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Quizás el mejor relato haya sido el del presidente Abel Pacheco, el pasado 28 de setiembre, luego de saberse que la empresa francesa de telecomunicaciones Alcatel donó dinero para su campaña y, más todavía, que él estaba perfectamente enterado y no objetó el aporte, a pesar de que lo prohíbe el Código Electoral.
«Así funcionaron las cosas a través de los años en todos los partidos. El candidato recibía donaciones y las donaciones, diay, iban al partido para hacer la campaña. Eso ha sido así desde siempre. Era el uso. Así fue.»
«¿Cómo se hacían las donaciones?», preguntó, para luego explicar que la gente llegaba a casa de algún amigo y daba el dinero. «Así es como se hacía en todos los partidos a través de todas las elecciones de la historia electoral del país, ese ha sido el uso y la costumbre…». (La Nación, 29/09/04)
El «detalle», claro, está en que «todos los partidos» se refiere a los dos mayoritarios, Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional, que tuvieron la hegemonía político-electoral desde mediados de los 80.
Otro relato, esta vez del empresario Juan Francisco Montealegre, amplía nuestra ilustración: «Los acontecimientos relacionados con la Corporación Fischel son el ejemplo de una práctica muy difundida en los últimos treinta años, al crecer la participación de los llamados empresarios-políticos y políticos-empresarios en la dirección de la administración pública. Aunque el hecho sea común, de que empresarios y políticos lucren de los bienes públicos, es amoral el acto. La impunidad, que hasta hoy han gozado sin ningún sinsabor de este accionar, los llevó a creerse «intocables», unos por su connotada posición social y otros por su posición estratégica profesional, dentro del Estado. Muchos de los administradores, hoy en las empresas, son herederos en segundo y tercer grado, y nacieron sin más principios que el «poder del dinero», asociándose con aquellos políticos, partidarios de la filosofía de aquel gran maestro mexicano que dijo: «un político pobre es un pobre político».» (UNIVERSIDAD 1591)
¿Qué está pasando, entonces? Por qué ahora se pueden conocer las redes familiares, empresariales y políticas -a veces «sanctas», otras, al parecer no tanto- del bipartidismo? ¿Será que está colapsando esa manera de hacer política, ese «uso y costumbre» ante el cual antes se «miraba para el ciprés»?
Como ya han señalado especialistas de la UCR, esto es lo que parecen indicar hechos como la precaria elección de Miguel Ángel Rodríguez en los comicios de 1998, el creciente abstencionismo, la disminución porcentual del control del parlamento por los partidos tradicionales y la necesidad de recurrir, por primera vez en la historia reciente, a una segunda ronda electoral.
De hecho, esa debilidad del bipartidismo en la Asamblea Legislativa es lo que permitió el ascenso del Fiscal Francisco D´Allanese, quien con sus 14 profesionales está demostrando que cuando hay voluntad política, no hay impunidad.
Pero, ¡cuidado!, ¿quiénes capitalizarán el fin del bipartidismo? ¿Y cuánto cambiará la **manera de hacer negocios cuando cambien los actores y actrices políticos que hegemonizan las instituciones públicas?
Volvamos a don Abel, en busca de pistas. Preguntado «sobre las posibles motivaciones de Alcatel para realizar la donación a su campaña, Pacheco aseguró que los representantes de la empresa le ofrecieron dar un aporte a cambio de que los tratara «con justicia». «Eso me lo dijeron varias empresas varias veces o varios grupos y a todos les dije que para que yo sea justo no tienen que darme plata y todos dijeron que de todos modos insistían en colaborar con el sistema democrático nacional.» (LN, ídem)
¿Cambiará la ética empresarial, cuando colapse el sistema bipartidista? O, de firmarse el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, las colaboraciones empresariales «con el sistema democrático nacional» ¿cambiarán solamente de continente? ¿De París-Francia, Helsinki-Finlandia, Madrid-España, a Washington DC-EE.UU? ¿Alguien «limpia la mesa» para las próximas elecciones?
¿Qué reformas del sistema democrático nacional son necesarias para que la ciudadanía pueda confiar y vigilar, vigilar y castigar?
Son algunas de las preguntas que rondan en el ambiente.
Mientras tanto, para que Ud. reflexione sobre ellas, y sabiendo que le abruma la cantidad de información sobre las redes del bipartidismo que es estudiada por el Ministerio Público, UNIVERSIDAD ha reconstruido esta suerte de «genealogía», que bien podría llamarse «Monopoly nacional», y que a lo mejor hasta podría jugarse con dados.
Algunos «tips»:
* Nótese la práctica patriarcal de utilizar a las mujeres (esposas, secretarias…) para no dar la cara.
* Nótese el uso de la banca «off shore» para evadir los controles legales y encubrir operaciones dudosas.
* Pregúntese: si los bufetes, políticos, bancos y empresarios devolvieran sus «tajadas» al Estado ¿se reducirían sustancialmente el déficit fiscal y la deuda interna? ¿Habría más aumento para las trabajadoras y trabajadores? ¿Mejorarían los servicios?
* ¿De qué magnitud habrían sido las «coimisiones», si hubiera pasado el «combo» del ICE?
Buena suerte.
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