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Cuba en el camino de Bush

Por una de esas ironías de la política (o del destino) ahora resulta que la obsesión de George Bush hacia Fidel Castro le podría costar muy caro en el camino de sus aspiraciones hacia la reelección. En momentos en que las encuestas de opinión pública evidencian un claro malestar del pueblo estadounidense hacia su presidente, por la manera errática en que ha dirigido su anunciada «guerra al terrorismo», surge la sorprendente noticia de que la Administración Bush ha dedicado muchísimo más recursos humanos y financieros hacia su «lucha» contra Fidel Castro que los usados contra las acciones de Osama Bin Laden. Situación que, según la nota de la Associated Press del 29 de abril, provoca descontento en el Congreso de los EUA, en vista de que, como resumieran los senadores Max Baucus y Charles Grassley, «en lugar de gastar preciosos recursos dirigidos a evitar que los americanos ejerzan su derecho a viajar (a Cuba), la Oficina de Control de Bienes Extranjeros ha de reorientar sus prioridades y trabajar más fuertemente para mantener las verdaderas amenazas terroristas fuera de nuestro país y así prevenir otro 11 de setiembre.»

Por una de esas ironías de la política (o del destino) ahora resulta que la obsesión de George Bush hacia Fidel Castro le podría costar muy caro en el camino de sus aspiraciones hacia la reelección. En momentos en que las encuestas de opinión pública evidencian un claro malestar del pueblo estadounidense hacia su presidente, por la manera errática en que ha dirigido su anunciada «guerra al terrorismo», surge la sorprendente noticia de que la Administración Bush ha dedicado muchísimo más recursos humanos y financieros hacia su «lucha» contra Fidel Castro que los usados contra las acciones de Osama Bin Laden. Situación que, según la nota de la Associated Press del 29 de abril, provoca descontento en el Congreso de los EUA, en vista de que, como resumieran los senadores Max Baucus y Charles Grassley, «en lugar de gastar preciosos recursos dirigidos a evitar que los americanos ejerzan su derecho a viajar (a Cuba), la Oficina de Control de Bienes Extranjeros ha de reorientar sus prioridades y trabajar más fuertemente para mantener las verdaderas amenazas terroristas fuera de nuestro país y así prevenir otro 11 de setiembre.»

Los reclamos de los legisladores, tanto demócratas como republicanos, se sustentan en el hecho mantenido en reserva por la Administración Bush, de que mientras a fines del 2003 habían solo cuatro empleados dedicados a investigar los bienes de Osama Bin Laden y Saddam Hussein, unos 24 funcionarios estaban dedicados a detectar las violaciones al embargo que pesa sobre Cuba. Además, se logró determinar que la citada oficina había abierto 93 investigaciones relacionadas con terrorismo en 13 años (recaudando solo $9.425 en multas) mientras que, en contraste, se habían seguido 10.683 casos relacionados con el embargo, acumulándose más de $8 millones de dólares en multas, pagadas por personas que habían enviado dinero a familiares en Cuba, que habían concretado negocios o viajado a la isla sin permiso.

Así, para los legisladores que hicieron la investigación, el informe recibido permite concluir que el papel trascendental que juega la Oficina de Control citada, en la lucha para prevenir el financiamiento de actividades terroristas, no tiene nada que ver con el deseo de algunos norteamericanos «de tomar tours en bicicleta a través de Cuba».

Estamos pues ante un caso que, ante las elecciones presidenciales por celebrarse el 2 de noviembre, adquiere especial importancia para el electorado estadounidense, ya que no se concibe que, ante la amenaza terrorista que pende sobre los Estados Unidos, se tenga prácticamente abandonada la trascendental tarea encomendada al Departamento del Tesoro de velar porque el grupo Bin Laden no pueda financiar otros ataques sangrientos como los del 11 de setiembre. Y menos se concibe que ello se haga a costa de imponer un embargo económico que, con el paso de los años, ha fortalecido más bien la autoridad de Fidel en Cuba. Si para el pueblo estadounidense su seguridad (o más bien, su inseguridad) es tema de vida o muerte, mal hace la Administración Bush en actuar tan despreocupadamente con respecto a Bin Laden, mientras fija obstinadamente sus acciones en perseguir a los que ven cada día como aprovecharse del viejo y resquebrajado embargo económico que afecta a los que desean hacer negocios con Cuba.

En momentos en que los votos son cada vez más escasos y George Bush se ve obligado a reorientar algunas de sus impopulares iniciativas, como  el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, ya se vislumbra, al menos, una revisión estratégica en cuanto a este tema. De no hacerlo pronto, el tema del trato a Cuba, de discutible primordial importancia, podría costarle, a la larga, su reelección. ¡Qué ironía!

  • Dr. Freddy Pacheco
  • Opinión
Fidel CastroTerrorism
Notas

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