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Inestabilidad de los técnicos

Jorge Mario Olguín y Rónald Mora le siguieron los pasos al peruano Juan Carlos Oblitas.

Jorge Mario Olguín y Rónald Mora le siguieron los pasos al peruano Juan Carlos Oblitas.
Menos de 24 horas duró Rónald  «Macho» Mora para cambiar de equipo como entrenador; de Liberia a Santa Bárbara en un santiamén. ¿Es eso profesionalismo?
El tetracampeón nacional Liga Deportiva Alajuelense, fue el primero de los doce clubes de la primera división en cesar a su director técnico; solo diez fechas sobrevivió Juan Carlos Oblitas al frente de los monarcas, sumergidos en una crisis desde la primera jornada del Torneo Clausura, que tocó fondo luego de que los manudos cayeron derrotados 5-3 en San Ramón.
Oblitas, extécnico de la selección peruana llegó al club erizo en sustitución del colombiano Jorge Luis Pinto, quien hizo bicampeón a la Liga en las dos últimas campañas. Pero ese logro no le alcanzó para que los dirigentes le renovaran su contrato; estos alargaron la situación de la renovación y cuando le ofrecieron al entrenador seguir en el equipo, Pinto desechó la tardía oferta y regresó a su país, donde dirige al Junior de Barranquilla.
Oblitas entró con el pie equivocado al equipo rojinegro; la base de su formación – nueve jugadores-, estaba con la Selección Nacional jugando la Copa de Oro y tuvo que hacer la pretemporada con los jóvenes del Alto Rendimiento y los que quedaron de la nómina mayor. Sin embargo, el peruano decidió empezar el campeonato con los seleccionados, les respetó su rango internacional y los alineó sin conocerlos.
Empezó el Alajuelense a sumar derrotas, mientras el Saprissa arrancó con una temporada excepcional en la que suma 12 victorias y solo dos empates. Los muchos puntos que separaron al líder del campeón, obligaron al común acuerdo entre las partes y Oblitas dejó la dirección técnica de la Liga, se embolsó unos cinco millones de colones y regresó a su país.
Así funcionó la primera guillotina del campeonato.

SIGUIÓ OLGUÍN

Dos fechas después y de forma sorpresiva, el también mundialista argentino Jorge Mario Olguín, campeón del mundo en 1976 en su país y extécnico también del Deportivo Saprissa, le dijo al presidente de Santa Bárbara, Bernardo Castro, que el partido contra el Alajuelense, sería el último que dirigiría con el equipo.
Olguín tenía una temporada al frente de los barbareños, le fue renovado el contrato un año más y el club rojiblanco se lucía en la presente campaña en los primeros cinco lugares de la clasificación, mostrando un fútbol ordenado y vistoso.
En su momento Olguín dijo a UNIVERSIDAD, antes de iniciarse este campeonato, que se sentía muy a gusto en el cantón barbareño y que sobre todo, su esposa estaba feliz en Santa Bárbara, porque se hallaba descontenta con la situación económica y social que se vive en Argentina.
El matrimonio entre Olguín y Santa Bárbara parecía tan equilibrado y sólido como el de don Jorge y su esposa y el muy buen arranque de temporada de los barbareños, que se ubicaron en el tercer lugar casi al final de la primera vuelta del Apertura, no presagiaba tan abrupto final de la relación.
«Este es el último juego que dirijo», le expresó Olguín a Castro; esa mañana en el Morera Soto, Santa Bárbara perdió con la Liga y desde ese día se rumora que Olguín dejó a los barbareños para precisamente entrenar a los manudos, lo cual al cierre de edición aún no se había concretado.
Muchos no dudan de que Olguín será el nuevo timonel rojinegro para el Clausura.

COMO CAMISETA

Quien sí no duró ni 24 horas para cambiar de equipo, como director técnico, fue el impulsivo Rónald «Macho» Mora; el ex-técnico de Limón, Santos y Liberia, estuvo al frente de los pamperos el pasado domingo 16, cuando su equipo fue aplastado 5-1 por el Saprissa y al lunes siguiente, día 17, fue anunciado precisamente como sustituto de Olguín como nuevo entrenador de Santa Bárbara.
Se dura mucho más cambiando de camisa.
¿Por qué deja Mora un club que le cancela dos millones de colones cada mes por sus servicios profesionales?
En esta interrogante que tiene varias respuestas, se encierra este movimiento inestable de los director técnicos, porque ninguno de los tres (Oblitas, Olguín ni Mora) se marcharon por problemas económicos, curiosamente, el mal que trae de cabeza a los dirigentes de los equipos -salvo Saprissa y Alajuelense-.
Equipos como Guanacasteca, Liberia, San Carlos, Herediano, Cartaginés viven problemas económicos graves para sostenerse en el campeonato; la situación de los nicoyanos es caótica; sus jugadores no reciben salario desde hace tres meses y varios no tienen ni para comer. Pese a ello, Guanacasteca amarra cuatro partidos seguidos con victoria, caza al Alajuelense en el tercer lugar de la clasificación y su técnico, el uruguayo Fernando Sossa, pone a sus futbolistas como un ejemplo de entrega y pundonor.
Y claro que lo son.
Los que no viven en Nicoya, viajan en bus un día antes de cada partido; los extranjeros y otros de zonas rurales, duermen hacinados en un par de habitaciones y aún así, el equipo gana.
Ahora dicen que los empresarios italianos que tienen acciones en Guanacasteca, pagarán los salarios atrasados, pero que Sossa, su técnico podría pasar a Liberia, donde se aseguraría un ingreso igual al que devengaba Rónald Mora.
También esta semana cayo Alexandre Guimaraes como entrenador del Cartaginés .A otro colombiano, Carlos Restrepo, no le suenan las campanas de la victoria en Pérez Zeledón, que suma cinco derrotas seguidas.
La señal es clara: en el fútbol de Costa Rica muchos juegan de profesionales, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) lo ha catalogado como el 17 del mundo, pero viendo en casa lo que sucede con Oblitas, Olguín, Mora, la quiebra económica de Guanacasteca y los saldos en rojo de otros clubes, nuestro deporte preferido será por ahora tan inestable y poco profesional, como el puesto de entrenador en cada equipo del fútbol mayor.
 

  • Gaetano Pandolfo Rímolo 
  • Deportes
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