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Agregarle ácido fólico a la harina, la leche y el arroz elevó los niveles de este en la población costarricense.
Cuatro nuevos factores de riesgo cardiovascular fueron evaluados en la Universidad de Costa Rica, cuyo estudio permitió determinar que un 18% de la población costarricense tiene deficiencia de vitamina B12, la cual se adquiere sobre todo de los productos de origen animal, como las carnes.
Hay deficiencia de vitamina B12 cuando ésta se encuentra por debajo de 165 micromoles por litro (unidad de concentración).
También se encontró que conforme disminuyen los niveles de vitamina B12 aumentan los de homocisteína, la cual tiene un efecto tóxico directo sobre la pared de las arterias y favorece la formación de las placas de ateromas (grasa en la arteria), o sea que acelera la arterosclerosis, proceso de mayor importancia entre todas las enfermedades cardiovasculares.
La homocisteína es un aminoácido sulfurado y está entre los factores de riesgo de tipo emergente o nuevo que han surgido en las últimas décadas.
Según el estudio, un 35% de la población tiene niveles de homocisteína no deseables, pues son superiores a 10 micromoles por litro.
Esta aumenta en las personas después de los 40 años, un micromol por cada década. Llamó la atención encontrar niveles tan altos en la población estudiada, que tenía entre 20 y 40 años, con la cual se trabajó debido a que los infartos están aumentando en personas jóvenes.
PRIMERA CAUSA DE MUERTE
Sin embargo, solo un 4% de las personas presentó hiperhomocisteinemia, que es cuando la homocisteína está arriba de 15 micromoles (unidad de concentración) por litro.
Precisamente, con el estudio se buscaba detectar los niveles de hiperhomocisteinemia, pues se sospechaba que podía ser uno de los factores que explicara por qué en Costa Rica la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte.
Los niveles elevados de esta en sangre produce una lesión constante en el endotelio arterial (capa externa de la arteria), la cual altera los factores de la coagulación y favorece el crecimiento de las placas de ateromas.
La hiperhomocisteinemia es propiciada por causas demográficas y farmacológicas como el uso de los estrógenos y los antidepresivos. Además, por mutaciones genéticas, deficiencias nutricionales, daño renal, hipotiroidismo, la enfermedad de Alzheimer, los estilos de vida que incluyen el tabaquismo, el alcoholismo y la ingesta de café. También influyen el género y los grupos étnicos.
«Por cada micromol por litro de homocisteína que logremos bajar en suero, disminuimos en un 10% nuestro riesgo cardiovascular», explicó la Dra. Ileana Holst Schumacher, investigadora de la Facultad de Microbiología, a cargo del estudio.
Agregó que la prevalencia de hiperhomocistenemia fue más baja de lo que se esperaba, pues solo la presenta un 4% de la población.
ACIDO FOLICO ESTA BIEN
Como parte de la investigación también se estudiaron los niveles de ácido fólico, los cuales están bien, pues nadie resultó con deficiencia, explicó Holst Schumacher.
Esto significa que se superó la deficiencia detectada en la Encuesta Nacional de Nutrición de 1996, cuando alrededor de un 25% de las mujeres tenían deficiencia de ácido fólico. Por ello en 1997 el Ministerio de Salud empezó a ponerle este a la harina de trigo. Dos años más tarde se fortificó también la harina de maíz, en 2001 se le agregó a la leche y el año pasado al arroz.
La investigadora aclaró que dicha intervención se hizo para disminuir el número de nacimientos con espina bífida -problemas de tubo neural- que disminuyeron en un 30%.
Otro factor de riesgo coronario es la mutación de la enzima metil tetrahidrofolato reductasa (MTHFR), que es la que proporciona el folato (ácido fólico) a la homocisteína para que se transforme en metionina, la cual es un aminoácido esencial en el cuerpo humano para la elaboración de las proteínas.
Esta mutación se detectó muy alta (29%), pues en países como Estados Unidos y Japón es menor al 15%. La misma ocaciona que dicha enzima funcione más lentamente, lo que implica que la persona requiera mayor cantidad de folato para trabajar bien la homocisteína.
Los valores de ácido fólico y homocisteína mostraron diferencias significativas cuando la persona presentaba una mutación homocigota (en las dos cadenas del ADN) de la reductasa. La Dra. Holst atribuye dicha mutación al hecho de que somos una mezcla muy grande de etnias y tenemos un componente caucásico muy importante, donde esa mutación anda por un 40%.
Agregó que los niveles de ácido fólico, de vitaminas B12 y B6 y la mutación de la enzima MTHFR influyen en los niveles de homocisteína en la sangre, los cuales cuando son superiores a 10 micromoles por litro generan daño en el endotelio arterial.
OTROS FACTORES DE RIESGO
Otro factor nuevo riesgo de la enfermedad cardiovascular es la lipoproteína A (LPA), que sirve para transportar las grasas. Esta es una LDL (colesterol malo) modificada y muy aterogénica (produce placa de ateroma).
También están los factores clásicos, que se clasifican como modificables y no modificables, entre los que está el sexo y la edad. Las mujeres están más protegidas contra esta enfermedad por secretar estrógenos que favorecen la síntesis del colesterol bueno, que es un factor protector. Por ello es importante utilizar estos cuando se llega a la menopausia.
En cuanto a la edad, pues conforme aumenta crece el riesgo de enfermedad cardiovascular, ya que la arterosclerosis es un proceso crónico y silencioso que se lleva a cabo lentamente.
Además hay factores genéticos asociados con diferentes males de tipo crónico, como la diabetes mellitus que afecta al 6,6% de la población, la hipertensión arterial que la padece un 15% de costarricenses y las dislipidemias (trastornos relacionadas con el metabolismo de los lípidos -triglicéridos y colesterol-).
Entre los factores modificables se cita el tabaquismo, ya que la nicotina favorece lo que es la síntesis del colesterol malo que se deposita en el interior de las arterias.
También está el sedentarismo, la obesidad que es del 31% en personas adultas, la hipercolesterolemia (colesterol alto) de un 20% en Costa Rica, la dieta inadecuada con un alto consumo de grasas saturadas y una baja ingesta de fibra.
En este estudio participaron el Departamento de Análisis Clínicos de la Facultad de Microbiología, la Oficina de Bienestar y Salud y el Centro de Investigaciones en Hemoglobinas Anormales (CIHATA) de la UCR. Así mismo, el Instituto Costarricense en Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA).
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