Sobre ambos conflictos, expresó que se trata de situaciones muy desiguales, ya que es gente común que intenta defenderse de una maquinaria bélica de alta tecnología sólo con piedras y palos.
El mensaje de Ebadi contra la injusticia por razones étnicas, religiosas, políticas o de género, se alzará ahora con más fuerza, gracias a un premio que, quieran o no las autoridades iraníes, pone a la escritora en otra escala humana.
Aunque aún no sabe a qué dedicará la suma de 1.3 millones de dólares que incluye el galardón, es muy posible que lo utilice para seguir defendiendo a las mujeres y los niños en un país en donde son poco más que personas de segunda categoría.
Por otra parte, en el ámbito occidental, este premio es una bofetada a la política exterior de los Estados Unidos, un país que insiste en buscar fantasmas en el mundo islámico y que no es capaz de ver las virtudes de una civilización que florecía filosófica, moral y científicamente, cuando Europa estaba sumida en el más sombrío oscurantismo.

  • Manuel D. Arias M. 
  • Mundo
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