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Miles de personas han comprado su entrada en alguno de los cines de los Estados Unidos para ver la más reciente producción de Michael Moore, «Farenheit 9/11». Sin embargo, nadie se habría imaginado, hace unos años, que el público haría largas filas para ver un documental, género que por mucho tiempo fue opacado por las películas de ficción.
Ahora, «Farenheit 9/11» se perfila como el ejemplo más representativo del éxito de los documentales en el ámbito mundial: para finales de junio, esta crítica satírica al presidente de los Estados Unidos, George Bush, y a su decisión de invadir Irak, había recaudado más de $56 millones en esa nación.
Cabe recordar también otros filmes de este género que obtuvieron grandes ganancias y gran aceptación entre el público. Algunos de los más recientes llegaron a recaudar más de $10 millones en los Estados Unidos, como el filme sobre la naturaleza «Winged Migration» (Migración alada) y el controversial «Super Size Me» (Agrándame) que arremetió contra la marca de comidas rápidas, McDonald´s.
En la lista figuran también «La Corporación», que expone el poder de las multinacionales; «The Fog of War», construido a partir de una entrevista con Robert McNamara, secretario de Defensa durante la guerra de Viet nam; y «A Day without a Mexican», que mezcla documental con ficción.
¿Significará todo esto que el público mundial ha encontrado una nueva pasión por los documentales?
Ingo Niehaus, productor audiovisual, aseguró que «la novedad es que recapturaron la pantalla de cine, la gente ya estaba acostumbrada a verlos, pero por televisión».
Según él, la conquista de Moore se debe al momento en el que ha abordado esas temáticas. «Creo que es la coyuntura le facilitó el éxito. El documental se vuelve representativo y eso hace que la gente lo quiera ver. Por ejemplo ahora, Farenheit 9/11 llama la atención porque vienen las elecciones», detalló.
Tanto él como Gabrio Zapelli, director de «Tútiles», producción ganadora (junto con «Se prohíbe bailar suin» de Gabriela Hernández) del Premio al Mejor Documental en la última edición de la Muestra de Cine y Vídeo Costarricense, coincidieron en que el fenómeno no aplica a Costa Rica ya que en el país siempre ha proliferado la producción de documentales.
«Es un género que requiere una inversión económica menor y además es didáctico, lo cual va muy de la mano con la filosofía latinoamericana,» explicó.
EL CASO MOORE
Sin duda el hombre detrás de «Farenheit 9/11» y «Bowling for Columbine» ha tenido un gran efecto en el desempeño de sus producciones. Moore se ha formado una reputación por exponer temas de gran relevancia, a los que ha añadido además, un fuerte elemento de entretenimiento y humor.
La comedia, la tragedia, la confrontación y la exposición son algunos de los recursos que sazonan sus creaciones y las hacen alejarse de la idea del documental serio enfocado hacia un público intelectual.
Zapelli recordó que el humor ha sido usado por muchos en la producción de documentales.
«El documental siempre tiene una característica que pertenece a las técnicas del lenguaje cinematográfico. Esto hace válido utilizar recursos humorísticos o similares. No hay que olvidar que aunque una producción esté enfrentando un tema con seriedad, siempre expresa una ideología,» concluyó.
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