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A pesar de su lesión, Jexon Mora sigue marcando el futuro del motocross costarricense.
Múltiples lesiones, fracturas, torceduras son frecuentes en la trayectoria de cualquier atrevido corredor de motocross. Sin embargo, resignarse a dejar la pista por varios meses nunca es fácil y menos si es por un accidente automovilístico.
Tal es el caso de Jexon Mora, quien por un accidente en auto el pasado 4 de julio, se quedó fuera del campeonato nacional de motocross cuando estaba de líder en la categoría de 250 centímetros cúbicos (cc) y tercero en la de 125 cc.
Resultó con una fractura en el fémur derecho, una lesión en el pie del mismo lado y la muñeca izquierda también fracturada.
Jexon, de 21 años de edad, conversó con UNIVERSIDAD y contó del accidente, su carrera y el futuro.
¿Cómo empezó su afición al motocross?
– Primero desde pequeño nosotros – refiriéndose a él y su hermano Johan Mora – corríamos en bicicross y mi papá siempre ha estado metido en los motores. Luego me compró una moto a los ocho años y ahí empezamos; vea donde estamos ahora.
¿Y en el ámbito profesional?
– Es un proceso que cuesta porque son años de preparación y experiencia . En 1998 entré a los 125 en categoría B (segunda división) pero corría contra los de categoría A, juntos pero no revueltos.
Después en 1999 entré a categoría A y me costó mucho, sabía que tenía que prepararme más. En los dos primeros años no me fue tan mal, en el 2000 quedé entre los cinco primeros; aunque siempre quería más.
Ya en el 2001 y el 2002 obtuve el título latinoamericano en 125 cc y para el 2003 conseguí el de 250 cc ; ese año corrí en las dos categorías.
Este año no pude estar en el de 125 cc porque no se pudo ir a Brasil, en la primera fecha y el de 250, que iba a ser dentro de menos de un mes, no pude por la lesión.
¿Cómo empezó a figurar su nombre en el motocross nacional?
– Siempre se ha mencionado, pero fuerte no fue sino hasta este año. En el pasado estaba Adrián (Robert, otro corredor de motocross) que siempre ganaba y no había muchos corredores que dieran la talla.
Este año entré con la esperanza de que fuera mío, pero no lo fue. Aquí estoy y hay que seguir adelante.
Este año el motocross ha adquirido fuerza y el campeonato se ha vuelto más atractivo…
– Bueno sí. Y gracias también a los medios de comunicación, porque eso ha ayudado mucho; es lo que hace que un deporte crezca mucho.
¿El nivel ha subido y eso atrae más a la prensa o la mayor difusión ha acrecentado el nivel de la competencia?
– Creo que todo es un conjunto. Si los pilotos no compiten los medios de comunicación no llegarían y si la organización no se pone de acuerdo en llamar a la prensa, tampoco llegaría.
¿Cómo ocurrió lo del accidente?
– No puedo contar mucho porque no me acuerdo. La verdad venía dormido y el que venía manejando se durmió, seguro de verme le dio sueño. Fue de noche, veníamos por Escazú, carretera vieja, aquí no más – Jexon vive en Santa Ana- él se durmió y se salió de la calle, nos paró el poste.
Yo me di cuenta por el golpe que me despertó y ya tenía la pierna fracturada y no podía moverme. Mi compañero se salió por el frente pero solo tenía un golpe en la cabeza.
Para alguien tan activo estar en cama debe resultar frustrante…
– Es aburrido, antes hacía tanto ejercicio para poder hacer las cosas en la moto y ahora estar así en la cama, es muy triste, pero no puedo dejarme, no tengo intenciones de pensar en eso y sé que las cosas van a salir bien.
Fue una operación exitosa, así que si Dios quiere en dos meses o más ya podría coger la moto, pero para probar solamente. Para incorporarme a la pista faltan tres meses.
Cuando se recupere, ¿cuáles son las metas?
– Este año no pude hacerlo, pero la meta es ganar el campeonato. Y en el nivel internacional el reto es correr en Estados Unidos.
Por ahora no tengo otras metas, solo el motocross. Hasta que yo vea que no puedo ya más o no pueda seguir con esto, me pondría a buscar qué hacer.
La mamá de Jexon, Rosalba Trejos, recuerda que desde niño él ha sido muy intrépido e hiperactivo. Desde antes de caminar ya luchaba por subirse a la bicicleta.
«Nunca sintió miedo de montarse en una bicicleta o una moto. – agregó. Nunca calculaba el peligro y aunque reconoce que conforme creció maduró bastante, Jexon sigue siendo muy temerario.
De la misma manera, reconoce que a ella le da pavor cuando Jexon está en la pista y que evita verlo, prefiere esperar en el toldo o preguntar sobre el desempeño de su hijo.
«No me gusta observar porque me dan muchos nervios» , detalló.
En la vida del joven su preocupación más grande es la motocicleta. Por eso sufre de estrés cuando está enfermo, dada la impaciencia en volver a conducir, dijo.
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