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El arte de manejar la navaja

Rubén fonseca

Rubén fonseca
» Los libros que tenía delante y por los cuales me interesaba ahora trataban de un extraordinario instrumento, una de las principales herramientas del hombre, la primera arma producida científicamente, el cuchillo «. Este instrumento que a veces sirve para defenderse y otras para justificar la muerte, a Rubem Fonseca le sirve de base para crear una excelente novela de intriga policíaca ambientada en un Brasil contemporáneo y violento.
El gran arte es la segunda novela del escritor brasileño que en 1925 nació en Juiz de Fora, estado de Minas de Gerais y que el mes anterior recibiera el premio de literatura latinoamericana y del caribe Juan Rulfo.
 
Sin duda su formación en derecho penal y su experiencia como comisario de policía le permiten construir, con precisión de esgrimista y gran fluidez técnica, el sórdido y brutal universo urbano que sirve de alimento para la crónica negra, en el cual la inteligencia se confunde con la astucia y a nadie le extraña si uno sale a la calle a comprar cerveza, cocaína o una córnea porque una mujer le ha dejado un ojo inútil.
Esta novela está cargada de acción y generalmente de acción violenta, presentada a un ritmo narrativo acelerado, al que contribuyen los frecuentes diálogos que con su dinamismo y agilidad nos acercan a los personajes.
Sin embargo la velocidad narrativa no impide la agudeza critica sobre la descomposición social , la corrupción política, la delincuencia organizada y la sexualidad de las personas comunes y corrientes, que en medio de todo, también desean.
El lenguaje informativo e irreverente se combina perfectamente con referencias eruditas que le dan gran solidez a la obra. En la que no extraña pasar de una escena criminal actual en la que se abre un mundo de arterias cortadas y órganos perforados, a una reflexión literaria en la que se argumenta que todos los grandes personajes han sido asesinos, comenzando por Caín y siguiendo por Ulises, Edipo, Electra, Otelo, Raskolnikov, Sorel, y otros.
Como es propio del género policíaco, en el que Fonseca es experto y punto de referencia literaria, el suspenso y el final imprevisto están garantizados, así como las conexiones que se tejen entre un abogado mujeriego y neurótico que se llama Mandrake , sus mujeres , un asesino en serie que gusta de dibujar la letra «P» en los rostros de los cuerpos que ha dejado sin vida , traficantes de cocaína que fácilmente cruzan la frontera con Bolivia y que toman cerveza en los trenes, profesores de textos como el » El cuchillo y la tijera de los Gitanos» que poco tienen que hacer cuando en un combate de esgrima se tropiezan con un boliviano que les abre la sien a machetazos, mercenarios que deben favores, policías disfrazadas de prostitutas que de vez en cuando se enamoran, familias de la plutocracia brasileña postcolonial que engendran magnates de lo ilícito y que así como despilfarran fortunas entre Río de Janeiro y Sao Paulo también pueden encerrar a una hija loca en un sótano durante cincuenta y nueve años o hacer que su tía se disfrace de hombre y llegue a convertirse en un seductor de burdeles. En fin, la acción está por todas partes y bien estructurada. Por lo que con esta novela lo que queda por hacer es empuñarla.
Alvaro Rojas Salazar

Esta novela fue publicada en 1984 y llevada al cine en 1991.

  • Javier Córdoba 
  • Los Libros
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