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Costa Rica sufriría desviación del comercio y de las inversiones, mientras que EE.UU. saldría afectado en tratados con Suramérica
Ante el compromiso de haberse metido en una negociación de Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, el país sufrirá grandes consecuencias políticas y comerciales si este convenio no se suscribe. Así es que lo mejor sería firmarlo asegurándose que los negociadores locales obtengan los beneficios óptimos para Costa Rica.
Así opinan especialistas consultados en relaciones internacionales, ciencias políticas, economía, derecho comercial, empresarios y autoridades gubernamentales.
No obstante, en la mayoría de ellos persiste una preocupación mayúscula porque no se sabe a ciencia cierta cómo están negociando el tema los delegados locales, máxime que la Sala Constitucional falló en contra el 19 de mayo anterior un recurso de amparo que pedía el acceso directo a los borradores de negociación.
AISLAMIENTO
El «Efecto Baldwin» sería una de las consecuencias más notables de no suscribirse el TLC. Éste consiste en sufrir exclusiones al no poder negociar con las naciones más grandes y poderosas.
A la vez, como un efecto en cadena, generaría una desviación del comercio y las inversiones extranjeras en el país quedando comercialmente aislados de acuerdo con lo dicho por los expertos.
Agregaron que a las negociaciones sobre Propiedad Intelectual se les ha puesto poco cuidado, pero son de suma importancia porque constituyen una de las áreas de negocios más fuerte en el futuro.
POSIBLE CAMBIO
Los entrevistados coinciden en que hay grandes posibilidades de que el actual gobierno ceda en el tema de abrir más las telecomunicaciones nacionales a empresas extranjeras.
La concesión se daría en aspectos que para la percepción del ciudadano común, no serían tan estratégicos como Internet Avanzada, la cual sin embargo, es uno de los grandes negocios del futuro.
Existe coincidencia en tener dudas de que el Presidente de la República, Abel Pacheco, mantenga su posición de no abrir las telecomunicaciones manejadas por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Un camino alterno que se tomaría en caso de no concretarse el TLC es que el país llegue a negociar al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
El gobierno de Estados Unidos también sufriría un traspié porque tramitar el TLC sin la participación de Costa Rica podría impedir su aprobación en el congreso estadounidense y plantearía dudas sobre la capacidad negociadora frente a naciones importantes como Brasil que cuestionan muchos aspectos de estos convenios bilaterales.
Patricia Rodríguez, Catedrática en Ciencias Políticas de la UCR:
Si el país se negara a realizar la apertura en telecomunicaciones y no firma el TLC, sufriría desviación del comercio y de la inversión.
También enfrentaría serias consecuencias en 2007, cuando acaben los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) y los requerimientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) nos pidan eliminar los incentivos fiscales a las zonas francas.
No se debe privatizar el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) ni las telecomunicaciones, pero si el país se niega a firmar el TLC, perjudicaría seriamente su exitosa política de atracción de inversiones y de diversificar las exportaciones en detrimento de nuestros productores. Quedaríamos aislados comercialmente.
La apertura de ciertos segmentos del mercado de comunicaciones, como la telefonía celular e Internet, es factible sin necesidad de privatizar al ICE.
En otras palabras, lo que Estados Unidos pide es que abramos lo que en realidad ya está abierto, pero el ICE y una buena parte de la opinión pública -mayormente sindicatos y el sector educativo- se han opuesto.
Warren Crowther, Doctor en Ciencias Políticas, investigador y profesor de la UCR:
Si el TLC se firma y Costa Rica queda fuera perjudicaría mucho al país en cuanto a atracción de inversiones y en el vínculo con el mercado de Estados Unidos.
Hay un proceso en el congreso norteamericano mediante el cual éste define e impone normativa de comercio internacional. Desde hace tres años, sobre todo después del 11 de setiembre, el gobierno estadounidense impulsó la aprobación de nueve legislaciones.
Un ejemplo es la Ley de Bioterrorismo, que incluye una tramitación muy compleja para que productos latinoamericanos entren al territorio de EE.UU. Otra es la ley del Trade Promotional Act (TPA). Esta era supuestamente una instancia para que los negociadores tuvieran cierta libertad en procesos como el TLC con Centroamérica y ALCA pero lo que contiene son numerosas ataduras.
En cuanto al tema laboral y ambiental, aquí quieren que la normativa sobre ambiente que incluya el TLC respete la legislación de cada país, pero eso no va a pasar.
Hay dos cuestiones que son más importantes para el congreso y que están muy por encima del tema laboral y del ambiental y son la seguridad nacional y las reglas de origen.
Carlos Murillo Rodríguez, Director de investigación del Centro Internacional en Política Económica -CINPE- de la Universidad Nacional:
Si Costa Rica no firma el tratado, el problema es que hay privilegios como los de la ICC que terminan en 2007 y quedaríamos muy vulnerables, porque no tendríamos acceso al mercado estadounidense.
El plan B que podría tener la región es el ALCA.
Como EE.UU. está en dicha instancia éste abriría sus mercados al resto de países.
El problema ahora con el ALCA es que está un poco en la cola de un venado y no se sabe qué va a pasar con Brasil, si entrará o no.
Creo que el TLC se aprobará. Me da la impresión de que EE.UU. está asustando un poco a Costa Rica, que es la táctica de negociación. Este país quiere que haya una pequeña apertura en telecomunicaciones. En todo caso hay ciertos servicios que ya están abiertos, como el de Internet por cable y cogeneración eléctrica.
Estimo que Costa Rica no debería abrir su mercado de telecomunicaciones y debe aguantarse el chaparrón de los EE.UU., porque el tico percibe al ICE como una institución importante.
Claro que esta posición nos va a costar, porque nos van a apretar más en propiedad intelectual, en , inversiones en las áreas que llaman «los temas de Singapur».
Henry Mora, Director de la Escuela de Economía, Universidad Nacional:
El resto de países no tiene inconvenientes sobre lo que ha pedido Estados Unidos y dudo que el gobierno costarricense mantendrá su posición de no apertura.
Centroamérica debió haber partido como base de negociación sobre la ICC -de 1984–, no menos que eso. Es inexacto que la Iniciativa dejaría de aplicarse automáticamente si el tratado no se da. Cuando se suscribió no tenía fin, lo que vence en 2007 es una concesión sobre textiles. El gobierno estadounidense sí podría suspenderla por ser una concesión unilateral.
Hay mucha presión interna para que se acepten las extorsiones que vino a hacer el Secretario Comercial de los Estados Unidos, Robert Zoellick, que se une al frente de choque que constituyen los del Movimiento Libertario, el expresidente de la República, Óscar Arias y la Unión de Cámaras.
Hay algunas fortalezas que el país debería aprovechar en la negociación, como ser clave en la lucha contra el narcotráfico que le cuesta millones de millones a EE.UU.
Los banqueros locales y centroamericanos y todo el sector financiero no quieren una apertura total porque no les conviene.
La posta del negocio está en Internet, ni siquiera en los teléfonos fijos o celulares, porque en el futuro la telefonía será satelital.
Alexandra Castro, abogada especialista en Propiedad Intelectual y Derecho Informático:
Si Costa Rica se sale del tratado se dará lo que en economía se llama el «Efecto Baldwin» el cual indica que todos los países excluidos de una zona económica sufren serias consecuencias, perderíamos los beneficios de la ICC.
Se vislumbra que Estados Unidos ha asumido una negociación secuencial con miras que a 2005 lleve una posición armonizada al ALCA.
Pero si somos excluidos de esa integración, igual nos tocaría vernos con el ALCA, estaríamos comprometidos en algún momento de la historia, por eso debemos negociar el TLC en los mejores términos técnicos para el país.
A mi juicio debería estar acompañado de políticas públicas adecuadas, que es lo que falta.
Estamos atados porque Estados Unidos dijo que se acabaron los beneficios unilaterales, lo cual nos obliga a firmar.
Es bueno entrar en un mercado amplio, que evidentemente tiene dimensiones mucho más grandes para nosotros que para ellos.
Alberto Cañas, abogado, periodista, escritor, exministro, exdiputado:
Si Costa Rica no tiene plan A, ¿cómo va a tener plan B?
Lo que pasa es que la gente aquí está sentada en un sillón oyendo a los otros proponer.
No podemos admitir que venga un país a decirnos que o cambiamos esto o …
¡Hay señores en el país que nos dicen que si no decimos que sí, nos arruinamos; pero Estados Unidos tiene que entender que está negociando con un país democrático, que ha construido su país a su manera! ¡Y no le pueden llegar a decir a Suiza que quite su rey, o a México que no toque música de mariachis!
En Costa Rica los que mandan son los ciudadanos y no se puede traicionar el sentimiento de la gente.
Lo que el Gobierno debería decirle a Estados Unidos es que nos dejen hacer un plebiscito sobre el tema de las telecomunicaciones.
El país debe decidir si quiere seguir siendo Costa Rica o si desea pasar a ser «Rich Coast».
Marco Vinicio Ruiz, Presidente de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada:
Los cuatro países restantes del istmo van a firmar, Costa Rica es el que tiene problemas. Si el país no firma sencillamente tiene varias consecuencias:
* El 53% de lo que exportamos es hacia Estados Unidos, esto es, se pierde la posibilidad de ampliar las fuentes de empleo.
* La inversión extranjera va a sufrir un enorme golpe si pierde el acceso preferencial de los EE.UU.
* El Mercado Común Centroamericano va a sufrir, no habría Unión Aduanera sin Costa Rica. El golpe es grande hacia la pequeña y mediana empresa. Entraríamos en un retroceso de 25 años.
Cabe considerar que no existe un país que nos pueda ofrecer las mismas oportunidades de desarrollo.
Alberto Trejos, Ministro de Comercio Exterior:
No firmar un TLC implicaría no solo desmejorar el régimen actual de relaciones comerciales con los Estados Unidos, que es lo que se busca, sino perder las preferencias comerciales de que gozan los productos de exportación a ese mercado.
Sin ese acceso preferencial los productos costarricenses tendrían serias dificultades para competir en el mercado de EE.UU., poniendo en peligro el empleo de cientos de miles de costarricenses, en sectores como la producción de yuca, melón, piña y productos textiles, entre muchos otros.
Por lo anterior, la responsabilidad del Gobierno de la República es no escatimar ningún esfuerzo para buscar opciones que permitan negociar el acuerdo y salvaguardar los mejores intereses del país.
Los Estados Unidos son nuestro socio comercial más importante tenemos 1.870 productos de exportación hacia esa nación y el 53% del total de las exportaciones.
Alrededor de la cuarta parte del empleo está ligado directa o indirectamente con el acceso a ese mercado, en razón de su cercanía y complementariedad. Nuestras exportaciones a EE.UU. se benefician de la exoneración de aranceles para la mayoría de los artículos, en razón de una ley de ese país conocida como la ICC.
El país busca mejorar la situación actual convirtiendo esas concesiones unilaterales en derechos, ampliar las preferencias a productos que no las tienen y complementar esas condiciones favorables de acceso a dicho mercado con un marco normativo que dé más seguridad al comercio con ese país.
Por tanto, la responsabilidad del Gobierno de la República es no escatimar ningún esfuerzo para buscar opciones que permitan concluir la negociación de este acuerdo comercial y a la vez salvaguardar los mejores intereses del país.
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