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¿Puede el mundo esperar que América Latina y Europa desempeñen un papel relevante juntos, tanto económica como socialmente? Para responder a esta pregunta el historiador y politólogo francés Jean Jacques Kourliandsky hizo una exposición el pasado 3 de setiembre en el Centro de Estudios democráticos de América Latina (CEDAL).
Ante una pequeña asistencia donde destacaban el director de CEDAL y economista Juan Manuel Villasuso, el experto discutió sobre la imposibilidad de que la población latinoamericana y europea se enfrenten juntas al gran mercado internacional.
La actividad contó con el auspicio del Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista (Calsis), cuyos miembros también asistieron a la charla.
CONVERGENCIAS Y CONTRADICCIONES
Para el invitado la pregunta supone la existencia de América Latina y de Europa como actores nacionales equiparables a Estados. En realidad son conglomerados de países con intereses compartidos y a la vez divergentes.
A pesar de eso Kourliandsky explicó que ambas regiones deben enfrentarse a una simetría paralela de poder, en un mundo que, después de la caída de Berlín, pasó de la bipolaridad a la unipolaridad.
Para él hay un desafío común que establece una coherencia teórica de una posible alianza entre América Latina y la Unión Europea, aunque las realidades son más complejas.
«Las herencias coloniales pesan en las relaciones mutuas hasta el punto de que cuando Bush padre hizo su visita inédita a países de América Latina en 1991 usó ese argumento para convencer a los países de entrar en la Iniciativa de las Américas», explicó el invitado.
Por otra parte hay contradicciones económicas y comerciales cruzadas, por ejemplo con el banano, por ejemplo, o el trigo y la carne entre los países del MERCOSUR.
Indicó que hay un conflicto nuevo cuando surgió un grupo denominado el G22, actualmente el Gx, un grupo de países de América Latina como núcleo de un grupo mayor de países de Asia y Africa en contra de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Precisó que también hay intentos para realizar acuerdos económicos entre la Unión Europea y América Latina a través de diversos marcos y conferencias, como el Marco de San José o de Río y las conferencias Intercontinentales Unión Europea-América Latina.
También hay negociaciones para crear un mercado unificado entre Europa y Estados Unidos, a un plazo muy largo. En este momento los términos de la negociación están planteados, dijo el experto.
Insistió Kourliandsky en que aunque Latinoamérica y Europa tienen diferencias, ya se ha formado una «arquitectura cooperativa» : hay acuerdos comerciales firmados como el de la Unión Europea con México u con Chile, y varias negociaciones abiertas con Cuba, la Comunidad Andina y el MERCOSUR.
LA SITUACIÓN DE IRAK
Kourliandsky señaló que el conflicto con Irak demostró que hay otras formas de «cooperación cruzada», no necesariamente económicas o sociales, sino diplomáticas y políticas.
Con esto se refiere a que varios países de Latinoamérica e incluso algunos europeos como Francia Alemania y Bélgica, participaron del conflicto armado en apoyo a Estados Unidos, aunque estuvieran en contra de la posición estadounidense.
En ese momento México y Chile eran miembros no permanentes del Consejo de Seguridad. Brasil, que no era miembro del consejo, apoyó a la unión franco-alemana.
En América Latina algunos gobiernos apoyaron las iniciativas pro bélicas, detalló el analista, como El Salvador que mandó tropas y Colombia que apoyó a Estados Unidos, además del apoyo del entonces presidente español José María Aznar.
¿REDUCIR CONTRADICCIONES?
En resumen, Kourliandsky dijo que los dos bloques de países -América Latina y Europa- tienen grandes diferencias a pesar de los diferentes tipos de cooperación que se pueda dar entre ellos.
Por eso planteó una nueva pregunta: ¿será posible reducir las contradicciones y ampliar las convergencias entre ambos?
La respuesta parece difícil por la percepción que se tiene en ambas regiones de que Estados Unidos es la gran potencia unipolar.
Habló de dos tipos de estrategias: en la primera se acepta el liderazgo estadounidense, lo que en el bloque sovietico se llamaba la soberanía limitada, eso quiere decir que se negociaría con la potencia mayor en una posición de nexo con las otras potencias de la zona, (como México o Colombia. En Europa sería España o el Reino Unido.
La otra estrategia es la aceptación del liderazgo norteamericano pero como un mal menor, porque hay una relación de poder y una estrategia de contención de acumulación de poder. El experto señaló a Brasil como el ejemplo en América Latina. En Europa sería la posición de Francia, de Alemania y del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
Y por último las estrategias de enfrentamiento a Estados Unidos, como las de Cuba.
El politólogo hizo referencia a una Unión Europea lejana del proyecto fundamental, que era no solo un mercado común sino una comunidad con una identidad propia.
En su criterio no se puede excluir la variable de Estados Unidos dentro de las relaciones de Europa con América Latina.
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