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Exigen a ministra prohibir plaguicida Redactor

Según investigadores del IRET, no existe un antídoto para quienes ingieren el paraquat (Foto: IRET-UNA).

Según investigadores del IRET, no existe un antídoto para quienes ingieren el paraquat (Foto: IRET-UNA).
Solo la decisión política de emitir un decreto que prohiba el uso del herbicida paraquat podría acabar con una insistente demanda de mas de 10 años, de parte de grupos ambientalistas que califican este producto de altamente tóxico y peligroso para la salud y el ambiente del país.

Gramoxone es el nombre comercial del paraquat, agroquímico contra el que existe una campaña mundial de organizaciones que piden a la empresa Syngenta -su principal productor- retirar el producto del mercado de una vez por todas.

El Informe Epidemiológico del Ministerio de Salud (MS) de 2001 reveló que de las 544 intoxicaciones registradas, 19.5% fueron por paraquat. Ese mismo año murieron por esta causa 26 personas, de las cuales 76.9% se atribuyen a este producto.

Los trabajadores que experimentan accidentes al aplicar este herbicida sufren lesiones en la piel, ojos y uñas, así como sangrado por la nariz y lesiones crónicas de pulmón. Algunas investigaciones lo relacionan con la enfermedad de Parkinson y el cáncer en la piel. También se han presentado diversos casos de suicidios en los que se ha recurrido a este plaguicida.

Catharina Wesseling, coordinadora del Área de Salud del IRET y activista en contra del uso del herbicida, explicó que a pesar de que a los trabajadores se les facilite equipo de protección, otros miembros de la familia, como los niños, han sufrido accidentes mortales al tocar la boquilla o chupar la tapa del embase.

En esos casos, explicó Wesseling, no se puede responsabilizar al trabajador porque la empresa «echa al mercado un producto que es demasiado tóxico».

«El empaque de la bomba estaba un poco malo y me chorreaba por el brazo, con el sudor y el roce se puso peor. Mi jefe me dijo: ponete una cremilla en la casa y así te componés», contó Marco Hernández Marín, un productor de Cariari de Guápiles, quien tuvo un accidente el año pasado.

Hernández recordó que después le salieron unas ampollas, similares a una quemadura, que se prolongaron en su cuerpo por ocho meses. «Uno no puede quejarse de ellos (su empresa), ellos le dan toda la protección a uno; pero cuando el equipo falla es cuando pasan los accidentes».

Basado en datos del Ministerio de Salud, Leonardo González, Gerente de Custodia de Syngenta, aseguró que desde que iniciaron un proceso de capacitación, los casos de intoxicación con plaguicidas disminuyeron en un 25%. Informó que ahora Syngenta importa menos que en 1995 cuando se traían al país 1 millón de litros de paraquat anuales, mientras que ahora llegan aproximadamente 500.000 litros.

González es de la tesis de que al país se le da «una mala imagen de gran importador de plaguicidas», al tiempo que insistió en que es necesario depurar las estadísticas. Por ello, anunció que trabajarán en el análisis de las cifras con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

Como revela una nota de la agencia internacional Reuters, el paraquat fue muy popular en los años setentas debido a su extensivo uso en los cultivos de marihuana en América Latina. Posteriormente, su uso disminuyó en el país pese a que todavía ocupa el noveno lugar en la lista de plaguicidas importados, según datos del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional.

La activista Wesseling manifestó que un ejemplo de la aplicación de este producto en los cultivos del país fue el taller realizado tres semanas atrás en el IRET con 18 trabajadores de fincas de Limón, de los cuales 13 habían tenido problemas de salud producto del paraquat.



REGULACIONES



En Estados Unidos el paraquat tiene uso restringido y la Unión Europea aprobó su uso en octubre del 2003, condicionado a medidas de seguridad. Sin embargo, no tiene restricciones en la mayoría de países en desarrollo como es el caso de Costa Rica.

«La Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) no han hecho nada para restringirlo. Hay una gran influencia de la industria. El caso del paraquat es un buen ejemplo de la falta de respuesta de las agencias reguladoras internacionales, frente a los datos que existen sobre los efectos en la salud».

Cuando en 1998 se realizó en el país la Primera Conferencia sobre el Uso de Plaguicidas en los Países en Desarrollo, el Ministro de Salud, Herman Weinstok, anunció que regularía su venta; pero no se tomó ninguna medida posterior.

En setiembre de 2000, los Ministros de Salud de la región tuvieron la XVI Reunión del Sector Salud de Centroamérica y República Dominicana (RESSCAD) sobre Restricciones y Prohibiciones de Plaguicidas y se solicitó a los ministerios de salud, agricultura y ambiente iniciar la restricción de doce plaguicidas, entre ellos el paraquat. Pero tampoco se emitio decreto alguno.

Al respecto, Arturo Navarro, de la Unidad de Protección al Ambiente Humano del MS, señaló que para justificar su prohibición, se requiere una propuesta técnica y jurídica bien fundamentada y no se ha hecho. «No es sólo llegar y prohibir, falta desarrollar más la parte técnica porque de lo contrario la empresa puede poner un recurso de inconstitucionalidad».

Se intentó obtener la opinión de la Ministra de Salud, María del Rocío Sáenz, pero no fue posible hablar con ella.



CONVENIO CRITICADO



Lo que llama la atención es que el 16 de marzo el MS ratificó un Convenio para desarrollar el Programa de Capacitación conjunto sobre uso adecuado de agroquímicos y salud ocupacional, con la compañía Syngenta. Este se lleva a cabo desde hace más de cuatro años, y continuará por el período 2004-2005.

Para el padre Gerardo Vargas, secretario ejecutivo del Foro Emaús, una de las organizaciones en contra del paraquat, es preocupante que la misma empresa alardee de este convenio, pues hace aparecer al MS como garante de su política de mercadeo y de sus dudosas prácticas preventivas ensayadas con algunos pequeños agricultores, cuando es conocida la grave incidencia que tienen estos productos en la salud humana y el ambiente.

El Gerente de Custodia de Syngenta, respondió que la empresa destinará este año $50.000 para la capacitación y que provee los materiales, la alimentación y a la vez realiza el proceso de entrenamiento dirigido a trabajadores, amas de casa y estudiantes.

González, anunció que ahora a los cursos asistirán menos personas, pero que serán mas extensos y con una metodología teórica y práctica, que garantice que los trabajadores no olviden el entrenamiento que se les da, como se ha criticado en oportunidades anteriores.

También buscan un convenio más global que involucre al MAG, a la Cámara de Insumos y a la organización internacional CropLife.



SYNGENTA REFUTA



González comentó que la gente se da cuenta de los cambios en el uso de agroquímicos con las nuevas variedades modificadas de cultivos, las certificaciones, la agricultura orgánica y en general la racionalización total de estos productos.

Refutó algunos argumentos en contra del paraquat y las regulaciones en otros países. Dijo que EE.UU. es el país que más lo consume y que naciones como Finlandia y Dinamarca -que lo prohiben- lo hacen porque no tienen vocación agrícola.

Sobre las restricciones y la posibilidad de que se apruebe un decreto, afirmó que la empresa apoya la reactivación de una comisión interinstitucional de plaguicidas que estudie esta posibilidad. «Si en algún momento hay argumentos válidos para que ese producto salga del mercado, el paraquat va para afuera. El problema es que quienes lo critican no están viendo su costo-beneficio».

  • Ana Chacón Mora 
  • País
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