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Ernesto Cardenal.
El poeta, sacerdote revolucionario, hombre ejemplar de Nicaragua, Ernesto Cardenal, vino a Costa Rica por invitación de la Librería Internacional, para presentar sus más recientes libros, los volúmenes de sus Memorias: Vida perdida, Insulas extrañas y La revolución perdida, éste último aún por salir a la venta.
El sabroso conjunto de recuerdos de una vida poco común donde se juntan la fe, la política, la experiencia personal, la toma de conciencia social, la poesía, el amor y la vivencia cotidiana con los dolores de su pueblo, dejan ver a un ser humano particular, próximo al ideal del «hombre nuevo» que inspiró muchos cambios sociales, políticos y humanos en la segunda mitad del siglo pasado.
Su vida como sacerdote, como gran poeta nicaragüense y como miembro del gobierno revolucionario del Frente Sandinista, le permiten un punto de vista excepcional, desde el que aborda la realidad contemporánea.
En esta entrevista con los periodistas José Eduardo Mora y Manuel Bermúdez habla de poesía, de la Iglesia y la revolución en una historia de amor y traiciones.
¿Cuál es su impresión sobre la actualidad de Nicaragua?
El país está peor que nunca. Después de la pérdida de la revolución Nicaragua cayó en el neoliberalismo y ha ido de peor en peor desde entonces. Con un gobierno super corrupto que fue el de Arnoldo Alemán, quien actualmente está preso, aunque tiene bastante fuerza su partido y hay el peligro de que sea liberado. El actual gobierno es de derecha pero honesto y comenzó muy bien con una campaña contra la corrución, mediante la cual fue condenado el expresidente Alemán y algunos de su camarilla. Pero últimamente ha menguado esa campaña debido a que el presidente tiene poca fuerza. Dos caudillos dominan la política allá, los expresidente Ortega y Alemán y a veces se unen los dos.
Usted es un hombre fundamentalmente optimista. En que cifra su optimismo.
Como cristiano tengo que ser optimista. Tengo que creer en el reino de Dios que Cristo vino a anunciar y a decir que empezaba con El. Como revolucionario también, creo en una sociedad futura que será el comunismo perfecto en la tierra, que es lo mismo que el reino de Dios en la tierra. En realidad la meta del cristianismo y la del marxismo vienen a ser la misma: una sociedad sin clases. O sea, una sociedad igualitaria, de fraternidad y de justicia. Fundamentalmente de amor.
Mi optimismo también es por razones científicas. Porque el cosmos está gobernado por el proceso de evolución que viene desde el Big Bang. Quiere decir que siempre vamos hacia algo mejor. La humanidad actual no es el final de la evolución y tampoco de la utopía.
En el caso de Nicaragua, Liberalismo y Sandinismo parecen fuerzas políticas agotadas. ¿Podría pensarse en una tercera fuerza?
Sí. O una nueva. Tendrá que ser así porque todo es transitorio y los hombres y los caudillos pasan y tendrán que ser renovados por otros. Estamos en espera de nuevas figuras que aparezcan en la nueva generación.
¿Cómo está el pueblo de Nicaragua?
No se puede generalizar. Hay algunos que están desilusionados, frustrados, desesperados, los que están sumidos en la pobreza, e incluso en la miseria. Pero también existen otros, creo que la mitad de la población, que mantienen un ideal revolucionario producto de lo que ya hubo en la revolución; y siguen creyendo en eso.
¿Cómo evalúa usted procesos como el recién acordado Tratado de Libre Comercio?
Esa es la gran amenaza que tenemos. Eso sería una anexión a los Estados Unidos. Las economías nuestras desaparecen y vamos a ser regidos únicamente por el imperialismo.
Pero también los pueblos se están rebelando contra eso y es posible que el tratado no pase.
El presidente de los Estados Unidos, podría ser reelecto, ¿Qué opina?
No podemos asegurar que se reelija. Lo de Irak puede ser que termine por hacerlo perder su reelección.
¿Cuál es su visión de la poesía actual?
Bueno, conozco poco lo contemporáneo. En mi juventud leí lo más importante, después tenía que escribir y es lo que he estado haciendo. Acabo de terminar tres volúmenes bastante extensos de memorias y será lo último, con quizás alguna u otra cosa menor después de eso. No puedo opinar de la nueva generación ni en Nicaragua ni en el resto de Latinoamérica porque la conozco poco, ya no estoy para conocerla.
Muchas cosas no me acaban de gustar. Encuentro que es una poesía débil, que casi no comunica, hermética y por eso no es popular. Los poetas que no escriben en un lenguaje que el pueblo pueda entender, no pueden quejarse de que el pueblo no los lea.
La poesía en general parece estar en un bache.
Así es. Internacionalmente, no sólo la nuestra. Son olas, vamos a ver qué viene después, pero tampoco en eso podemos hablar del futuro.
Otras formas de literatura, la narrativa…
Casi no leo narrativa. Soy un lector lento. Como decía Rafael Alberti, que no leía novelas porque son muy largas. Mi lectura principalmente es de temas científicos y sociales, que son los que alimentan la inspiración de mi poesía. Yo no me inspiro leyendo a otros poestas, sino leyendo los periódicos, revistas, cosas de actualidad. En los últimos veinte años ciencias naturales y también física y astronomía.
Como decía Martí, que a él no le inspiraban los versos sino la ciencia.
Hablemos acerca de la Iglesia.
Hay dos Iglesias, la que está con los pobres y la que está con los ricos. La de los opresores y la de los oprimidos. La Iglesia de la liberación y la de la opresión. La Iglesia de Jesucristo y la que no es de Jesucristo. La Iglesia verdadera y la que no lo es. Generalmente los obispos y cardenales están con esa otra y no con la de los pobres.
Este Papa ha hecho retroceder a la Iglesia Católica mucho más atrás de cómo era antes del Concilio. Tendrá que haber un nuevo Concilio. El Papa que venga puede ser como este o contrario a él. Eso dependerá de los cardenales que escojan y del Espíritu Santo hasta donde pueda intervenir. No es cierto que Dios sea omnipotente y que el Espíritu Santo todo lo puede. Porque Dios ha creado un universo con libre albedrío y por lo tanto no interviene siempre que es de desear. A veces es frustrado El también. El está con la causa de los pobres y a veces esa causa pierde.
Podríamos decir que es omnipotente pero que cedió su poder a los hombres también, para que éstos también puedan hacer lo que ellos quieran, incluso ir contra la voluntad de El.
Si hubiera sido sin libre albedrío, sería un mundo de robots. Pero como dice un teólogo español, el reino de Dios no será fascista. No puede ser este mundo con seres sin capacidad de pecar.
Esa es la necesidad de las revoluciones, para que avancen de sociedades imperfectas a otras más perfectas. Eso siempre ha sido así, desde antes de la aparición del ser humano en el planeta.
La mayoría de los cardenales han sido nombrados por Vojtila. ¿Considera usted que existe esperanza de que el futuro Papa pueda traer un cambio fuerte?
Es difícil. Pudiera ser que por error elijan una cosa buena. Como sucedió antes con Juan Pablo I, que duró nada más que alrededor de un mes y murió de una muerte muy sospechosa. En esos pocos días de pontificado intentó hacer grandes cosas. Pensaba dejar el Vaticano e irse a vivir a un barrio obrero. Tenía en mente cambios así y de ahí sobrevino la sospechosa muerte de uno de los grandes Papas y de los que ha tenido uno de los Pontificados más breves, sucedido después desgraciadamente por Juan Pablo II.
¿Cómo ve usted la Teología de la Liberación actualmente?
Cuando este Papa iba en su segundo viaje a Nicaragua, los periodistas le preguntaron acerca de la Teología de la Liberación y él dijo que ya no era un peligro porque el comunismo había muerto. El obispo Casaldáliga del Brasil contestó diciendo que mientras hubiera pobres habría Teología de la Liberación. Eso es lo que se puede decir de ella.
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