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Esta novela del celebérrimo escritor estadounidense Norman Mailer, aparecida en 1991, cobró especial interés a partir de los acontecimientos que se presentaron diez años despúes, cuando el 11 de setiembre de 2001 una atentado terrorista de mayor escala dio paso a que el gobierno de Estados Unidos reactivara mecanismos de relación internacional vinculados con el espionaje, la manipulación y el trasiego de información.
Tras una profunda investigación, Mailer opta por escribir esta novela donde la realidad y la ficción se entremezclan hasta no poder distinguir qué es verdad y qué invención del autor.
La acción se remonta a los años 50, cuando Harry Hubbard, personaje ficticio y protagonista de la novela, ingresa a trabajar a la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Son los inicios de la guerra fría. Durante el siguiente cuarto de siglo, la agencia realizará algunos de sus actos más destacables.
Al tomar a este personaje, apenas un muchacho cuando inicia sus labores, Mailer permite introducir lo que será un estudio profundo sobre aspectos íntimos de la agencia, a la vez que con hechos muy conocidos la forma de actuar y pensar de la agencia.
Inicia con una presentación personal y psicológica del mismo Hubbard, quien es hijo de un viejo agente de la OSS, departamento de seguridad especial que da origen a la CIA.
Se trata de personajes de tipo fundamentalista, con tendencia al fanatismo, supuestamente inspirado en su creencia religiosa cristiana.
Mailer logra una disección psicológica y social de los hombres que dieron origen y laboraron en un aparato de inteligencia carente de escrúpulos, pero sustentado en miedos que los hacen ver enemigos por todas partes.
La CIA no trabaja para defender los intereses económicos de la sociedad estadounidense, sino para imponer su ideología en el mundo.
No es gratuito el uso del concepto de fantasma, pues desde el inicio nos cuenta la historia de Hubbard de niño y adolescente, cuando cree ver fantasma en la antigua casa de sus familiares. Para el tiránico dictado de su padre, Harry crece sometido a una doctrina del deber ser.
En su adolescencia, su propia padre le presenta a Hugh Montangue, a quien llaman Harlot, una mente oscura y fría, quien como agente del más alto nivel se convierte en el padrino de Harry.
La relación entre el tenebroso alto funcionario de la CIA y su protegido, permitirá conocer desde dentro muchos acontecimientos históricos en los cuales participó la agencia.
Así, pasamos de Berlín a Montevideo, de Miami a Nicaragua, de Japón a México. Los hechos de Guatemala en 1954, para derrocar a Jacobo Arbenz; la manipulación de intereses políticos de las burguesías latinoamericanas; el encubrimiento de las embajadas norteamericanas de gran cantidad de agentes desestabilizadores en los países subdesarrollados; hasta los atentados contra la naciente revolución cubana, que van desde la invasión de Playa Girón hasta los múltiples intentos por matar a Fidel Castro.
Pero la CIA está por encima de las políticas gubernamentales de su propio país. El proyecto de los fundamentalistas de la agencia y su habitual ejercicio de conspiración, los llevan a enfrentar al presidente John F. Kennedy y a su hermano, el fiscal Bobby Kennedy.
Tras los reiterados fracasos con Cuba, la CIA culpa a Kennedy y lo ve como un enemigo. Los hilos de la agencia ya no están bajo el control de su director. Las redes de contactos con criminales y agentes encubiertos permiten las manipulaciones secretas de Harlot, cuyo fanatismo se expresa como una especie de religión que está más allá de los designios de los mortales.
Para favorecer esta visión rayana en la paranoia, Mailer introduce a Kittredge, esposa de Harlot, una bella mujer, psicóloga, quien desarrolla una compleja teoría acerca de los polos Alfa y Omega que determinan la conducta de las personas.
La fascinación de Harry Hubbard con Harlot, lo lleva, además a enamorarse de su bella esposa, quien lo corresponde pero teme que su marido se entere.
A partir de esto, Mailer recurre a la narración epistolar, estos personajes sostiene una relación por cartas, donde ambos cuenta sus visiones e información privada acerca de los hechos que protagoniza la CIA.
Aunque literariamente este recurso es agotador, funciona para llevar adelante la historia sin perderse en el complejísimo universo de personajes que interactúan.
Puede decirse que lo novela es un vistazo a la intimidad de la agencia, a las personales retorcidas de sus integrantes, a la ideología que motiva sus acciones y al peligro que representa su poder ilimitado.
Esta radiografía de la CIA y sus componentes va más allá de ser una novela de espionaje y se aproxima a un gran reportaje novelado.
En el epílogo, dice el autor que: «la buena ficción (si se logra) es más real, es decir, alimenta mejor nuestro sentido de la realidad, que lo no ficticio.»
Las cualidades del Norman Mailer como escritor, periodista y cineasta, se plasman aquí en una novela difícil de abarcar, sorprendente en la cantidad de información que nos deja conocer y, lamentablemente, de gran actualidad.
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