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Juan Francisco Montealegre, quien preside la nueva cámara de empresarios, es de la tesis de que la única manera de demostrar que no todos los empresarios son corruptos es estableciendo la ética en los negocios
Una nueva cámara empresarial nació recientemente con el objetivo firme de diferenciarse de las otras organizaciones del sector, especialmente por buscar no sólo el desarrollo y bienestar de sus agremiados sino de todo el país y recuperar así el respeto de la población hacia los empresarios nacionales.
Se trata de la Cámara de Empresarios pro Costa Rica, la cual fue fundada oficialmente el pasado 11 de abril, y agrupa ya a 62 empresarios, además tiene más de 100 solicitudes de ingreso de hombres de negocios de diversos sectores como comercio, servicios, agricultura e industria.
Este nuevo órgano tiene como una de sus banderas la práctica de la ética en los negocios, especialmente con miras a limpiar la cara del sector privado tras los recientes escándalos de corrupción en connotadas empresas como el de la Corporación Fischel.
La Cámara es presidida por Juan Francisco Montealegre, quien en una entrevista con UNIVERSIDAD explica no sólo sus características, sino el papel que deben jugar los empresarios costarricenses en la actualidad.
¿Por qué era necesaria una nueva cámara empresarial si ya hay múltiples organizaciones que representan los intereses del sector?
Para poder recuperar el respeto de la población por los empresarios nacionales, desde los taxistas hasta las grandes empresas. Que nos vuelvan a ver como agentes de desarrollo, que es lo que debemos ser.
Nuestra Cámara tiene dos objetivos fundamentales que nos hacen diferentes a las otras: fortalecer el bien común y luchar por la consolidación del sector empresarial.
Ninguna cámara, excepto Cadexco (Cámara de Exportadores), persigue el bien común entendido no sólo como el bienestar de sus agremiados sino de toda la potencialidad del país.
Además, no somos una Cámara gremial, sino de todos los empresarios vistos como personas, no sólo como empresas.
¿Cómo piensan mejorar la imagen que el país tiene de los empresarios, especialmente después de los recientes escándalos que dejaron al descubierto actos corruptos en los hombres de negocios?
Sabemos que el pasado reciente es muy nocivo para la imagen del sector privado, pero la única manera de demostrar que no todos los empresarios son así, es haciendo prevalecer la ética en los negocios, pues de otra manera no se puede buscar el bien común.
Esta ética se debe llevar a todos los niveles, pues todos los empresarios hablan siempre de lo mucho que hacen, pero no mencionan lo que dejan de hacer; aquí pecamos más por omisión que por acción.
Por ejemplo nosotros estamos decididos a no sólo a apoyar, sino a ayudar al gobierno. Las otras cámaras no ayudan al gobierno, nosotros sí lo haremos porque en el mundo moderno es sabido que el desarrollo de un país sólo se logra con una exitosa yunta entre sector público y privado, si alguno de los dos falla el país se estanca.
¿Cómo analiza la Cámara el fenómeno y los actos de corrupción destapados en el sector en los últimos meses?
El acto corrupto es sin duda un triángulo en el que obligatoriamente tiene que haber participación de funcionarios públicos, privados y de la Contraloría; y todos tienen la misma cuota de responsabilidad.
Nuestro enfoque es combatir los actos corruptos, que tienen autores con nombres y apellidos, y no la corrupción como tal, pues es algo etéreo, una actitud en ciertas personas, pero que no se puede condenar hasta que se incurre en una acción corrupta.
Las intenciones tanto del gobierno como de otras instituciones de luchar contra la corrupción se han quedado en eso porque es una batalla que no se puede concretar.
Los esfuerzos en este campo deben orientarse a acabar con la impunidad de los actos corruptos, como está sucediendo en el caso de la Caja. El problema es que estos actos siempre han estado protegidos por figuras políticas y portillos legales, pero contra eso también se puede luchar desde el sector privado.
Reforma fiscal y renegociación del TLC son indispensables
Las posiciones de la Cámara de Empresarios pro Costa Rica en temas cruciales para el futuro del país son firmes: tanto la aprobación de la reforma fiscal como la renegocición del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (TLC) son indispensables.
Según Montealegre, el condicionamiento hecho por el presidente Abel Pacheco, de no enviar a la Asamblea Legislativa el TLC con Estados Unidos hasta que no sea aprobada la reforma fiscal fue correcto, pero se quedó corto.
«Apoyamos el orden puesto por el Presidente, primero debemos tener una reforma fiscal acorde a las necesidades del país, y que permita apuntalar y sostener el crecimiento nacional, para luego aprobar un tratado tan importante», dijo.
Sin embargo, la Cámara considera indispensable que antes del Tratado sean aprobadas las reformas financieras, pues de lo contrario su operacionalidad será «renca y lenta» y el país quedará en franca desventaja frente a sus competidores centroamericanos.
«Si contamos con estos dos elementos apoyamos totalmente un tratado renegociado en los temas agrícolas y de propiedad intelectual, donde actualmente tiene grandes vacíos», indico Montealegre.
El empresario aseguró que el acuerdo comercial debe ser reabierto en estos asuntos independientemente del resultado de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, aunque reconoció que un eventual triunfo del candidato demócrata, John Kerry, sería más factible para realizar esta tarea que si el actual presidente republicano George W. Bush logra reelegirse.
«Estados Unidos no tiene por qué imponernos nada, mucho menos si es en nuestro perjuicio. Costa Rica y toda Centroamérica debe pedir una renegociación tanto si gana Kerry como si lo hace Bush», enfatizó.
Para Montealegre estos vacíos en temas cruciales dentro del TLC derivan de la falta de «concepto país» que tienen tanto los negociadores como todo el equipo económico del gobierno.
«Estas personas pertenecen a un grupo cerrado que tiene en su mente una Costa Rica virtual que ellos se han imaginado pero que es muy distinta de la Costa Rica real en la que vivimos la mayoría», expresó.
Agregó que otro error ha sido la estrategia de mercadeo empleada por el gobierno para que la población acepte el TLC, presentándolo como la «panacea» de todos los males del país, y señalando a cualquiera que tenga una crítica al tratado como un «enemigo» del desarrollo.
«Eso es tratar de tomarle el pelo a la gente, y si hay algo que no nos gusta a los ticos es que quieran agarrarnos de tontos, por eso el camino del CAFTA se ha complicado».
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