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Productores redefinen estrategia en tratado

Venderán artículos consumidos por centroamericanos en esa nación.

Venderán artículos consumidos por centroamericanos en esa nación.
Los productores de quesos para pupusas y otros artículos llamados «étnicos» tienen una gran posibilidad de comercialización en Estados Unidos.
Aprovechar la venta de artículos consumidos solo por centroamericanos en los Estados Unidos y establecer medidas de protección como las salvaguardias en el istmo, forman parte de la nueva estrategia que asumen los productores ticos frente a las duras negociaciones que enfrentan en el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre esas dos regiones.
Al menos los procesadores de lácteos están dispuestos a ofrecer productos que en esa nación norteamericana serían considerados «exóticos», pero son altamente apreciados por los latinos, como un queso especial que sirve para preparar pupusas salvadoreñas.
Eric Quirós, secretario general de la Federación Centroamericana del Sector Lácteo (FECALAP) explicó que estos insumos calificados también como «étnicos», son parte de lo que transan durante esta semana en la Octava Ronda de Negociaciones del TLC en Houston (Texas).
«Tenemos posibilidades de lograr acuerdos muy buenos para el sector lácteo porque estos bienes no representan una amenaza para los productos tradicionales como el queso cheddar u otros que hacen en Norteamérica», dijo.
Estos empresarios mantienen conversaciones con sus homólogos estadounidenses desde diciembre del año pasado, aunque se han negado a que se les eliminen altos subsidios percibidos del gobierno norteamericano.
«Es difícil que vayan a ceder en esta posición, pero viramos la estrategia hacia nichos del mercado que no representan para ellos una competencia directa, por lo cual esperamos recibir una respuesta afirmativa».
Otros de estos artículos son el café preparado con leche y algunos procesados por compañías de otras naciones centroamericanas como los helados con sabor a frutas (nance y pitahaya), muy apetecidos por los nicaragüenses y guatemaltecos.
Por este sector participan cerca de 15 representantes de América Central.
«Debemos protegernos de los artículos que vienen. El comercio ístmico tiene posibilidades de protegerse y brindar la mayor cantidad de oportunidades en nuestra expansión empresarial», detalló Quirós.

POCO A POCO

El tema de la desgravación arancelaria en agricultura, uno de los más candentes del tratado, se deja para último momento y es clave en esta octava ronda. La negociación agrícola se adelantó el domingo 19 temprano por la mañana.
Como esta y la próxima ronda de negociación por efectuarse en diciembre en Washington no parecen ser suficientes, ya se planifican dos mini rondas más para agricultura.
José Antonio Madriz, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA) dijo a UNIVERSIDAD que tanto las federaciones sectoriales centroamericanas de diversos productos, como la cúpula empresarial, ha viajado a Washington con el objetivo de procurarse las mejores condiciones en este complejo proceso.
«Hace un mes la cúpula del sector empresarial viajó a Washington y se reunió con congresistas, asesores y representantes de cámaras estadounidenses».
El encuentro se hizo con la American Farm Bureau Federation (Asociación Estadounidense de Granjeros), la American Association of Meat Processors (Asociación Estadounidense de Procesadores de Carne) y con las principales productoras de la industria manufacturera.
Sin embargo, los resultados no son todavía muy fructíferos para los locales, porque negocian con sectores que mantienen un alto proteccionismo.

DIFÍCIL LUCHA

Según el citado dirigente, el país envía $800 millones en productos agrícolas primarios a EE.UU. «Apoyamos el TLC, pero la realidad es que se ha avanzado poco en la normativa que trata con los productos sensibles como lácteos, aves, cerdos, carne de bovino, cereales -especialmente arroz-, hortalizas y aceites.
El congreso de ese país aprobó $110 mil millones en ayuda directa a sus agricultores «y los estadounidenses no han querido que nos protejamos contra eso. Desean que tengamos medidas de salvaguardia pero solo para un número muy pequeño de productos y no tenemos garantía de que sus distorsiones desaparecerán».
Las salvaguardias consisten en fijar ciertos impuestos de entrada en un país o región a productos estadounidenses para proteger aquellos artículos propios en los que no se logró una buena negociación.
Antonio Echeverría, presidente de la Cámara de Avicultores -un sector en el que trabajan 600.000 personas en Costa Rica- explicó que se han abierto a negociar el 81% de las partidas arancelarias que se aplican a los productos estadounidenses.
«No podemos abrir el 19% restante porque sería un suicidio y para eso tenemos la experiencia de la avicultura mexicana con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). De ahí que pedimos una exclusión parcial», puntualizó el representante.
«La intransigencia de los norteamericanos es algo que simplemente no entendemos, ¿cómo puede ser que tengan un apetito tan feroz? (…) Llevamos 13 años intentando que el mercado de EE.UU. se abra. Ahora tenemos todas las de perder».
En representación de los 12.000 productores de cerdo en Costa Rica, Renato Alvarado, presidente de la Cámara de Porcicultores, informó que estarían de acuerdo con permitir la entrada desde EE.UU. de 260 toneladas métricas anuales repartidas en cuatro partidas (paleta, jamón, chuletas y costillas), con cero aranceles – gravámenes a la importación -.
«Desafortunadamente esto es a cambio de nada. La potencia norteña presiona muy fuertemente para que se entregue el sector porcino. En estos momentos tiene una invasión muy fuerte de cerdo canadiense y necesita encontrar mercado para su carne».
Comentó que al principio de las negociaciones comerciales los porcicultores pidieron quedar excluidos del tratado, pero luego el Ministerio de Comercio Exterior dijo que eso no era posible, que Estados Unidos no estaba de acuerdo y esa institución tuvo que ceder.
La Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (CACIA) sí está a favor del tratado. Su presidente, Franco Arturo Pacheco, considera que la industria de alimentos requiere competitividad. «¿Cómo vamos a producir si no tenemos dónde vender? Se nos iría nuestro principal proveedor de materia prima …». El asunto está aún por verse.

  • Ana Chacón Mora 
  • País
FranceInvasion
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