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Lorena Moreno Salas, estudiante de la UCR, afirma haber sufrido graves efectos físicos a causa del estrés.
Miles de personas sufren colapsos nerviosos, ataques al corazón, calambres en el cuerpo y pérdida de la vista, a causa del estrés.
Este es el caso de Lorena Moreno Salas, estudiante en la Universidad de Costa Rica quien cursa simultáneamente el primer nivel de Comunicación Colectiva y el cuarto año de Literatura y Castellano.
Explicó que a principios del año pasado , empezó a tener fuertes dolores de cabeza, que luego se extendieron por todo su cuerpo, así como molestias con la visión, por lo que decidió visitar a su médico. El resultado del análisis clínico fue alarmante, pues sufría de estrés, el cual ya le había hecho perder el 25% de la visión en uno de sus ojos.
Debido a lo anterior Lorena asistió a la conferencia: «Manejo del estrés, una perspectiva psicológica», realizada como parte de la Feria de la Salud recién pasada en la UCR, cuya exposición estuvo a cargo de Andrea Cuenca Botey y Karla Leiva García, ambas estudiantes de Psicología.
Según las expositoras, los síntomas más comunes de este mal son dolores en los músculos y de cabeza, problemas para dormir, cansancio todo el tiempo, aceleración del ritmo cardiaco y conversación acelerada.
Cuenca y Leiva enfatizaron en que las consecuencias de este padecimiento son severas: disminución de la actividad del sistema inmunológico, trastornos gástricos (malestar estomacal, úlceras), aumento de la presión sanguínea e hipersensibilidad, erupciones cutáneas y problemas del corazón, riñones, arterias y fuertes dolores de cabeza.
Así mismo, el estrés provoca cambios y desórdenes en el organismo que hacen sentir incómoda a la persona. Esto genera consecuencias en el entorno social, como inseguridad, inestabilidad emocional, preocupación y agresividad hacia las personas que le rodean.
ESTRÉS BAJO CONTROL
Cuenca recalcó que para aprender a manejar el estrés es necesario encontrar el desencadenante que lo genera y así buscar una solución.
Además, es importante cuidar la alimentación, hacer ejercicio, conocer las limitaciones que se tienen y aprender a decir no, cuando no podemos o queremos realizar algo.
Recomienda practicar la técnica de la relajación, pues es un excelente método para controlar el estrés, ya que disminuye la tensión muscular y neutraliza las sensaciones de ansiedad.
Existen tres tipos de relajación: la progresiva que consiste en tensar ciertos músculos, mientras otros son relajados; la pasiva que se basa en relajar los grupos musculares, nunca tensarlos y la autógena que permite inducir a la relajación por medio de frases o sensaciones de tranquilidad y confianza en sí mismo. La relajación se puede practicar hasta tres veces al día, según la condición de la persona.
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