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Ciegos de espíritu

Mientras Estados Unidos continúa inventando enemigos para bombardearlos, en los sectores con más carencia de médicos de América Latina y el Caribe mueren cada año más de un millón de personas, de ellos 500 mil niños, por enfermedades previsibles y curables. Decenas de millones de latinoamericanos no tienen acceso alguno a los servicios de salud. Esto ocurre incluso en un país tan rico como USA. Para responder a esta realidad y a las consecuencias de dos huracanes (Georges y Mitch) que azotaron al Caribe y Centroamérica, causando gran número de muertos e incalculable daño material, el 15 de noviembre de 1999 se inauguró en La Habana, Cuba la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM).

Mientras Estados Unidos continúa inventando enemigos para bombardearlos, en los sectores con más carencia de médicos de América Latina y el Caribe mueren cada año más de un millón de personas, de ellos 500 mil niños, por enfermedades previsibles y curables. Decenas de millones de latinoamericanos no tienen acceso alguno a los servicios de salud. Esto ocurre incluso en un país tan rico como USA. Para responder a esta realidad y a las consecuencias de dos huracanes (Georges y Mitch) que azotaron al Caribe y Centroamérica, causando gran número de muertos e incalculable daño material, el 15 de noviembre de 1999 se inauguró en La Habana, Cuba la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM).
La ELAM (que abarcará a 10.000 estudiantes), está concebida para 6 años y medio, que es lo que dura la formación de Doctor en Medicina. Ahí se realizan los estudios premédicos y primero y segundo años de la carrera, que son los más duros, y cursan tercero, cuarto, quinto y sexto años en 20 Facultades de Medicina con que cuenta Cuba. Aunque es una institución única de su tipo en el mundo -o a causa de ello-, los que odian a Cuba -cegados por la ignorancia-, la acusan de ser un centro de formación comunista. Veamos qué es la ELAM.
Es un programa multinacional de formación integral de médicos. No se imparten materias de carácter político. Aprenden historia del mundo, en especial la de América Latina y el Caribe. Cada cual es libre de profesar su religión. Los que desean, acuden cada semana a los templos y cultos de su preferencia. La salud de los estudiantes es atendida con esmero en eficientes hospitales de la capital. Su alimentación es razonablemente buena y adaptada en lo posible a sus costumbres. Cuentan con su propia organización estudiantil universitaria. Intercambian conocimientos y actividades culturales con todos los demás. Sus cantos, danzas y costumbres nacionales enriquecen el acervo cultural de todos los estudiantes.
 
Actualmente estudian casi 7.000 jóvenes procedentes de 24 países de Latinoamérica, África y los Estados Unidos. (27 etnias están representadas en ella.) No se incluye en esas cifras a los becarios de los países caribeños que tienen crédito ilimitado para estudiar también gratis cualquier carrera universitaria en los centros superiores. La Escuela ha obtenido una creciente confianza y expectativas de los negros, hispanos y otros sectores pobres estadounidenses, imposibilitados de pagar una carrera cuyo costo se calcula en 200 mil dólares. Esta Escuela de Medicina, es también una escuela de solidaridad, de hermandad y de justicia. Los jóvenes se preparan también para que al regresar a sus países eviten incorporarse a instituciones comercializadoras de la salud e impregnadas de egoísmo.
Luther Harris Castillo (hondureño), próximo a graduarse dice que la ELAM «enseña a salvar vidas en cualquier paraje de la geografía mundial, a educar a la población, a entregar tu sudor, sacrificio, talento en función de los más necesitados». Lo importante para ellos es consagrarse al más noble y humano de los oficios: salvar vidas y preservar salud. Quieren ser apóstoles y creadores de un mundo más humano; dispuestos a trabajar allí donde se les necesite, en los más remotos rincones del mundo donde otros no están dispuestos a ir.
Estamos ante una muestra -hay más- de solidaridad cubana con el mundo. Pero la procacidad de los enemigos de la Revolución Cubana, les lleva a odiarla o tratar de invisibilizarla.

  • Abner Barrera Rivera
  • Opinión
CommunismCuban Revolution
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