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A lo largo de estos 15 años la Sala Constitucional ha producido más de 140.000 sentencias. Ha ocurrido que en una sola sesión se han votado más de 350 asuntos.
De hecho esta Sala ha colapsado, pese al esfuerzo de todo su personal. Esto es previsible dada la enorme cantidad de demandas que hacen las personas ante esta sede jurisdiccional. De aquí que la demanda de servicios sea muy superior a la oferta de ellos.
De ahí que sea necesaria una reforma a esta Sala. El problema radica en determinar cuál es la reforma más adecuada, funcional y eficaz. Existen en el Poder Legislativo varios proyectos de ley en ese sentido, pero sin voluntad política para darles curso.
A pesar del aluvión de asuntos que llegan y se tramitan ante la Sala Cuarta, considero que el balance ante el país es positivo. Antes de la existencia de este tribunal, la Constitución Política era un adorno en el ordenamiento jurídico nacional.
Claro está que hay sentencias que nos agradan y otras no, lo cual es normal en esta materia. La polémica en torno a estas sentencias es explicable, ya que es el tribunal más político de todos, pues su objeto está constituido por las relaciones de poder , ya sea Estado- sociedad o al interior de la sociedad, en lo que se refiere a los amparos contra particulares. A esto se agrega la matización de los recursos de hábeas corpus.
Es inconveniente la gravitación política referida al tema del nombramiento de los Magistrados de esa Sala y de las otras salas.
La estrecha relación entre cúpulas partidarias y ese nombramiento de jueces de alto rango, les resta legitimidad y confianza a los tribunales correspondientes. Y, a su vez, se perjudica al sistema político y al país.
Personalmente, no le veo solución o salida exitosa a esa negativa influencia política partidaria. Pero esta temática está ligada a la falta de representatividad, gobernabilidad y legitimidad del sistema político nacional.
Las demandas de la población no se resuelven con discursos, sino con hechos. Lamentablemente, ese proceso de erosión de la legalidad y legitimidad jurídica y política se incrementará.
La cara negativa de la administración pública, que es la corrupción solo puede ser contrarrestada con la imagen positiva del Estado que es la transparencia. Reconocemos que es un pío deseo.
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