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De cómo el miedo insulta la inteligencia

Cuando el descendiente  europeo afianzado por estos lados  tropezó con el «milagro» de la independencia política de España,  su salida práctica  frente al miedo fue  «esperar a que se aclararan los nublados del día». Otros menos duchos en materia de nublados, también aglutinados en naciente clase, optaron por la  anexión al Imperio de Iturbide.

Cuando el descendiente  europeo afianzado por estos lados  tropezó con el «milagro» de la independencia política de España,  su salida práctica  frente al miedo fue  «esperar a que se aclararan los nublados del día». Otros menos duchos en materia de nublados, también aglutinados en naciente clase, optaron por la  anexión al Imperio de Iturbide.

Desde entonces la faceta humana del miedo está con nosotros para mal. Solo en 1856 el miedo nos rebeló contra el yanqui Walker. Sin embargo, hoy el miedo lo han constituido  en una cultura que nos carcome como humanos y sociedad, como el ácaro a la piel. Decir lo que pensamos o actuar según nuestras utopías es en Costa Rica la excepción entre  profesionales, académicos e  intelectuales. Y este miedo  ha reducido nuestra cosmovisión en el  arte, el deporte, la política, la economía…. El miedo nos tiene  chiqui-ticos.

El miedo en lo comercial: El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos  nos tiene enjaulados, sin las llaves del candado y temblando de horror, porque  si  los de  la Casa Blanca se enfurecen, perdemos:  «500 mil empleos», «el sistema financiero entraría en «shock» y se detendría «la inversión extranjera», nos dicta el miedo. Y frente a este miedo  entonces necesitamos del Ministerio de Comercio Exterior que venga a salvarnos al mejor estilo  del  Chapulín colorado.

No obstante, los que no tuvieron miedo de cuestionar el posible desmantelamiento del sistema de los seguros, como Germán Serrano Pinto, dan miedo en cualquier  gobierno y hay que echarlos de inmediato. Los echados del gobierno se van satisfecho del deber cumplido y los que tuvieron miedo quedaron felices porque impusieron la autoridad del miedo.

El miedo como justiciero: Un Tribunal Internacional condena a Costa Rica por violentarle al periodista Mauricio Herrera  su libertad de pensamiento. Esta sentencia nos lleva a tres verdades reales, como dicen los penalistas:  a) Por miedo a las criticas no han faltado jueces que en sentencias domésticas digan que los periodistas deben limitarse a «informar». Es decir, servir solo de caja de resonancia del descendiente europeo si estuviéramos en 1821.  Por lo tanto, es una  instancia internacional la que  tuvo que devolverle a los periodistas el derecho a pensar, ni siquiera lo pudo hacer el Colegio; b) la otra verdad : son pocos  los periodistas a los que no les han socavado su derecho a pensar  libremente en medios privados y públicos, sean  medios universitarios, ministeriales, etc. ¡De nuevo la dictadura del miedo los hace callar!

A manera de ejemplo recordemos cómo los invasores de Irak  expulsaron a los periodistas  de la televisión árabe y el miedo entre  los colegas de este lado  se impone, como si en Irak  no hubiera ocurrido un atentado contra la libertad de expresión.¿Dónde estarán los Reporteros sin Fronteras tan preocupados por la libertad de expresión en Cuba y Venezuela?

El miedo en la legislación:  Nuestros decretos y leyes recogen la cultura del miedo. Solo  basta dar una mirada al proyecto de  Ley de Migración, que crea cuatro regímenes de extranjeros, para darnos  cuenta de que en este país el miedo es una manera de vivir. En esta nueva ley, quienes han nacido en Cuba y no están en la » civilizada» Miami, permanecen al último nivel, a la par de los árabes y los ciudadanos procedentes del llamado Eje del mal, como si ellos no fueran mis hermanos latinoamericanos. Hermanados  en idioma, utopías y desgracias . Nadie puede decir que Cuba haya financiado actos terroristas como el atentado de La Penca 20 años atrás, ni ha minado puertos en Nicaragua, ni se haya bajado un avión cargado de atletas en Venezuela, ni regado plagas sobre el tabaco, ni ha desaparecido pueblos como Los Chorrilllos en Panamá, pero el  miedo pone a los cubanos a la par del eje del mal en la nueva ley de migración costarricense.

El miedo, llevado a tal dimensión, nos ha cortado las alas como sociedad, como profesionales, académicos e intelectuales. A cambio nos obliga a tirar en un rincón nuestras sandalias latinoamericanas y a practicar como nación  el indigno ejercicio de  endurecimiento de rodillas. ¡Hasta echar callos!



*Periodista y abogado

  • Rafael A.Ugalde Quiró
  • Opinión
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