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Una investigación realizada en el Laboratorio de Productos Forestales (LPF) de la Universidad de Costa Rica con los residuos de paste provenientes de una industria nacional que elabora esponjas para baño, dio como resultado un papel de muy buena calidad y apariencia.
Para confeccionar los productos para baño se debe sumergir el paste seco en una solución de hipoclorito de sodio diluido en agua, luego se seca a la sombra y se corta, según dijo Renán Rojas, de Pastes Ágata S.A.
La Ing. Noiry Madrigal Cerdas realizó el estudio como parte de su tesis de licenciatura y contó con la ayuda y experiencia de ese laboratorio que durante 16 años se ha dedicado a la elaboración de papeles a partir de los desechos de la corona de piña, pinzote de banano, algodón, cabuya, caña india y paja de arroz, entre otros residuos agrícolas.
También en el LPF se han hecho experimentos con el bambú y otras especies maderables de rápido crecimiento como la melina, el eucalipto y la teca, según informó la coordinadora de este proyecto, la M.Sc. Lorena Blanco Rojas, actual directora del Instituto de Investigaciones en Ingeniería (IINI).
El trabajo, pionero en el país, determinó que del paste se obtiene una fibra fácil de refinar que produce un papel de densidades medias con propiedades mecánicas muy altas y con una brillantez de baja a mediana. Las pulpas son susceptibles de ser blanqueadas y su resistencia es mayor que la de papel de banano.
Blanco recomendó el uso de papel de paste para envoltura, escritura e impresión. Las pruebas realizadas en impresión confirman que es posible emplear el papel para escribir con lápiz de grafito, con lapicero, con marcador e imprimir con inyección de tinta. Este papel no traspasa la tinta y responde muy bien al borrar.
Además el paste se puede usar para reforzar otras pulpas, lo que permitiría mejorar las características del papel.
NACIMIENTO DE LA IDEA
La Ing. Blanco manifestó que hace tres años los dueños de una industria familiar denominada Pastes Ágata S.A, que funciona en Zapote, le solicitaron la posibilidad de aprovechar los residuos de paste que desechaban desde hace seis años, cuando iniciaron la elaboración de productos para tocador como guantes, esponja para baño y esponjitas faciales elaboradas con paste y paño.
Los industriales del paste estaban preocupados por el desperdicio de un 40% del material, dado que del paste solo se emplea la parte externa del fruto y el centro se desecha. Los residuos que Pastes Ágata guardó por varios meses, sirvieron a las ingenieras Blanco y Madrigal para que por primera vez se hiciera papel de esa fibra.
Se emplearon pastes de 62 cm de largo y 22 cm de ancho, ya beneficiados. Primero los partieron en trozos y los colocaron en un reactor a alta temperatura y presión. Se hicieron luego tres tipos de pulpeo: uno termoquímico a 120 grados con hidróxido de sodio, otro con solo agua y uno mecánico.
El pulpeo químico empleando el método organosolvente (soda-etanol-agua) dio como resultado un papel de resistencia muy alta; el hidrotérmico fue considerado el agente pulpeante más efectivo por el tiempo que tarda, no así por las propiedades mecánicas del papel resultante. Además, el tiempo de refinado es muy bajo (26 minutos en el organosolvente y 11 minutos en los otros dos sistemas) en comparación con otras fibras como la cabuya, que tardan 80 minutos.
El paste produce un papel de densidades medias y livianas, con propiedades mecánicas muy altas con respecto a otras fibras y de una brillantez de baja a mediana.
BUENA OPCIÓN AGRÍCOLA
El paste es una fibra vegetal que tiene muchos usos, entre ellos para filtros de piscinas, para calderas, como matriz para láminas de fibrocemento, y para combinar con materiales de construcción como yeso. Asimismo, se emplea en rellenos para aviones y carros y como amortiguador debajo de las alfombras.
La planta de paste es una enredadera, similar a una chayotera y las plantaciones deben tener un sistema de tutoraje o «barbacoa» para que soporten el peso del fruto, que es semejante a un pepino, pero de gran tamaño. Los sembradíos más grandes del país se encuentran en Guanacaste: en Santa Cruz y Bagaces.
El cultivo tarda cinco meses en dar fruto y se renuevan constantemente las cosechas. Existe una variedad de paste verde que se emplea en ciertas recetas, para elaborar una salsa que acompaña platillos orientales tradicionales.
El paste verde tiene un 94% de humedad y mucho tejido parenquimático (pulpa). Para beneficiarlo se pone en agua cuatro o cinco días hasta que se pone suave y se hincha, luego se le quita el tejido y la cáscara y se pone a secar.
Posteriormente se abre en forma longitudinal y se sacan las semillas que están en la parte interna. De acuerdo con los ensayos hechos para papel, también pueden incluirse las semillas y el resultado es un papel en cuya superficie se aprecian puntos negros que a algunas personas les gusta.
Renán Rojas, de la empresa Pastes Ágata S.A., dijo que actualmente deben importan los pastes de Honduras porque los agricultores nacionales no se comprometen a suministrarles las cantidades que ellos necesitan en forma periódica. Añadió que el paste hondureño es de muy buena calidad y de mayor tamaño que el nacional.
Tanto para la producción de artículos de baño como para los otros usos, el paste es una fibra natural que podría convertirse en un cultivo alternativo para las zonas cálidas del país. Además, ya se comprobó que los residuos pueden emplearse para la elaboración de papel de muy buena calidad y apariencia. Este potencial podría, en el futuro, originar muchas fuentes de trabajo y ayudar en la conservación del ambiente.
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