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Oligarquía de viejo cuño remoza su poder

Anabelle González y Alberto Trejos: los ejecutores de un cambio estructural en Costa Rica apoyado por la burguesía en medio de un nuevo orden internacional.

Anabelle González y Alberto Trejos: los ejecutores de un cambio estructural en Costa Rica apoyado por la burguesía en medio de un nuevo orden internacional.
La oligarquía del país se renueva económicamente en medio de un retorno de su sector más fuerte y tradicional al escenario político, lo cual será decisivo para aprobar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica y Estados Unidos. Paralelamente, establece estratégicos negocios en nuevas áreas comerciales.
Este fenómeno implica poner al precandidato liberacionista Óscar Arias Sánchez -quien fue Presidente de la República entre 1986 y 1990- como el rostro de este «oleaje» político que regresa luego de que se consideraba a los partidos tradicionales al borde de la desaparición.
El respeto que la figura de Arias infunde en el pueblo, según la mayoría de las encuestas publicadas desde 1990, cuando dejó de ser mandatario, es definitorio para que quede como próximo jefe de Estado con la consecuente y posible aplicación de la citada estrategia que marcará el destino del país debido al TLC.
Estas dos plataformas de acción, tanto la interna manejada por la burguesía y los grandes partidos políticos, así como la externa -la inserción en un tratado comercial de gran envergadura- son los dos ejes bajo los cuales es reorientada la nueva Costa Rica.
Este es un terremoto de ocho grados en la institucionalidad del país, intangible para la mayoría de la población pero de muy serias consecuencias para las clases media y baja, que solo lo perciben -por ahora- en el costo de la vida, así como en la baja del poder adquisitivo, pero devendrá en fortísimos desgarramientos de los tejidos sociofinancieros, económicos, culturales y políticos en un país en seria encrucijada.

LAS VOTACIONES SON LO DE MENOS

Taimado, de gesto sereno, lleno de absoluta seguridad y feliz de volver a la arena política, Óscar Arias Sánchez se acomoda en su silla frente a la Asamblea General del Partido Liberación Nacional (PLN) para ver el horizonte y observar lo que ya sabía: el sistema de elección cerrada de diputados también se restableció en una de las agrupaciones que sentó gran parte de la reforma social en los años 40 del siglo pasado.
Por supuesto, esto no fue de la absoluta gracia del también candidato verdiblanco Antonio Álvarez Desanti, quien ve desde ya disminuidas sus posibilidades de control en el PLN.
Mientras tanto, Arias negó a UNIVERSIDAD durante una entrevista sostenida el jueves 25 que este sistema de elección directa no se preste para «tirar línea», esto es, colocar «las piezas» -en este caso, los diputados- más convenientes para tener mayor control sobre los proyectos que se aprueben en el Primer Poder de la República.
La jugada maestra del ajedrez: también ubicar al parlamentario Rolando Laclé –mano derecha, lado izquierdo cerebral del expresidente Rafael Ángel Calderón– como presidente de la Asamblea Legislativa para asegurar que esta tríada estratégica (regreso de la elección diputadil cerrada, TLC y redefinición de la riqueza en un nuevo entorno planetario y local de negocios) se logre amarrar muy bien.
Laclé, el alfil estratega en el campo de batalla, con amplia experiencia como legislador y el poder detrás del trono como Ministro de la Presidencia, niega también que esto sea así.
«No necesito estar de presidente en el parlamento para apoyar todo lo necesario y que pase el Tratado de Libre Comercio al cual, por supuesto, apoyaré absolutamente», dijo en entrevista con este Semanario.
Al repreguntarle que, siendo el asesor de más confianza de Calderón por qué extrañarse de que sea designado otra vez en la presidencia legislativa, sentenció: «No necesito serlo para hacer una amplia labor de convencimiento parlamentario y hacia la opinión pública sobre el TLC, al que considero un modelo de desarrollo que traerá muchos beneficios y empleo al país».
Laclé estuvo cuatro años fuera de la función pública después de que Ottón Solís -entonces diputado, en 1994 y como parte de la comisión legislativa que investigó las irregularidades así como la quiebra en el extinto Banco Anglo Costarricense (BAC)– propuso que fuera sancionado y retirado de cargos públicos.
La propuesta se convirtió en ley de la República y Laclé fue metido «en el congelador» en su partido por cuatro años, lo cual -aseguran sus allegados- fue una de las etapas más difíciles en su vida.
Más tarde logró reconstruir su vida política en un acto de verdadera sobrevivencia y llegó ocho años más tarde a ser el máximo jerarca de la Asamblea Legislativa de Costa Rica.

EL CÉSAR SUBE EL DEDO

El triunfo de Óscar Arias y el cambio en el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) para restablecer el voto «a dedo» de sus legisladores, implica también que el primero alce su pulgar para alguien que los liberacionistas de vieja guardia, jamás hubieran imaginado: al mismo Laclé entronizado en Cuesta de Moras. (Cuadro adjunto: «»Velaría porque se regule ruptura de monopolios»»).
Así Arias no tiene el menor reparo en decirlo y repetirlo abiertamente. Algo imposible, inimaginable en el ambiente político anterior a 1994, cuando se evidenció algo que muchos sabían: los dos grandes partidos políticos siempre se han entendido bajo las sábanas.
Aunque aún no se hablaba de globalización, ni del endurecimiento de las políticas estadounidenses, el pacto de los expresidentes José María Figueres (PLN) y Rafael Ángel Calderón (PUSC) dejó boquiabiertos a tirios y troyanos. Se trataba de un aparente pacto de «concordia» entre los «primogénitos políticos» de los caudillos más importantes del siglo pasado, en abierto abrazo y oficialización de un nexo otrora oculto. Desde allí Costa Rica comenzó a ser otra y hoy ese círculo se amarra diez años después.
El reacomodo se da también luego del cisma ocurrido el 11 de setiembre de 2001 que tiene su parte importante en esta vorágine de cambios impredecibles. Desde esta fecha, y con la caída libre que sufrieron las finanzas mundiales, la burguesía local tuvo que reinventarse para sobrevivir a los nuevos tiempos, como lo hizo la de EE.UU. en 1929 cuando quebró Wall Street y algunos hombres de negocios se tiraban desde el Empire State Building: se habían quedado en la calle. Después, la Gran Depresión, el colapso, tiempos muy duros para el planeta entero.
Quienes ahora, en los albores del nuevo siglo, se lanzaron desde centenares de metros de altura -en un hecho desesperado, igualmente terrible- fueron las víctimas del atentado de las Torres Gemelas, ícono del capitalismo.
Nueva York, la ciudad opulenta y brillante, síntesis del mundo, cayendo de rodillas, con sus piernas destrozadas ante el atentado terrorista perpetrado por la organización islámica Al-Qaeda. Y con ella, la estocada al ego y al corazón de un imperio. Suma de errores, fatalidades y crueldad. El arribo a la paranoia colectiva que aún lacera a ese pueblo.

¿CONTROL IDEOLÓGICO?

En este complejo contexto nacional e internacional se inserta la tercera variable: cómo el sector más poderoso costarricense traslada estratégicamente sus negocios y el capital hacia nuevos sectores productivos, ya no el café y la agricultura caída en desgracia por la sobreproducción mundial -luego de ser una de las principales fuentes de riqueza- sino al sector inmobiliario, ecoturístico, importador de bienes y servicios o inversor de riesgo calculado en las bolsas de valores, principalmente de Nueva York y en bancos suizos. La concentración del poder bajo otra forma de perpetuarse.
Incluso, la venta de empresas nacionales de larga trayectoria e identificadas como ticas -La Gallito, Pozuelo, Lizano, Republic Tobacco Company y Tabacalera Costarricense- son algunas, varias de origen familiar, que apostaron a vender ahora, antes de que llegara la competencia con el TLC.
Así es como se explica que el mismo Óscar Arias haya buscado la reconversión productiva. Él mismo reconoció a UNIVERSIDAD que su hermano, Rodrigo Arias -el homólogo liberacionista de Laclé, ambos exministros de la Presidencia- es quien le maneja todos sus negocios y el que pone la visión de futuro.
«Yo he sido medio tiempo político, medio tiempo intelectual. El que ha manejado el dinero de mi herencia, y gran parte de los recursos de mi familia, ha sido siempre mi hermano», admitió.
De la mano con esta reconversión productiva, se encuentran los jerarcas del Ministerio de Comercio Exterior (COMEX), Alberto Trejos y la Embajadora Especial para las Negociaciones Comerciales con Estados Unidos, Anabel González.
Ellos han sido la grúa entre Estados Unidos y Costa Rica para esta transición; creen en el Tratado como modelo de desarrollo y han sido los más hábiles negociadores del istmo, especialmente González, quien tiene 13 años de experiencia en el sector público además de un alto nivel de especialización en la materia.
Aunque ambos poseen sus opositores en el universo intelectual y político son respaldados por el sector industrial y comercial más conservador. Entre ellos muchos ubican al mismo Arias con su expansionismo económico, así como una opinión pública manipulada por poderosos medios de prensa que se han prestado para este juego político-comercial, comenzando por su abierto acuerdo para aprobar la reelección presidencial, hasta llegar a la omisión de noticias importantes como la más reciente comparecencia de Arias al parlamento.
Cuenta también la simpatía que siente el costarricense promedio hacia Estados Unidos por los nexos comerciales y la influencia transcultural que tiene esa nación en esta pequeña nación centroamericana.

DESPEGUE NADA CASUAL

El gran desarrollo inmobiliario que vive Heredia, el segundo más importante del país, arrancó con la visión de la familia Arias y los Sánchez por reconvertir su capital así como reorientar sus inversiones.
De allí surgió, entre los primeros proyectos, el Residencial La Lillyana, para seguir con otros, donde los antiguos cafetales de una de las familias productoras más importantes del siglo XIX trasladan sus finanzas hacia los bienes raíces.
La tierra de la Benemérita de la Patria, Emma Gamboa y del exmandatario Alfredo González Flores ve cómo otra figura pública, Óscar Arias, invierte en el «mall» Paseo de las Flores -cuya primera etapa está valorada en $9 millones-. También este integrante del Grupo Sama invierte en la compra de medios de comunicación -Radio Monumental, de reciente adquisición-.
Además, adquirió Rica Foods Inc. -llamada anteriormente Pipasa S.A., que perteneció al empresario herediano Calixto Chaves, gran amigo de Arias desde hace más de dos décadas- la cual incluía dentro del grupo corporativo, al decir del expresidente, la mencionada radioemisora.
Ésta quedó ligada en una alianza estratégica al Grupo Reloj y a la agrupación TBC (Tena Broadcasting Corporation); este último integra a las emisoras Eco, Azul y Conexión perteneciente al grupo empresarial Pujol-Martí. (Ver reportaje en esta sección: «Grupo Sama invirtió en gigante radiofónico»).
Adicionalmente, Monumental suscribió un nexo comercial con la emisora EXA de México -la que produce y emite el programa «Big Brother»-.
La alianza del Grupo Pujol-Martí tiene una división en el extranjero desde 1997 que se llama Grupo Pujol Internacional, muy fuerte en materia de industria, que es su especialidad.
La familia Pujol tiene larga trayectoria empresarial y es dueña también de Abonos Agro -que se dedica a la venta de materiales de construcción y es la importadora exclusiva de la varilla de hierro-.
Además, ha invertido en el negocio inmobiliario en los últimos años en zonas de alta plusvalía como Escazú y San Pedro de Montes de Oca -condominios, edificios y oficinas-.
Paralelamente, ciertos bufetes importantes del país como Facio & Cañas ya anuncian abiertamente por Internet lo que aún no se ha terminado de negociar y hablan de privatización.
En su página oficial en la red de redes aparece que «Costa Rica está en el inicio de un significativo proceso de apertura de mercados y de privatización de las empresas públicas relacionadas con los sectores de finanzas, energía, telecomunicaciones y seguros. Los abogados de Facio & Cañas tieen la formación y la experiencia necesarias para asesorar exitosamente en el aprovechamiento de las nuevas oportunidades de negocio que ese proceso origina, incluyendo la participación en los procedimientos de licitación, traspaso y operación de las empresas públicas que se proyecta privatizar». (www.fayca.com/privatizacion1.htm).

«NO QUIERO MANIPULAR»

Sobre la inversión que el Grupo Sama hizo en medios de prensa, Arias niega que haya comprado Monumental directamente y que tenga vinculaciones «teledirigidas» con Reloj. «Son situaciones comerciales que se habían negociado cuando adquirí Rica Foods como parte del Grupo Sama. No quiero que se vea como que estoy interesado en comprar medios de comunicación. No me interesa, muchas gracias», dijo.
Pero la inversiones ahí están. Todo va viento en popa. En corrillos legislativos y de la Casa Presidencial se rumora que esta es una forma sutil de Arias para tener una prensa favorable ahora que camina de nuevo hacia la silla presidencial en Zapote.
Pero él asegura con absoluta seguridad que no necesita manipular medios de prensa para lograrlo.
También dio otro paso de oro: reconocer que apoya el TLC y está de acuerdo con romper los monopolios del Estado.
Luego de traspasada esta prueba de fuego -retar a la opinión pública con un tema tabú en un país que recibió durante 50 años los beneficios de un Estado de economía mixta- parece que los temores de Arias y sus asesores han sido mitigados.
El camino para el Nobel de la Paz y el PUSC está allanado. ¿Hasta dónde podrá llegar esta mancuerna? ¿Hasta dónde el pueblo permitirá el cambio del sistema de seguridad social y la entronización de un nuevo orden? He ahí un dilema por despejarse en los próximos meses. Con o sin revuelta popular.

  • Daniel Salazar Murillo 
  • País
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