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Daniela Fernández Martínez, dedica su tiempo libre a jugar con amigas como Eugenia Valverde Smith y entretenerse con su mascota.
La sociedad costarricense está de acuerdo en que niños y niñas trabajen si no estudian, pues esto les mantiene ocupados y les aleja de las drogas y otros vicios.
Este tema fue parte de la encuesta de opinión «Percepción de la sociedad costarricense sobre la niñez y la adolescencia», realizada por el Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO), de la Universidad Nacional.
En los resultados divulgados el 22 de octubre, se refleja una contradicción entre lo que piensa y lo que hace la población respecto al trabajo infantil y adolescente, la violencia y los derechos de infantes y adolescentes.
En cuanto al trabajo de menores de 15 años, un 73% se pronunció en contra de que lo hagan formalmente, pero 52.4% refirió conocer algún caso en su comunidad.
Sin embargo no lo denuncian pese a que está prohibido por ley, pues el trabajo en menores de edad solo se permite en mayores de 15 años, según el artículo 78 del Código de la Niñez y la Adolescencia.
Mario Víquez Jiménez, Defensor de la Niñez, consultado por UNIVERSIDAD, comentó que en nuestra sociedad el valor trabajo es muy importante en el inconsciente colectivo de las personas.
Debido a esto mucha gente, en su mayoría de generaciones pasadas, considera que el trabajo evita que la juventud caiga en el vicio y el ocio.
Esa percepción es una construcción social que con el tiempo irá desapareciendo, aseguró.
Víctor Morales, exministro de Trabajo de la administración Rodríguez Echeverría, argumentó que existe un patrón cultural que vincula el trabajo con las edades tempranas.
Morales no le ve nada de malo a que en periodo de vacaciones esta población desempeñe algún tipo de labor para ayudar a la familia, como recoger café o vender verduras.
Lo que debe ser condenable es que dejen los estudios por ir a trabajar, pues la formación debe ser prioridad, declaró.
Rosalía Gil Fernández, directora del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), enfatizó en la importancia de erradicar las peores formas de trabajo infantil, no obstante aclaró que no se puede olvidar que en Costa Rica existe un 20 % de nivel de pobreza. Agregó que las familias con mayores problemas económicos necesitan ingresos no solo de las personas adultas sino también de sus hijos e hijas. «Si la pobreza va en aumento el trabajo infantil se incrementa», aseguró.
Según datos de la Fundación Género y Sociedad, la tasa de participación de infantes y adolescentes en la población económicamente activa del país, es de 8.6% en menores de 10 a 14 años y de 3.2% entre quienes tienen entre 5 y 9 años de edad.
Estos porcentajes aumentan considerablemente cuando se trata de la población rural, pues en el primer grupo es del 14% y en el segundo del 5.2%.
PROSTITUCION Y ABUSO
La misma contradicción social se observa en cuanto a la violencia, que incluye el castigo físico, el abuso sexual y la prostitución de menores de edad.
Así, el27,6% de las personas encuestadas dijeron conocer alguna niña, niño o adolescente que ha sido víctima de abuso sexual en su comunidad y 10% sabe de alguna persona menor que esté siendo prostituida, pero no lo denuncian.
Víquez dijo que esto se debe a que el gran porcentaje de los delitos contra menores se cometen dentro del ámbito familiar. Difícilmente la familia se denuncia a sí misma; en la mayoría de los casos tratan de resolverlo internamente o guardan un silencio atroz, aseguró.
La presidenta del PANI aseveró que debe crearse una cultura de denuncia, en la que actos como estos sean penalizados. Asimismo, hizo hincapié en la labor de las escuelas de hacer conciencia en la población escolar para que aprendan a defenderse y denunciar estos casos.
Además, 53% de los consultados dijeron conocer de alguna persona menor de 15 años que haya estado involucrada en problemas de drogas en su comunidad.
En cuanto a las prácticas disciplinarias, resultó muy frecuente la práctica de violencia física y emocional. En primer lugar las expresiones verbales ofensivas mediante gritos (74.2%) y en segundo lugar (65%) el castigo físico, mediante pellizcos, manazos, pescozones y patadas.
Entre los factores relacionados con la violencia familiar, se indicó la falta de comunicación y diálogo, así como la incomprensión, las discusiones, pleitos, problemas y vicios familiares como el alcoholismo y el consumo de drogas.
Así mismo, la desocupación y los problemas económicos, el irrespeto, la desconfianza, el machismo, los celos en la pareja y la infidelidad.
ADULTOS CONOCEN DERECHOS
Otra contradicción social, es que la mayoría de las personas encuestadas (77%) tienen conocimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia, pero simplemente no los aplican en su práctica cotidiana.
Entre los derechos más conocidos se enumeró la educación (54%), la libertad (38%), la recreación y el derecho a tener una vida familiar (30%).
No obstante un 87% sostiene que las personas adultas valoran poco o nada la forma de pensar de infantes y adolescentes. La principal razón es que prevalece una sociedad adultocéntrica que cree que la persona adulta tiene la razón e impone su autoridad.
Esta sociedad no escucha, ignora o muestra falta de atención hacia niños, niñas y adolescentes; no tiene comunicación ni tolerancia para estas personas y no dispone de tiempo para dar una adecuada atención.
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