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Este joven palestino lleva el distintivo de las brigadas de martires del movimiento Hamas.
«Un odio nunca visto hacia los estadounidenses» existe en el mundo árabe a causa de la ocupación de Irak y la escalada de violencia en Medio Oriente, afirmó el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, en entrevista concedida la semana pasada al diario francés Le Monde, durante una visita a ese país.
Los intereses de Washington están en peligro en cualquier lugar del mundo, afirmó Mubarak. Las acciones de Washington han causado disgusto, frustración y un sensación de injusticia en el mundo árabe y atribuyó esa hostilidad, en parte, al apoyo de Estados Unidos a Israel.
Agregó que el cambio de la actitud del sector árabe hacia Estados Unidos se produjo tras la invasión de Irak. «Al principio, algunos consideraban que los estadounidenses los ayudarían; después de lo que pasó en Irak hay un odio sin precedente y los estadounidenses lo saben. La gente se siente víctima de la injusticia».
Pero no se trata solo de la voz del presidente egipcio.
«Mucho antes de los nuevos brotes de violencia en Irak, las evaluaciones de inteligencia de agencias estadounidenses admitían que el más formidable enemigo en Irak en los próximos meses podría ser el rencor de los iraquíes que se muestran cada vez más hostiles ante la ocupación militar estadounidense», señalaba un artículo de Douglas Jehl y David E. Sanger , publicado en septiembre pasado en The New York Times.
IRAK Y PALESTINA
Los problemas de Palestina y de Irak tienen orígenes distintos, del mismo modo que ninguno de los dos está directamente vinculado a la ola terrorista que golpeó a Nueva York y Washington hace tres años y, más recientemente, a la capital española.
Sin embargo la intervención estadounidense en esos escenarios ha creado entre los árabes una sensación de injusticia que, aunada a la absoluta falta de esperanza, impulsan a cometer actos terroristas contra Estados Unidos, sugirió Mubarak. «Miren lo que pasa en Palestina e Irak; donde hay injusticia y presión, hay terrorismo y atentados», afirmó.
No es fácil hablar de las causas del terrorismo, porque muchos tienen miedo de que, con solo plantear el tema, puedan ser acusados de cómplices de los terroristas. Pero Mubarak decidió referirse a este tópico y aseguró que, si persisten los conflictos en Irak y en los territorios palestinos – que, en su opinión, están vinculadas-, «la onda de choque no afectará sólo a la región, sino al mundo entero».
DESCALABRO EN IRAK
A un año de la invasión de Irak, el deterioro de la situación en ese país no puede ser más grave. El número de muertos en el último mes ya supera las víctimas fatales de la guerra. Mas de un centenar de soldados estadounidenses, mercenarios empleados en labores de inteligencia y seguridad, empleados civiles y miles de personas iraquíes han perdido la vida en las nuevas confrontaciones.
El panorama político se agravó de tal manera que cualquier plan de entrega de la soberanía a autoridades iraquíes está condenado al fracaso, según los más diversos comentaristas internacionales.
«Existen dos problemas obvios con esta información», dijo en un artículo reciente el excanciller británico, Robin Cook, refiriéndose al traspaso de la soberanía a un gobierno iraquí. «El primero es común a Gran Bretaña y Estados Unidos: la supuesta estrategia de entrega de poderes carece de sustancia. No hemos decidido qué poderes entregaremos. Aún más notable es que no tenemos idea de a quién se los vamos a dar ni cómo van a hacer para recibirlos. La resolución conjunta que vamos a adoptar esta tarde es la determinación de que el 30 de junio haremos algo, no sabemos qué».
El análisis de Cook, publicado en Londres durante una visita reciente del Primer Ministro Tony Blair a Washington, no puede ser más incisivo. La visita, lejos de sugerir algún cambio en la posición de los dos gobierno frente a la crisis que se profundiza en Irak, vino a reforzar el camino elegido.
Estados Unidos anunció que mantendrá en dicho país 30 mil soldados que debían haber regresado el mes pasado, con lo que su presencia militar es de 130 mil efectivos; se profundiza la crisis de la «coalición», con la retirada española, a la que se sumaron Honduras, República Dominicana y Nicaragua, que decidieron no renovar su contingente. Polonia ya anunció también que revisará su posición. «Nos habían convocado para la reconstrucción de Irak, no para la guerra», argumentaron los gobiernos afectados.
En Irak, la resistencia ha obligado a las fuerzas invasoras a extender sus operaciones contra la población. Los muertos son incalculables, y esta violencia terminará por extenderse hasta hacer incontrolable el país, donde, a la minoría sunita partidaria de Saddan Hussein ,se ha sumado ya la enorme mayoría chiita, con cuyo apoyo Washington soñaba controlar el país.
Quizás nada como el anuncio del nuevo presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, de que retiraba sus tropas de Irak, ha mostrado la confusión que reina entre las fuerzas de ocupación.
Las dificultades se manifiestan también en la toma de rehenes por la resistencia iraquí, entre ellos civiles que Washington contrata para el desempeño de tareas de seguridad e inteligencia. Esos hombres califican en la categoría de «mercenarios» y su presencia en el terreno podría violar disposiciones internacionales que prohíben el uso de personas pagadas para desempeñar funciones de combate. Sin embargo, Estados Unidos acude de forma creciente a ese recurso, cuyo costo es, además, extremamente elevado.
Está aun por conocerse el efecto que esta operación militar tendrá sobre la economía de EE.UU., pero no es difícil suponer que será catastrófico. Con un déficit fiscal que crece sin parar, la situación preocupa ya a las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) que han sugerido a Washington una política fiscal más prudente.
PALESTINA
A esta situación se suma, finalmente, el anuncio de George Bush de que apoya el nuevo plan del primer ministro israelí, Ariel Sharon para Palestina.
«Ariel Sharon, perpetrador de la matanza de Sabra y Chatila (1.700 civiles palestinos muertos), es «un hombre de paz», pese a que el informe oficial israelí de 1993 sobre esa masacre lo consideró «personalmente responsable» de ella. Ahora Bush se refiere elogiosamente al plan del primer ministro, de robar aún más terreno palestino como «acto histórico y valeroso», recordó el corresponsal del diario inglés The Independent, Robert Fisk, al conocerse el nuevo plan israelí.
Ese plan legitima la separación unilateral de los palestinos, la colonización israelí de Cisjordania y desconoce el derecho de los refugiados palestinos de retornar a sus tierras en el territorio de Israel.
A esto se suma la política de asesinatos de dirigentes palestinos, perpetrado por el gobierno israelí. Los últimos fueron el de los dos líderes del movimiento de resistencia Hamas, Ahmed Yassin y Abdelaziz Rantissi, ejecutados el 22 de marzo y el 17 de abril pasados.
El presidente egipcio afirmó que la gente se desespera cuando ve el comportamiento del primer ministro Sharon. «Actúa como le da la gana sin que Estados Unidos le diga nada».
Mubarak condenó los asesinatos de los dos líderes de Hamas y advirtió que esto podría traer serias consecuencias. La inestabilidad en Gaza y en Irak no ayudarán a los intereses estadounidenses e israelíes.
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