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Te lo dije! Salir hacia ese largo viaje de puntillas preocuparía a Rocío, tu inseparable esposa, a Antonio Mora y José Eduardo Mora, a Manuel Arias, a Tano, Poncho, J.J, a Anita Incer. En fin, a todos los que te conocimos y te disfrutamos . ¡ Y eso, de irte en silencio, Wili, no es justo. Algo parecido te reclamé cuando estuvimos en El Tritón de La Habana junto a Carlos Morales. Si mal no recuerdo él nos llevó con la inconfesable intención de que limáramos asperezas surgidas desde la pasada campaña electoral. Vos siempre bien intencionado, con alma de niño y conciencia de seminarista, nunca aceptaste que el partido de tu coterráneo «pezetero» sería solo alternativa si no temía al pueblo. ¡Ya ves lo que pasó en la Asamblea!
Con aquella gloriosa jornada del pueblo costarricense, cuyo fin fue parar la regalía del ICE, llegaste a la redacción de UNIVERSIDAD eufórico y sudando a cántaros. Como si vinieras de la Revolución. Volvieron las diferencias. Sostuve en esa oportunidad, en el hotel El Tritón también, que aquella multitudinaria movilización de las masas a favor del ICE algún valiente tenía que dirigirla hacia estadios políticos superiores, a fin de arrancarle voz y decisión a los dueños del monopolio de la democracia autoritaria.. «Limitar la lucha a la creación de una comisión legislativa, es como cortarles las alas a las mariposas antes de nacer», te dije. «Las mariposas echarán alas si después de creada la Comisión del ICE alguien atenta contra él», replicaste con una Hatuey en la mano, con convicción, mientras el grupo musical de planta del hotel le ponía bonito al Bodeguero .Esta pieza musical sirvió para convencerme, sin que me dijeras una palabra, que vos eras un ducho hombre en la vida y milagros de Carlos Puebla, de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, los Mejía Godoy, etc. ¿ Y qué decir de lo que sabías de María Luisa Landini, Toña La Negra, los Panchos, Carlitos Gardel y José Alfredo Jiménez? Vos sabías antes que yo el nacimiento en El Salvador de Jiménez. Desde entonces, Wili, guardo los casetes que me regalaste.
¿Quién es entonces el osado en decir que nuestro compañero William Mora murió un día de junio, cuando sabemos que la muerte acontece solo en la memoria colectiva ? Solo la gente que ignora tu largo viaje, del cual tarde o temprano retornarás, si es cierto lo que nos explicaste de Juan sobre «soy el camino, la verdad y la vida» (si mal no recuerdo), hablan de la muerte como un acabose. Ahora bien, William, lo que sí tengo que reclamarte es que esa partida fuera de puntillas, como para que nadie se despertara, y así, como una broma más tuya, nos dejaras a todos en ascuas.
Al colega José de Panamá tuve que explicarle anoche que te fuiste a un largo viaje en momentos hartos difíciles para el periodismo local. Son días en que hay todas esas «varas» (solías decir cuando niño en tu natal Pérez Zeledón y yo en Miramar) de cámaras ocultas para obtener el momento en que «el supuesto sospechoso iba al baño». O de teléfonos celulares dejados en el presidio o reporteros vestidos de payasos o tan » profundos» reportajes en que ya uno no sabe quién es el periodista, quién el ladrón o quién es el policía..
A unos muchachos de la Escuela Internacional de Medicina de La Habana, aquella que tanto te conmovió cuando regresaste a El Tritón, viendo como el país que acoge a cientos de jóvenes de todo el hemisferio sigue bloqueado y a punto de ser declarado parte del eje del mal por los dementes de la Casa Blanca, tuve que contarles toda la verdad. Uno de ellos me dijo que la muerte solo está en la memoria del pueblo. Cuando pase la desenfrenada carrera por la «American Life» en mi país, me dijo, «William aparecerá junto con otra mucha gente que ha forjado UNIVERSIDAD». Cuando suceda esto, espero William, que no te vayas de puntillas.
¡Te lo digo desde ahora! Mientras tanto la mejor obra por vos es seguir la defensa del ICE y el INS. Pero ¿ qué le decimos al niño agredido o a la prostituta ( trabajadora del sexo, me dirías), o al anciano abandonado?
*Periodista y abogado
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