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El «rafting» es una de las principales atracciones turísticas que ofrece el río Pacuare
Campesinos, indígenas, ecologistas, guías turísticos y estudiantes, expresaron su descontento ante la construcción de una represa hidroeléctrica en el río Pacuare.
Dichas personas, quienes en su mayoría viven en comunidades aledañas al río, denunciaron que la realización de este proyecto, denominado Pacuare, traerá consecuencias negativas de carácter ambiental, económica y social que repercutirán directamente sobre ellas.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) es el responsable de este proyecto, el cual se inició en la década de los 50 con estudios preliminares y actualmente se encuentra en la etapa final de factibilidad, para luego pasar a la de diseño básico.
El proyecto Pacuare plantea explotar 135 megavatios (MW) de los 535 que el río tiene como nivel de energía. Esto para abastecer el aumento de la demanda energética que tendrá el país en ocho años, informó Rogelio Zeledón Acuña, coordinador ambiental. La represa, que comenzaría a construirse en el 2007, proporcionaría electricidad a partir del 2012.
En contraste, Osvaldo Durán Castro, presidente de la Asociación Proyectos alternativos para el desarrollo social (PROAL), considera que la instalación de esta represa tiene que ver con un plan más amplio de explotación en el ámbito centroamericano, inscrito dentro del Plan Puebla Panamá. «Es una geoestrategia militar y política contra la naturaleza que incluye el agua, entre otros recursos,» opinó.
Durán, quien trabaja conjuntamente con organizaciones ecológicas y comunales por la defensa del Pacuare, destacó que no se pueden vender ideas de desarrollo sobre la base de la destrucción de la naturaleza y que el río no se puede ver como una mercancía.
OPOSICIÓN COMUNAL
Personas vecinas de las comunidades de San Joaquín, Bajo Pacuare, El Progreso, Pacayitas, Nairi Awarí, Mollejones, se presentaron el 9 de setiembre a una conferencia de prensa a orillas de río, para expresar su malestar ante la construcción de una represa hidroeléctrica.
Entre las denuncias planeadas, destaca la desinformación acerca del proyecto. Eduardo Sanabria, profesor del colegio Tres Equis de Turrialba, manifestó que las poblaciones de la zona no saben nada de la represa; «nadie nos ha informado sobre esto», destacó.
Del mismo modo, Durán indicó: «Las comunidades no pueden negociar ni dialogar con el ICE cuando no se le da la información correcta, no hay información oportuna ni veraz».
Ante esto, Zeledón argumentó que el impacto socioambiental siempre es muy conflictivo y que la falta de información se debe a que el proyecto dura muchos años, por lo que no hay continuidad en el dialogo; quedan muchas personas sin recibir los contenidos necesarios. «Debido a esa falta de información la gente se opone de manera rotunda a la represa, ya que teme lo que no conoce», dijo.
Por tanto, explicó que el ICE desarrolla una campaña de charlas y exposiciones en las comunidades para aclarar dudas.
Otra queja de las personas vecinas es la ausencia de una verdadera democracia, pues alegan que nadie les consultó acerca de la represa y que se está actuando en contra de su voluntad.
Perjuicios culturales contra la población indígena cabécar, que habita cerca del río, daños al ambiente y consecuencias en los trabajos relacionados con el Pacuare, fueron otros de los aspectos expuestos.
Con respecto al ambiente, Zeledón reconoció que la represa implica un impacto grande, pero que se han hecho estudios para disminuir los efectos de este.
REVENTAZÓN COMO ANTECEDENTE
Estos cuestionamientos se fundamentan en la experiencia vivida por varias personas con la represa hidroeléctrica del río Reventazón, ya que manifiestan que esta solo trajo aspectos negativos a la zona, desde desintegración familiar hasta la muerte de especies naturales.
Carlos Arguedas de la Asociación Nacional Ambiental, grupo que se creó con el fin de evitar el proyecto Pacuare, dijo: «En el río Reventazón casi ni hay nada vivo. La balanza se está inclinado a otros intereses y no a la naturaleza».
Así mismo, Alvaro Ballestero, guía turístico, narró que lo del «Reventazón fue un engaño de maquinaria propagandística; ya que el ICE llega a una comunidad y hace una destrucción económica, social y ecológica»
Ante estas declaraciones Zeledón advirtió que el proyecto Pacuare posee características muy diferentes a las del Reventazón, pues éste se hizo bajo otro contexto y bajo leyes distintas.
Además, argumentó que éste será el plan piloto para futuros trabajos y un ejemplo eficaz de desarrollo sostenible.
ACCIONES CONCRETAS
«Las personas de esta zona defendimos al ICE en las calles y posiblemente lo volveríamos a hacer, pero no estamos dispuestos a que perjudiquen nuestra comunidad, no nos van a ver la cara de tontos», enfatizó Carlos Arguedas.
Más que luchar con bloqueos o manifestaciones, quienes se oponen al proyecto Pacuare planean hacer presión mediante el diálogo; iniciaron una campaña de firmas en contra de a represa, en la cual ya han recogido 12.000.
Así mismo, la PROAL plantea varias iniciativas alternas de carácter energético para proteger al Pacuare, como: desarrollo de fuentes energéticas más amplias, reeducar a la población para un consumo energético responsable, reinvertir públicamente los excedentes del ICE y eliminar la compra de electricidad privada.
VOCES DEL PACUARE
«La información que da el ICE no es creíble ni concreta. Vienen a destruir la ecología»: Nelson García, de la comunidad de Mollejones.
«Nos quieren quitar algo tan precioso como el río, es una ingratitud»:
Marjorie Moya, Defensora del río Pacuare.
«El desarrollo debe darse en armonía con la naturaleza, no con irrespeto como nos lo están imponiendo»: Presbítero Benjamín Avendaño.
«No se nos ha informado y no tenemos derecho a opinar»: Cristian Romero, estudiante del colegio de Tres Equis.
«El 90% del Pacuare son territorios indígenas. El Pacuare nace en la zona cabécar en el Chirripó»: Víctor Hernández, indígena cabécar.
«Yo quiero que mis hijos recorran estos ríos»: Alejandro Contreras, representante de guías turísticos.
AVENTURA ECOLÓGICA
Bajar en balsa por los rápidos del río Pacuare da una subida de adrenalina, pero al poco tiempo viene la tranquilidad: después de cada corriente furiosa, vienen espacios donde se puede descansar, respirar aire puro y disfrutar de la hermosa naturaleza del lugar.
Pájaros, paisajes y armonía sobresalen en el ambiente, capaz de hacer olvidar cualquier problema citadino.
Actualmente 31 empresas ofrecen el servicio de «rafting» (viaje por los rápidos); actividad que da empleo a 100 personas de manera directa y 2500 de manera indirecta.
A pesar de que el ICE afirme que esta actividad recreativa no se verá amenazada con la represa, tanto los dueños de las empresas como los empleados se oponen a este proyecto, pues afirma que no tiene sentido correr por ríos sin vida.
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