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Por más de dos horas, el contralor general Alex Solís Fallas conversó con los periodistas de UNIVERSIDAD. A la derecha Laura Martínez y a la izquierda Eduardo Ramírez y Ana Incer.
«Soy víctima de haber jurado actuar con independencia de la clase política nacional, comprometido solo con Dios, la patria y la Constitución. Dije esto inmediatamente después de juramentado y comenzó la persecución», aseguró en tono vehemente y a la vez dolido, el Contralor General de la República, Alex Solís Fallas, al referirse a los cuestionamientos de que es objeto por parte de la Asamblea Legislativa.
La permanencia de Solís Fallas en el cargo es analizada por una comisión legislativa, la cual investiga unas firmas que como notario realizó «a ruego» de familiares y por préstamos hechos a personas que viajarían de manera presuntamente ilegal a Estados Unidos, hechos que se dieron antes de su nombramiento como contralor, el pasado 7 de junio.
En su despacho ubicado en el piso 14 de la Contraloría, el jerarca atendió en compañía de su asesor Pablo Barahona Kruger, al equipo de periodistas de UNIVERSIDAD: Laura Martínez, Ana Incer y Eduardo Ramírez, quien procesó la entrevista.
Por ratos muy tenso y a veces más distendido, Fallas habló de la «emboscada política» que asegura le tendieron enemigos propios y de su hermano Ottón Solís, líder del Partido Acción Ciudadana y posible candidato a la presidencia en las próximas elecciones, así como adversario del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
El abogado constitucionalista y exdiputado por el Partido Liberación Nacional, sostiene que es el «blanco» de una conspiración que le empezó a cobrar el compromiso que anunció de luchar contra la corrupción y de tener como único estandarte el cumplimiento de la Constitución Política.
De seguido se ofrece un resumen de sus respuestas.
Si usted hubiera previsto que se vendrían esta serie de cuestionamientos en su contra, ¿habría mantenido la decisión de postularse al cargo de Contralor General de la República?
-(Hace una larga pausa). No con los hechos que se señalan, porque no son ciertos. Pero además, no, porque nada en la vida vale la pena, después del tremendo dolor y destrozo humano que ha implicado la cacería que se montó en contra de mis padres, de mi familia, mi esposa, mis hijos, y de este servidor. Esto es desgarrador, es inhumano, inexplicable desde el punto de vista moral y ético. (nueva pausa) Pero, ya nombrado, tengo una obligación con mi país, con la Constitución Política, y asumo esto como una de las tantas presiones que tendré a lo largo de mis ocho años de gestión – si es que Dios y la Virgen María me permiten permanecer en este puesto-.
¿Cuáles serán los principales argumentos que usted expondrá a los miembros de la comisión legislativa que lo investiga por presunto financiamiento a actividades de «coyotaje» y sustitución de firmas?
-Aún no he sido convocado formalmente (jueves 15 de julio) por esa comisión y sobre los hechos concretos no quisiera referirme en este momento. Sobre las firmas adelanté algo desde el principio y también he dicho que no he sido ni soy parte de una organización de las que se ha mencionado (tráfico de ilegales). Soy uno de los 15.000 abogados en este país y como tal, antes de ser nombrado como contralor vivía de mi profesión haciendo lo que el ordenamiento jurídico permite, y cuando alguna de las empresas que se mencionan dieron créditos, mi labor se limitó a elaborar la escritura correspondiente. No puedo controlar qué hace la gente luego con su dinero.
La comisión que me investiga se ha convertido en un tribunal político y se me está juzgando políticamente, hecho que está proscrito por la Constitución Política. Se me atribuyen hechos que nada tienen que ver con la función. Todo esto es una violación flagrante al debido proceso.
¿Acepta usted o rechaza que el Congreso tiene la potestad para destituirlo de su cargo?
– La Asamblea Legislativa puede destituir al contralor cuando se demuestre que en el ejercicio de sus funciones ha incurrido en faltas, tal como lo establece el artículo 183 párrafo tercero de la Constitución Política. La idoneidad es un requisito para el nombramiento y este fue «superanalizado» por el Parlamento. Durante más de tres meses en que analizaron los candidatos nadie dijo nada, ni cuestionó nada y las cosas que han citado en mi contra después de mi juramentación eran de conocimiento público. En lo que denomino «emboscada política», había un personaje que se llama Humberto Arce, que estaba aguardando precisamente el momento en que yo iba a ser más vulnerable: en mi nombramiento y juramentación, para sacar papeles y hacer público -de nuevo- hechos que ya eran de conocimiento público, como el mismo lo reconoció expresamente en una carta del 7 de junio.
Usted ha dicho que todo este escándalo en torno a su figura es producto de un complot político y ha señalado al diputado del Bloque Patriótico -Humberto Arce- como la punta del iceberg de esa emboscada. ¿Quiénes son los otros actores importantes de este complot?
-(Pausa) A mí no me está permitida la beligerancia política, pero es obvio que esta persecución trasciende el nombre de Alex Solís. Reitero: no se me está persiguiendo porque me haya equivocado como contralor, sino por actos que he realizado en mi vida privada anterior, sobre los cuales estoy deseoso de responder. Soy víctima de haber jurado actuar con independencia de la clase política nacional, comprometido solo con Dios, la patria y la Constitución. Dije esto inmediatamente después de juramentado y comenzó la persecución. Soy víctima del odio que Humberto Arce tiene hacia la familia Solís Fallas, la misma que le tendió su mano y le abrió las puertas de su casa y la confianza. También soy víctima de los odios que en algunas personas de la vida política nacional ha despertado la aspiración a la presidencia de la república de mi hermano Ottón Solís, y quizás estoy siendo víctima también de mis luchas frontales de hace varios años -cuando fui diputado- contra el tráfico y consumo de drogas.
Estas personas que han tramado el complot que usted dice, ¿a cuál partido pertenecen?, ¿son de los dos partidos mayoritarios o del sector empresarial?
-No puedo referirme a este tema y entrar en particularidades. Lo que sí tengo muy claro es que hay una conspiración en donde -desgraciadamente- yo estoy quedando en el medio, pero que también tiene por objeto dañar a mi hermano Ottón Solís, así como a la Contraloría General, en la medida en que he declarado que seré absolutamente independiente tras asumir el cargo.
¿Se podría decir que su hermano es el objetivo principal de esta conjura que usted menciona o habría otras razones de fondo?
-Para mí es muy difícil llegar a conclusiones absolutas, pero esto es claro y evidente. Parte de la emboscada tiene por objeto dañarlo.
¿Óscar Arias y diputados cercanos a él podrían haber formado parte de esta conspiración?
-No puedo entrar en explicaciones más detalladas, por cuanto me está prohibida la beligerancia política.
¿En este sentido, podría identificar a algunos diputados de su partido?
-Yo ya no tengo partido. El contralor es neutral políticamente. Me debo a la Constitución y a las leyes de este país.
¿Formaron parte de esta conspiración el expresidente Rafael Ángel Calderón y diputados allegados?
-No puedo entrar en detalles. Me parece que el periodismo investigativo es el que debe llevar a cabo esa investigación y juntar todas las partes de esta macabra historia.
¿Quiénes se beneficiarían de esta conspiración?
-Algunos actores de la vida política nacional. No puedo gastar mi tiempo desenredando esta conspiración. Estoy trabajando diez o doce horas diarias en mi agenda como contralor general de la república, y no quiero que este problema -a pesar de que en la parte humana es tan desgarrador- me distraiga de mis tareas fundamentales.
Piensa usted que todo lo ocurrido podría tener la intención de dañar la figura del contralor y de la Contraloría como institución, ante una eventual aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos?
-En razón de mi cargo no puedo referirme a ese tema.
Usted dijo que la sustitución de firmas es una costumbre y que la costumbre hace ley. ¿Se arrepiente de haber hecho esa afirmación o la mantiene?
-Hay que entender que esa declaración la di bajo una tremenda presión, y quizás actué con alguna ligereza. La ley es la ley, y lo que quise decir en aquel momento, es que en tanto hubo un consentimiento de la persona que potencialmente podría resultar perjudicada, eso no constituía un delito. Si actué ligeramente en alguna declaración, debo reconocer que fue por mi inexperiencia y la tremenda presión que tenía en aquellos momentos, y si tengo que corregir, corrijo: el ordenamiento jurídico no se puede manipular de ninguna manera y debe ser respetado.
Usted dijo en una entrevista con el diario La Nación, que no se vale investigar la vida privada de funcionarios públicos. En un cargo tan importante el de contralor ¿no cree usted que también es un requisito tener una vida privada intachable?
-Absolutamente de acuerdo. La vida de una persona, máxime para un cargo de contralor, debe guardar una gran correción; pero, hay límites. En los procesos investigativos cada costarricense tiene derecho a la protección y respeto del ámbito de la intimidad, aunque sea funcionario público. Mi hoja privada de vida está limpia. Al día de hoy yo no he sido sancionado disciplinariamente, ni penalmente o políticamente. Como funcionario público tengo el deber y la obligación imperiosa de rendir cuentas y someterme a evaluación de resultados sobre las competencias y actividades institucionales. Estoy de acuerdo en que si uno en el ámbito privado incurre en faltas, puede en un momento determinado conllevar a convertirlo en alguien inepto para ocupar un cargo.
¿Se equivocó la Asamblea Legislativa en el proceso mediante el cual lo nombró a usted?
-A quien hay que condenar no es al contralor, sino a la Asamblea Legislativa, que ha usado elementos que se emplearon en la campaña electoral, para tratar de debilitar la imagen del contralor, como si yo fuera un cobarde.
¿Cree usted que a quienes promovieron su candidatura les fallaron los cálculos al pensar que los cuestionamientos que iban a ocurrir lo descalificarían antes de la votación?
-Creo que a quienes promovieron y apoyaron mi candidatura les fallaron los cálculos en el sentido de que yo me iba a comportar y declarar -tan enfáticamente- que no le debía mi puesto a nadie en particular y que iba a actuar con absoluta independencia, que solamente estaba comprometido con Dios -como dice la Constitución Política-, con los preceptos, principios y valores de nuestra carta fundamental. Estas declaraciones las hice al salir del plenario un minuto después de haber sido juramentado y es en ese momento que estallan los fuegos en mi contra. Posiblemente querían que me comportara como una veleta con el viento.
¿Los que promovieron su candidatura son hoy sus verdugos?
-Lamentablemente algunos de los que me apoyaron son ahora mis principales verdugos, lo cual a su vez -paradójicamente- constituye mi principal fortaleza. Lo que menos necesita un contralor para ser bueno, es el apoyo de los partidos políticos del país. Se necesita apoyo político para llegar a esa posición, pero luego es lo que menos se necesita para realizar una buena gestión.
¿Le deja alguna lección política todo esto?
-Muchas. En primer término, alrededor de la política uno logra descubrir que hay mucho cinismo; en segundo lugar, quedo perplejo de analizar cómo muchos diputados se han dejado llevar por el escándalo que en el nivel periodístico se monta sobre estos tejes; y en tercer lugar, la principal enseñanza es cómo mucha gente de bien -alguna proveniente incluso de la clase política-, se acerca a darle un voto de confianza a una persona y a una familia que está sufriendo. Esta crisis me hace a mí redescubrir que el ser humano es bueno, solidario, y que a pesar de las presiones con que vive diariamente está presto y deseoso de tenderle la mano a aquel que sufre, ¡porque he sufrido! Pero esto me ha hecho más persona y también más fuerte para comprender la delicada labor que como contralor general de la república tengo desde esta institución.
Usted cree que los autores de la conjura -quienes le dieron un supuesto apoyo- esperaban que resultara elegido como contralor?
-La conjura, para que tuviera sentido, me necesitaban a mí como contralor, porque en la medida que fuera contralor iba a ser noticia y es eso lo que propicia los efectos primarios y secundarios. Era tan importante y evidente que necesitaban que me nombraran, que nadie dijo nada antes, sino hasta la elección.
Contralor:
También tengo proyectos
Cansado de que los medios de comunicación solo se refieran a los cuestionamientos que podrían hacerlo perder el cargo como Contralor General de la República, Alex Solís Fallas aseguró que también tiene una serie de proyectos que piensa desarrollar durante su gestión como contralor general de la república.
A continuación un esbozo de los planes que Solís Fallas ejecutará, si la Asamblea Legislativa decide mantenerlo en dicho cargo, una vez que la comisión que lo investiga se pronuncie.
«Quiero decirle a los costarricenses, que estoy trabajando junto con los funcionarios de esta institución, en una agenda muy completa, que tiene que ver con una mejor gestión o gerencia de los recursos públicos y una mejor forma de combatir la corrupción pública y privada.
Desde este punto de vista, estamos convencidos en la necesidad de convertir a la Contraloría en una especie de control de segundo piso. Partimos de la tesis de que no podemos como institución -para hablar metafóricamente-, limitar nuestro trabajo a contar entradas en los turnos, a supervisar qué pasa en la asociaciones de desarrollo comunal, o detenernos únicamente a sumar y sellar facturas o pagar unos cuantos incendios relacionados con la corrupción.
Estoy convencido de que a esta institución le corresponde diseñar una política o programa que sería el sistema nacional de fiscalización, y que los primeros encargados de hacer los controles iniciales de fiscalización y combate de la corrupción, son las auditorias internas de las instituciones. Estas auditorías están en el lugar de los hechos y es en donde hay que propiciar mayor eficiencia, y también transparencia en el manejo de los recursos públicos.
Tenemos una política para fortalecer las auditorías internas y también toda una perspectiva desde el punto de vista de mejorar la gestión o gerencia de los recurso públicos, haciendo que los presupuestos sean la consecuencia del Plan Nacional de Desarrollo y de programas operativos de mediano y largo plazo.
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