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Iglesias se pronuncian sobre el TLC

Iglesias de diferentes denominaciones manifestaron sus posiciones sobre el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Centroamérica.

Iglesias de diferentes denominaciones manifestaron sus posiciones sobre el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Centroamérica.
El sector eclesiástico también expresó su voz sobre el Tratado de Libre Comercio Centroamérica-Estados Unidos. Existen opiniones firmes como la del Consejo Latinoamericano de Iglesias, compuesto por iglesias evangélicas, luteranas, episcopales, que lo rechazan.
Por otra parte, tanto la Conferencia Episcopal de Costa Rica, como la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos han señalado cambios que se le deberían hacer al tratado.
Representantes de iglesias de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, integradas al Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) se reunieron en San José recientemente para reflexionar sobre el TLC.
Aquí estuvieron delegados de iglesias evangélicas, luteranas, episcopales, cristianas y metodista, de la Comunidad Emaús y también del Centro Amigos y Amigas para la Paz, quienes emitieron una Carta Pastoral de la subregión CLAI.
Los motivos por los que rechazan el Tratado de Libre Comercio Centroamérica- EE.UU. es porque no ha habido transparencia ni participación de los sectores sociales, tanto de Centroamérica como de EE.UU.; porque acelera el empobrecimiento; no promueve un comercio equitativo; y busca aumentar las ganancias de las multinacionales.
Agregan que este Tratado elimina gradualmente el acceso de las instituciones de seguridad social a medicinas genéricas; es un acuerdo que está por encima de la Constitución Política y daña la soberanía nacional. Niegan que la mejor manera de crear trabajo sea a través de empresas extranjeras porque el costo social es mayor que la generación de empleos, y tampoco elimina el sistema de subsidios para las corporaciones agrícolas en EE.UU.

HASTA EN LA MISA

Eduardo Chinchilla, secretario regional para Mesoamérica del CLAI, explicó las acciones de seguimiento que él estará coordinando desde el país. Por ejemplo, solicitarán una cita con el presidente Abel Pacheco y le presentarán esta carta junto con firmas de apoyo pues se van a unir otras iglesias. «Queremos manifestarle nuestro rechazo».
Este documento está siendo leído en las misas -en el caso de las Iglesias Luterana y Episcopal-, y en los cultos, en las Iglesias Evangélicas, para informar a las comunidades. También realizarán apoyo físico en las manifestaciones que organicen los sectores opuestos al tratado.
En el plano internacional también se conformará un comité de seguimiento y en la última semana de setiembre habrá otra actividad similar con iglesias de México; luego se realizará otra en Honduras antes de que termine el año, indicó Chinchilla.
Además, el CLAI hará una consulta continental sobre el libre comercio, del 18 al 22 de agosto, la cual se organiza en Brasil.
«Queremos apelar urgentemente a nuestras hermanas y hermanos de las Iglesias de los Estados Unidos; por favor, insistan en sus congregaciones y directamente en el Congreso de su nación, a que se rechace el TLC. Les pedimos que insistan que sus representantes en el Congreso voten en contra del TLC C.A.-EE.UU.», se lee en el documento del CLAI.

POR LA JUSTICIA

Los obispos católicos estadounidenses por su parte, redactaron un documento muy analítico al respecto: «Lineamientos de la United States Conference of Catholic Bishops sobre Política Comercial. El caso del CAFTA», del 25 de mayo.
Si bien no adoptan ninguna postura concluyente y consideran que los acuerdos comerciales pueden ayudar a eliminar la pobreza y reducir la corrupción, señalan que lo justo es que las naciones poderosas se midan al promover sus intereses y que las naciones más pobres necesitan flexibilidad suficiente al negociar las normas comerciales.
También llaman la atención a las corporaciones, para que se guíen por una ética de responsabilidad corporativa y asuman su responsabilidad por los impactos económicos, sociales y ambientales sobre los países más pobres.
La Conferencia, al examinar el TLC recomienda a EE.UU. brindar asistencia a los países centroamericanos en diversas áreas (Ver recuadro «Obispos piden fortalecer asistencia»).
Por otra parte la Conferencia Episcopal de Costa Rica también emitió su pronunciamiento el 30 de mayo, «Justicia, equidad y solidaridad para todos. Una reflexión sobre el TLC a la luz de principios cristianos».
Aunque se mantienen a cierta distancia, sin involucrarse mucho, sugieren que se tomen previsiones. «Nos parece inconveniente asumir una oposición respecto al TLC por aspectos puramente ideológicos, por intereses personales o grupales o por cálculos de política electoral», expresan.
Advierten que es previsible que tengan más opciones laborales aquellos con mejores calificaciones profesionales, a diferencia de una inmensa mayoría, menos calificada, que tendrán más obstáculos en su inserción.
También mencionan el peligro de que se afecte la institucionalidad jurídica porque el Tratado exige modificaciones a la legislación costarricense en diferentes áreas.
Piden a la Asamblea Legislativa que no se apresure en su trámite, pues el documento debe revisarse cuidadosamente.
En caso de que se apruebe el acuerdo comercial, creen que debe ir acompañado por una agenda complementaria, «con proyectos de tipo legislativo y proyectos puntuales que garanticen a los sectores más débiles, la compensación de los efectos negativos del tratado, les fortalezcan en su capacidad productiva y competitiva, y les garantice un acceso más equitativo a los beneficios de este proceso».
Obispos piden fortalecer asistencia
-La problemática de los derechos laborales se abordó en el NAFTA (Tratado de libre comercio de América del Norte) en un acuerdo paralelo que resultó débil.
-El problema realmente son las deficiencias para hacer efectivas las leyes laborales.
-EE.UU. debería prestar asistencia a Centroamérica para mejorar los sistemas institucionales y fortalecer los derechos laborales fundamentales.
-El acuerdo debe contener mecanismos para asegurar que el TLC no contribuya a deteriorar la calidad ambiental.
-El TLC da a los inversionistas extranjeros las herramientas legales para cuestionar leyes internas, lo cual podría obstaculizar los esfuerzos de los países centroamericanos para proteger su medio ambiente.
-Aunque los países pobres necesitan inversión, estas protecciones especiales para los inversionistas deben vigilarse.
-EE.UU. tiene la responsabilidad de prestar asistencia focalizada en los grupos y comunidades pobres más adversamente afectadas por los acuerdos comerciales.
-Una probable consecuencia de la dislocación económica es la mayor migración desde la región a EE.UU. y dentro de Centroamérica.
-Esta política comercial debe diseñarse dentro del contexto de la política migratoria, para permitir un movimiento interfronterizo seguro, legal y dirigido, que beneficie a los trabajadores migrantes y a las inquietudes económicas y de seguridad de EE.UU.
-El Tratado aborda el movimiento de capital y bienes sin analizar las políticas migratorias relacionadas.

  • Fabiola Pomareda G. 
  • País
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