Las parejas jóvenes deberían contar con una buena educación sexual.
Cada 14 segundos un joven se infecta con el VIH/Sida en el mundo, reveló el último informe del Estado de la Población Mundial 2003 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que pone el dedo en la llaga cuando confirma que este mal ataca en una temprana etapa reproductiva de las personas.
Eso significa que seis mil seres humanos con edades inferiores a los 25 años, en su mayoría mujeres, hoy conviven con esta pandemia.
Se afirma que casi la mitad de habitantes del mundo, más de 1.200 millones de personas,  -quienes se preparan para formar familias e incorporarse al mercado laboral- constituyen la población más propensa a padecer del VIH/SIDA antes de la edad adulta por factores sociales, biológicos y económicos.
Y Costa Rica no es la excepción, pues las personas jóvenes con edades entre 15 y 29 años constituyen el 27.82% del total de casos conocidos por la Unidad de Control del SIDA de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
Ignacio Salom Echeverría, especialista en inmunología y encargado de la Unidad de SIDA del Hospital México, dice que la edad promedio de pacientes que ingresan en los hospitales es de 35 años. Afirmó que la mayoría de las personas que reciben atención médica tienen entre 25 y 45 años, pero que por el carácter del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) que produce el sida, se infectaron cinco o diez años antes de ser atendidos, es decir a los 15, 20 o 25 años de edad.
Solon Chavarría, jefe del Programa de Sida de la CCSS considera que en definitiva el VIH/Sida es una enfermedad de la juventud, ya que es la etapa de la vida en la que las personas son mas activas sexualmente.
Afirmó que esta situación afecta seriamente la economía de los países, «pues si se perjudica la juventud, se perjudica la mano de obra, entonces la producción es menor. Esto se ha observado en países africanos donde el PIB se reduce a la mitad».
Estima urgente que las entidades gubernamentales y la Iglesia Católica unan esfuerzos para orientar a los jóvenes y a los sectores de alto riesgo en materia de prevención.

¿SOLO EN HOMOSEXUALES?

Salom  aclaró que a diferencia de la mayoría de los países del mundo, en Costa Rica  87% de los pacientes de VIH/Sida son hombres, mientras que sólo 13%  mujeres.  Esto implica que por cada mujer que padece VIH/Sida, existen siete hombres infectados o enfermos. Salom considera que la marcada diferencia entre géneros se debe a que «es una enfermedad que afecta principalmente a grupos de alto riesgo, como los homosexuales, lo cual convierte a la epidemia de VIH/SIDA en un mal  de características cerradas, porque se encuentra circunscrita a una determinada población», explicó el especialista.
No  obstante, aseguró que la transmisión del VIH también ha empezado a tocar a la población heterosexual, a través de las prácticas bisexuales (tener relaciones coitales con personas de ambos sexos), que probablemente llevan la enfermedad del sexo masculino al femenino.
Daria Suárez Rehaaga, Directora  de la Organización de No Gubernamental (ONG) Centro de Investigación y Promoción para América Central  de Derechos Humanos (CIPAC),  aseguró que no se debe considerar al VIH/Sida como un mal solo de la población homosexual.
Explicó que las cifras aparecen más abultadas en los grupos «gays», porque por cada 100 hombres que se realizan la prueba,  80 son homosexuales.
Francisco Madrigal Ballestero, Administrador de la ONG, explicó que no se debe «homosexualizar» el sida, pues algunos heterosexuales mantienen relaciones homosexuales, pero no son considerados como tales.


CAUSAS Y EDUCACION

Orlando Navarro Rojas, director del albergue para personas que viven con sida, Hogar de la Esperanza, calificó de alarmante el aumento de casos en jóvenes entre los 18 y 30 años de edad, ya que el 90% de las  personas que atienden corresponde a esta población, la cual se contagió en los primeros años de la adolescencia. A su juicio, el principal factor de riesgo que enfrenta este sector es la pobreza.
Esta opinión coincide con el informe de la ONU, que además de citar a la pobreza, como uno de los factores determinantes, también señala otros elementos como la falta de información y de conocimientos prácticos de protección, los sentimientos de «invencibilidad» característicos de la adolescencia, el consumo de alcohol y de drogas.
Navarro recalcó la importancia de programas dirigidos a  la población infantil y juvenil como  PREVENSIDA, el cual tiene a su cargo. Sin embargo, afirma no haber contado con la colaboración del Ministerio de Educación Pública (MEP) por causa de la divergencia de políticas sobre el tema de la sexualidad entre la Iglesia y Estado.
Aunque se trató de conocer la posición del MEP, al cierre de esta edición, no se logró obtener respuesta. «Cada día en el país se infectan dos o tres personas con el VIH/SIDA, lo que podría prevenirse si existiera una verdadera educación»,  denunció.
Recalcó la importancia de la colaboración que por años el Hogar ha recibido de la Iglesia Católica. Glen Gómez Alvarez, vocero de la Conferencia Episcopal, expresó que la Iglesia considera que la educación sexual es la vía más segura para evitar el contagio de VIH/Sida, pues el uso del condón es una barrera limitada que puede fallar e implica más riesgo.


PIE DE FOTO:
Las parejas jóvenes deberían contar con una buena educación sexual, que enfatice en el uso del condón para prevenir el sida. (Foto con fines ilustrativos)


RECUADRO 1

Dany tiene 32 años de edad y tres años de portar el virus VIH/Sida. Asegura que fue contagiado por su segunda esposa, con quien convivió por tres años.
«Ella sabía que estaba infectada y que podía contagiarme, pero nunca me lo dijo.
Primero me costó aceptar la enfermedad ya que llevaba una vida ordenada. Lo difícil fue la situación que viví con mis familiares para llegar a un entendimiento».
El joven destacó lo cruel, dolorosa y discriminante que es esta enfermedad pues se vive el rechazo continuamente, prueba de esto es que no ha podido conseguir trabajo.
Afirma no haberles comentado  de esto a sus dos hijos, producto del primer matrimonio, porque no desea que la sociedad los etiquete.
Con voz pausada sostiene : «a mis hijos preferiría nunca verlos, creo que sería  un golpe muy fuerte para ellos porque podrían verse señalados por la sociedad que está muy cerrada».
Finalmente les manda un mensaje y lamenta no poder estar con ellos,  «recapaciten antes de tener una relación sexual con quien sea , y protéjanse…Creo que la fidelidad es la mejor solución», afirmó Dany, quien forma  parte del Hogar de la Esperanza, cuyo teléfono es  286 4000