Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Los aceites de palma y de soya aumentan el riesgo de padecer una enfermedad coronaria.
El uso regular de manteca, aceite, mantequilla y margarina de palma, de alto consumo en Costa Rica, incrementa las posibilidades de sufrir un infarto cardíaco.
Igual de nocivo es el consumo elevado de carnes rojas y quesos, porque contienen ácidos grasos saturados, que resultan dañinos para la salud.
Así lo explicó la Dra. Hannia Campos Núñez, costarricense que tiene a cargo el laboratorio del Departamento de Nutrición, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.
Ella además es investigadora asociada del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica, donde la semana pasada presentó los resultados preliminares de la investigación, que realiza sobre aspectos determinantes dietéticos del infarto al miocardio en Costa Rica.
Campos llamó la atención sobre el alto consumo de carnes rojas (res y cerdo) y quesos que hay en el país, especialmente el del tipo Turrialba, pues estos alimentos resultaron asociados con el infarto cardíaco en Costa Rica, por su alto contenido de ácidos grasos saturados. Aclaró que no se trata de eliminarlos de la dieta, sino de reducir su consumo.
La especialista estima que también causan daño los aceites industrializados derivados de otras plantas, como la soya, cuyos ácidos grasos son considerados saludables en su estado natural. El problema surge cuando la soya es industrializada, porque se cambia la configuración polisaturada de los ácidos grasos en «trans» (nueva configuración). Este proceso se realiza para agregarle hidrógeno a fin de evitar que el aceite se torne rancio.
Por esa causa, Campos asegura que el aceite de soya industrializado es tan nocivo como el de palma, el cual no debería utilizarse para cocinar pues el contenido de ácidos grasos saturados es semejante al de la carne de cerdo y de res.
Agregó que la base de datos manejada en el estudio, permitió medir la composición de todos los aceites grasos que se utilizan en Costa Rica.
análisis que fueron realizados en Harvard.
Recomendó usar aceites de oliva, canola, girasol o maíz para cocinar los alimentos, pues estos en el estudio mostraron tener menos trans que los de palma y soya.
Igualmente alertó sobre el consumo de margarina, pues tiene muchos trans y recomendó sustituirla por aguacate, frijoles molidos o aceite de oliva para acompañar el pan.
CONVENIO CON HARVARD
Por ser un tema de salud pública, la Dra. Rocío Sáenz Madrigal, Ministra de Salud, se reunió con la investigadora para conocer los resultados del estudio. Coincidió con Campos en la influencia nociva de los «trans» en la salud de las personas.
Afirmó que buscará la firma de un convenio entre el Ministerio de Salud y la Universidad de Harvard, mediante la intervención de la Dra. Campos, para continuar este tipo de investigaciones en el país.
Adelantó que negocia con personal del área técnica de la empresa Numar (productora de mantequilla, margarina y aceites) para tratar de disminuir en esos productos los «trans». Esto con el fin de reducir la influencia de los aceites en las enfermedades coronarias.
La jerarca añadió que los representantes de la citada empresa, en principio, están de acuerdo en eliminar la hidrogenación del proceso de producción.
Sin embargo, aclaró que esto implicaría cambiar el manejo actual que hace la población del aceite, pues sin la hidrogenación tendría que mantenerse refrigerado.
En ese sentido, Campos aseguró que quitar los trans del aceite industrializado es una medida fácil de implementar, que se ha probado en algunos países, mientras que otros como Brasil y Estados Unidos, los han reducido al mínimo.
En Europa una de las compañías se los quitó a las margarinas y nadie se percató del cambio
«En Harvard hemos seguido los trans en los aceites de Costa Rica desde hace tiempo. En 1995 la Numar los bajó y nadie se dio ni cuenta. Estaban en un 25% y ahora en solo 8%», aseguró.
PARA REDUCIR RIESGO
El año pasado en los hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social se dieron 1324 casos de infarto cardiaco, de cuyas personas afectadas 237 murieron, según datos dados por el Departamento de Relaciones Públicas de esa institución.
Para disminuir las posibilidades de sufrir un infarto al miocardio, la investigadora insta a consumir regularmente alimentos que contengan los ácidos grasos alfa linolénicos -conocidos como a-linolénico-. Según el estudio, este tipo de ácidos tienen propiedades antitrombóticas, ayudan a la circulación de la sangre y a que las células funcionen bien y bajan la presión arterial.
Enfatizó que estos ácidos a-linolénicos no pueden ser producidos por el cuerpo humano, por tanto tienen que provenir de la dieta.
La población costarricense presenta un bajo nivel de estos ácidos grasos en el tejido adiposo, debido al alto consumo del aceite de palma para cocinar y de las carnes rojas.
Entre los productos con alto contenido del ácido linolénico se encuentra la linaza, que debe consumirse de igual manera que el refresco de chan, con sus semillas.
También lo incluyen aquellos vegetales y legumbres de color verde, especialmente las hojas de color verde oscuro, como la mostaza la espinaca y las hojas de rábano. Así mismo, las vainicas, el brócoli y el frijol.
El ácido alfa-linolénico está presente en otros alimentos, como frutas y granos, aunque en niveles más bajos, pero algunos como el arroz son buena fuente por su consumo diario en muchos hogares.
«Lo que comemos se refleja en el tipo de grasa que tenemos en el cuerpo, la cual se acumula en las nalgas y no se mueve de ahí», explicó la investigadora.
Por eso el estudio se realizó con tejido adiposo de los glúteos, con una muestra de 1062 personas, sobrevivientes de un primer infarto agudo del miocardio, de las cuales 74% eran varones y 26% mujeres, acorde con el porcentaje de personas impactadas en Costa Rica por un infarto del miocardio.
Este documento no posee notas.